El Partido de Integración Rioturbiense exige transparencia y expone viejas falencias del Concejo Deliberante

El documento, ingresado por mesa de entradas, no solo felicita a la flamante presidenta por su designación, sino que abre un capítulo incómodo para la institución al señalar que varias notas presentadas por el espacio político durante la gestión anterior jamás fueron respondidas, una práctica que degrada el funcionamiento republicano y debilita el vínculo entre representantes y vecinos.

La misiva del PIR cobra aún más relevancia por el contexto: la última sesión extraordinaria del Concejo aprobó tres piezas fundamentales para la vida institucional del municipio —Presupuesto 2026, ampliación del Presupuesto 2025 y Ordenanza Tarifaria 2026— en un marco de tensión política y sin una comunicación clara hacia la ciudadanía.

Por eso, el partido solicitó, apoyándose en la Ley de Acceso a la Información Pública, la entrega digital o física de todos los documentos aprobados, junto al Digesto Normativo Municipal, una herramienta indispensable para comprender el marco legal vigente.

Un reclamo que desnuda la falta de profesionalismo institucional

La carta del PIR remarca que la devolución institucional no es un favor ni un gesto político: es una obligación mínima del Estado. Y advierte que el Concejo debe dejar atrás las prácticas cerradas y discrecionales de los últimos años, donde el acceso a la documentación oficial parecía reservado solo para algunos actores internos.

En palabras del documento, el acceso al digesto y a los presupuestos es esencial para que los vecinos puedan ejercer un control ciudadano real y entender en qué se proyecta el gasto público, qué obras se priorizan y bajo qué criterios.

La crítica es directa: sin información no hay participación, y sin participación no hay democracia local sólida.

Un llamado a la ciudadanía ante la debilidad institucional

La nota concluye con un mensaje que trasciende lo partidario y que, en los hechos, constituye una advertencia política:

“La ciudad que soñamos no se hace desde arriba; se construye entre todos”.

La frase condensa la preocupación sobre el estado institucional del Concejo, cuya transición de autoridades se dio en medio de disputas políticas y cuestionamientos sobre la legitimidad de las decisiones adoptadas sin suficiente claridad pública.

El PIR plantea que este pedido no es solo administrativo, sino un llamado urgente a la ciudadanía para involucrarse, exigir accesibilidad y participar activamente en la construcción de un Río Turbio más transparente, justo y democrático.

Conclusión: una señal de alerta

La presentación del PIR no es un trámite más: es un gesto político que deja expuesta una falla estructural del Concejo Deliberante. La nueva presidencia enfrenta así su primer desafío institucional: demostrar si la renovación fue meramente formal o si realmente se iniciará una etapa donde la información pública deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho garantizado.