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Antonio Aracre asumió como jefe de asesores de Alberto Fernández

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Durante su primer día en la Casa Rosada el «ex» CEO de Syngenta se mostró «orgulloso» de formar parte del Gabinete. En la puerta, un grupo de activistas ecológicos cuestionó su designación.

El reciente «ex» CEO de Syngenta, Antonio Aracre, asumió hoy como jefe del Consejo de Asesores del presidente Alberto Fernández. Durante su primera jornada en Balcarce 50, se mostró orgulloso de formar parte del Gobierno del Frente de Todos, que reemplazó a Julián Leunda.

«Arrancando mi primer día en la Rosada. Orgulloso de servir a mi patria y agradecido con el presidente Alberto Fernández por esta oportunidad que me da para seguir apoyando la agenda de crecimiento económico de la Argentina y combatir el flagelo de la creciente desigualdad social», expresó Aracre en su cuenta de Twitter.

El 6 de diciembre, Leunda, el aquel entonces titular de asesores del mandatario, comunicó su dimisión tras aparecer nombrado en los supuestos chats hackeados donde hay conversaciones privadas entre jueces, fiscales, funcionarios y empresarios que habrían participado de un viaje a Lago Escondido, en Río Negro.

Días después, el Gobierno comunicó el desembarco en el Gabinete nacional del ex Syngenta, lo que generó un fuerte cuestionamiento. Fue nada más y nada menos que el líder de Camioneros, Pablo Moyano, el primero en criticar la designación luego de que Aracre se haya manifestado a favor de una reforma de la legislación que «modernice y flexibilice» los procesos de contratación laboral.

Activistas ecológicas también sumaron su rechazo al nombramiento y hoy decenas de personas se manifestaban sobre las rejas de Casa Rosada en repudio a su designación. Desde la coordinadora Basta de Falsas Soluciones y otras agrupaciones socioambientales acusan a Aracre de comercializar y producir agrotóxicos perjudiciales para el ambiente y la sociedad.

Syngenta es una empresa multinacional proveedora de ciencia y tecnología agrícola, en particular de semillas y pesticidas, propiedad de ChemChina, una empresa estatal china.

«Es la mayor fabricante mundial de transgénicos y de agrotóxicos, con las devastadoras consecuencias que ese modelo tiene en nuestro país, el nombramiento de Aracle como jefe de asesores representa un escalón más de esta entrega, de dar nuestros bienes comunes a un conjunto de corporaciones», definiron desde la coordinadora BFS a través de un video conjunto.

En la misma línea, se expresó el diputado provincial del Partido Obrero, Guillermo Kane, presente en la protesta al sostener: «Alberto Fernández asumió diciendo que se terminaba el gobierno de los CEOS. Con esta designación apoya el saqueo ambiental en todo el país, las petroleras offshore y la minería a cielo abierto».

Con carteles que rezan «Fuera Aracre», activistas se encadenaron a las rejas de que rodean la cede del Poder Ejecutivo, mientras un puñado de personas realizan una intervención en la que muestran imágenes de los efectos letales de los agrotóxicos en la humanidad. Debajo de ellos, ubicaron una bandera roja con la leyenda de «El agronegocio mata».

Alberto Fernández debió afrontar los cuestionamientos en carne propia al ser increpado a los gritos por el uso de los agrotóxicos. Cuando pronunciaba su discurso en la inauguración de un hospital modular en el partido bonaerense de Exaltación de la Cruz, y luego de ser tildado de «caradura» por parte del manifestante, Fernández respondió: «Tenemos que trabajar mucho y escucharnos, no gritarnos».

En la misma línea, el mandatario agregó: «Escuchaba recién al compañero quejarse sobre el uso de agroquímicos y está bien, es uno de los temas que se debaten en el mundo, pero no es necesario hacerlo de ese modo. Estoy seguro de que el compañero que se quejaba del uso de los agroquímicos lo hacía honestamente, pero equivocaba el modo. Tal vez haya que escucharlo, pero hay que hacerlo de ese modo. Hay que bajar los gritos».


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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