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Consejo de la Magistratura: anulan la designación de la diputada opositora Roxana Reyes

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El juez en lo contencioso administrativo Martín Cormick anuló este lunes la designación para el Consejo de la diputada radical Roxana Reyes y dijo que no correspondía asignarle a ella una banca cuando el Pro, aliado a su partido, ya tiene una.

El magistrado aceptó un amparo que presentó el titular del bloque del Frente de Todos en Diputados, Germán Martínez, contra la designación de Reyes en el Consejo, alegando que no representaría a la verdadera segunda minoría parlamentaria de la Cámara.

La diputada fue designada por la segunda minoría parlamentaria, y por la primera un diputado del PRO, Álvaro González. Pero, según el juez, se trata de dos fuerzas políticas que fueran a elecciones en la misma lista.

“Los miembros de los bloques PRO y UCR han constituido, de hecho, parte de la misma lista de candidatos a ser votada, tanto en 2021 como previamente en 2019. Por lo tanto, se le estaría asignando una doble representación cuando la ley es clara en cuanto busca representar a tres espacios políticos diferentes”, explicó Cormick en el fallo.

Y agregó: “De otorgarle un integrante al Bloque constituido por el PRO, y otro integrante al bloque UCR, se estaría vedando de participar a la real segunda minoría de la Cámara, cometiéndose una situación, de hecho, similar a la analizada por la Corte en el fallo citado”, agregó.

En este punto, el magistrado hizo una comparación directa con lo sucedido con el senador kirchnerista Martín Doñate, cuando el máximo tribunal anuló su nombramiento en el Consejo para el período anterior, y argumentó que el oficialismo dividió el bloque para quedarse con un lugar en el Consejo cuando ese lugar le correspondía al PRO.

Tal es así que, Cormick no solo aceptó el amparo del Frente de Todos, sino que dijo que “en lo sucesivo integren la segunda minoría con Partidos Políticos o Alianzas a las que ya les han sido asignados integrantes en mayoría o primera minoría”. Es decir, no la UCR.

Este fallo llega luego de que la semana pasada la Corte Suprema aceptara el nombramiento de Reyes en el Consejo y dispuso tomarle juramento, lo que todavía no tiene fecha. En el mismo acto, deberán asumir los diputados del Frente de Todos Vanesa Siley y Rodolfo Tailhade; González, y Reyes, que ahora quedó bajo disputa judicial.

En tanto, por la Cámara alta, están los títulos de María Pilatti Vergara, Mariano Recalde (Frente Nacional y Popular), Martín Doñate (Unidad Ciudadana) y Eduardo Vischi (UCR), quienes tampoco tienen fecha de asunción. 

Además, aquí también está bajo disputa judicial está el nombramiento de Doñate, presentado nuevamente para este periodo. El senador de Rio Negro fue ratificado por unanimidad por el Senado, pero invalidado por el máximo tribunal, cuyos integrantes consideran que no representa una segunda minoría parlamentaria legítima.

Luis Juez (elegido por la oposición para el lugar de Doñate) presentó una objeción al pliego de su colega ante el juzgado en lo contencioso administrativo federal de María Alejandra Biotti, quien se declaró incompetente

Según explicó la magistrada, la causa es competencia del juez Pablo Cayssials, quien actuó en la primera causa que el dirigente del PRO inició contra Doñate y en la que la Corte Suprema de Justicia falló a su favor. “Que es menester destacar que resulta evidente la conexidad entre la presente acción y la resuelta por la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, resolvió Biotti.

Cayssials ya tiene el expediente en sus manos y ahora deberá resolver si acepta intervenir en la causa o la rechaza. 

En tanto, en el Frente de Todos entienden que la Corte no tiene margen para no tomarle juramento a Doñate porque no hay más que una acción de amparo iniciada por Juez y no hay aún una resolución judicial–y mucho menos confirmación por parte de la Cámara del fuero–. En otras palabras, la Corte no tiene por el momento un caso.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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