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Ahora la decisión es de Cristina

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Por ahora sólo hay especulaciones. Ahora que se sinceró la política dentro del Frente de Todos tiene que mover ella y ahí se verá.

Por: Demián Verduga@DemianVerduga

La decisión del presidente, resignar su intento de reelección, ayuda a reordenar al peronismo por una cuestión principal: sincera –palabra ensuciada por los economistas neoliberales–en este caso no la economía sino la realidad del poder político.

La democracia argentina está bajo asedio. El Poder Judicial se ha erigido en un monarca que se guarda la última palabra sobre todos los temas. Avasalla al Parlamento y al Ejecutivo. Proscribe a los líderes antipáticos para los poderes fácticos. Se suma que la política económica está cogobernada por el Fondo Monetario Internacional. Los jueces por un lado y los funcionarios del Fondo del otro. La democracia está acorralada en un callejón casi sin luz. Todavía hay algo que, por ahora, se preserva. El voto popular sigue siendo la fuente del poder político, que luego de ser votado es arrojado al callejón.

El sinceramiento del poder en el FdT fue aceptar que es Cristina quien lo tiene. Eso ordena. Al cristinismo suele caerle mal que se diga que la alquimia política del FdT fue extraordinaria como estrategia electoral, pero que tuvo grandes dificultades como ecuación de gobierno. El repaso de los últimos 18 meses difícilmente permita otra conclusión. Por supuesto que es fácil sentarse frente a una computadora, hilvanar estas líneas, y no tomar decisiones políticas, en las que los efectos colaterales son inevitables y que inexorablemente están atadas a una coyuntura que luego cambia. Lo acertado en un momento puede tener un efecto paradojal meses después.

Esta tensión que terminó de saldarse con el video de Alberto había comenzado en septiembre de 2021, cuando en las PASO el FdT sacó el 32% y Juntos por el Cambio 41%. Luego hubo una recuperación, en especial en territorio bonaerense, y el oficialismo salvó la ropa en las generales.

Esa noche de las PASO, 12 de septiembre, Cristina le dijo al presidente que su ciclo había finalizado. Le anticipó así su visión: había que construir otro candidato para las elecciones presidenciales de este año. Después vinieron las cartas públicas y los cambios en el gabinete, la tensión con Martín Guzmán por el acuerdo con el FMI, la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque de Diputados. Un Italpark en el que todos los juegos eran internas del gobierno. Buena parte de esas disputas eran ramificaciones de esta pelea central: la necesidad de sincerar el poder  político dentro de la coalición, es decir, que es Cristina la que tiene los votos.

La reunión del PJ este viernes se limitó a cuestiones formales porque CFK habla el jueves en La Plata. Hasta que ella no mueva las fichas nada tiene sentido.

Hay figuras centrales del cristinismo, como el ministro de Desarrollo Social bonaeresne Andrés «el cuervo» Larroque, que dicen públicamente que no será fácil para la vicepresidenta volver a designar un candidato. «El dedo le quedó mocho», dicen. ¿Y entonces? Cualquier candidato del oficialismo tendrá el «pequeño» problema de los 100 puntos de inflación.  Cristina dijo que «no sería candidata a nada», pero todo puede cambiar. Ni siquiera para ella-que cuestionó públicamente a Guzmán y los «funcionarios que no funcionan»– sería fácil despegarse de la política económica. Se trata de un liderazgo histórico, de la figura más importante del campo nacional popular luego de la muerte de Juan Perón, y todo eso tiene un peso específico. Cristina es la mejor candidata que puede tener el peronismo. Eso quizás no alcance para ganar pero sí para hacer una gran elección.

Por ahora sólo hay especulaciones. Ahora que se sinceró la política dentro del FdT tiene que mover ella y ahí se verá.   


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El futuro de la energía atómica: renuncias, desfinanciamiento y deudas millonarias

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La CNEA tiene parados sus proyectos principales y acumula deudas millonarias. Los despidos ya llegan a 570. Paro y protestas de la Uocra. La voz de la presidenta saliente, Adriana Serquis.

Pablo Esteban

Por Pablo Esteban

En medio del brutal ajuste en el sector nuclear, el gobierno finalmente aceptó la renuncia que Adriana Serquis había presentado el 10 de diciembre y, mediante un decreto, determinó que Germán Lavalle y Luis Rovere asumieran como presidente y vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).  La funcionaria saliente había denunciado la falta de fondos para continuar con obras claves como el Carem y el RA-10 –dos reactores nucleares que se construyen desde 2014 y 2016, y que en poco tiempo podían estar listos–, así como también alertó por la acumulación de una deuda millonaria con las compañías subcontratistas que contribuían a la fabricación de las tecnologías. Representa toda una incógnita el futuro de la institución a partir del cambio de timón y el recambio de autoridades, que se produce mientras la motosierra trabaja a pleno: los dos proyectos están paralizados y en torno al Carem los despidos ya están por llegar a los 570, según denunció la Uocra, que mantiene en Zárate una huelga por tiempo indeterminado. Esta semana, hubo marchas y cortes de ruta en esa ciudad en reclamo de la continuidad de los trabajos.  

Más allá de las dudas, Serquis aventura sus propias proyecciones a partir de las conversaciones sostenidas con los nuevos gestores. “Me dijeron que el RA-10 lo van a tratar de sacar adelante sí o sí, porque le falta poquito. La mayor duda está con el Carem, con el que quieren hacer una revisión integral con auditores externos”. Y completa: “Veo difícil que puedan destrabar el conflicto presupuestario, ellos dicen que van a intentar resolverlo. Nosotros les comunicamos la urgencia y la necesidad de fondos para cada uno de los proyectos. La institución a partir de junio no va a poder funcionar, eso está claro”.

La situación de la CNEA, el organismo rector de la energía nuclear en el país, es conflictiva por varios motivos: en los últimos meses contrajo deudas millonarias con los contratistas que trabajan en la puesta en marcha de los reactores (en el caso del Carem, por ejemplo, acumula una suma de 7 mil millones de pesos), despidos de trabajadores implicados en líneas de trabajo que están suspendidas por el momento (principalmente de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, una de las principales contratistas) y cerebros que ya se fugan ante la imposibilidad de condiciones de trabajo adecuadas. El gobierno no envía los fondos necesarios y ello sirve como detonante para empujar a la Comisión al borde del abismo.

Finalmente, el presidente Milei le aceptó la renuncia a Serquis y luego de la transición asumieron los nuevos nombres. La doctora en Física y además Investigadora Principal del Conicet lo relata de este modo: “Hace un par de semanas vengo trabajando con esta gente. Me había comprometido a hacer una transición razonable y lo hice. El secretario de Energía me pidió que me pusiera en contacto con Germán Lavalle, que también realizó reuniones con los gerentes de área de nuestra institución. Como vicepresidente lo acompaña Luis Rovere. Ambos son ingenieros nucleares y egresados del Instituto Balseiro”, comenta quien a partir de la semana que viene volverá a estar al frente del Instituto de Nanociencia y nanotecnología del Conicet.

Los que entran y los que salen

Consultada por este diario, Serquis brinda un detalle de la trayectoria de las autoridades designadas. “En los 90’s, Lavalle fue gerente de institucionales en el momento en que la CNEA perdió el control de las centrales nucleares, cuando fueron a parar a Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima. En el 2000 se fue de la institución con un retiro voluntario que le ofreció el gobierno de la Alianza”. Lavalle, según cuenta la expresidenta, se autoasume con un perfil “más técnico que político”. A menudo, se utiliza tal caracterización cuando se busca dotar de legitimidad el rol experto en detrimento del ideológico; como si la ciencia y la política podrían pensarse como dos campos autónomos. Rovere, por su parte, es ingeniero nuclear y es gerente del Centro de Medicina Intecnus, una institución sanitaria reconocida en Bariloche. “Las nuevas autoridades tratarán de poner nuevos gerentes de las gestiones anteriores. Por ahora, no vi en carpeta a ninguna mujer en su equipo de trabajo y no tengo idea si sacarán a las que ahora están a cargo. Estoy preocupada, la verdad”.

Lavalle y Rovere reemplazan a Adriana Serquis y a Diego Hurtado, que había presentado su renuncia el 9 de diciembre cuando Alberto Fernández aún era el presidente. Serquis se destacó en su rol por conducir iniciativas relevantes como los reactores nucleares Carem y el RA 10, desarrollos que están en etapas muy avanzadas de diseño y que podrían ser fundamentales para el ingreso de miles de millones de dólares al país si en el futuro inmediato consiguieran finalizarse. Tecnologías que, de hecho, podrían colocar a Argentina a la vanguardia de la energía nuclear.

Asimismo, Serquis tuvo un rol fundamental al democratizar las condiciones de acceso y participación de las mujeres en la gestión de la energía nuclear. También se destacó por un relato muy activo en pos de cambiar la percepción social con respecto a la materia. En cada intervención pública, trató de narrar las ventajas que tiene la energía nuclear en relación a otras energías e intentó desestigmatizar una fuente que históricamente estuvo marcada por desastres como Chernobil y Fukushima. También, sus colegas detallan su énfasis en promover el conocimiento local como vía hacia la soberanía: se forman científicos y científicas en instituciones públicas y luego le devuelven al Estado esta educación de excelencia a través del diseño de tecnologías autóctonas que, en última instancia, permiten el ingreso de divisas al país.

Casi listos, casi paralizados

El Carem es el primer reactor de potencia baja y media, diseñado y desarrollado 100 por ciento en Argentina. Su puesta en marcha podría ser clave para el abastecimiento eléctrico en zonas alejadas de centros urbanos y en parques fabriles, así como también para objetivos diversos que serán cruciales en los próximos años, como la desalinización del agua de mar y la producción de hidrógeno. Por su parte, el RA 10 servirá, entre otras cosas, para abastecer de radioisótopos a todos los centros de medicina nuclear del país; insumos fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento de cáncer.

Las aplicaciones en salud, industria, ciencia y tecnología son infinitas para estas dos tecnologías de primer nivel internacional que, según las proyecciones y si el ritmo no se hubiese ralentizado por falta de financiamiento, deberían haber estado listos para 2025 (RA-10) y 2028 (Carem). Para tener referencia, el proyecto Carem ya lleva invertidos 650 millones de dólares y requeriría de una partida de 200 millones más para concluir; cuando un proyecto de la misma envergadura en Estados Unidos cuesta 1400 millones de dólares. En relación a las ganancias que se podrían obtener, la venta de un reactor de la magnitud del Carem podría significar un ingreso de 4 mil millones de dólares; mientras que el RA-10, de ponerse en marcha, podría significar ingresos de 90 millones de dólares al año.

Las potencialidades de ambas iniciativas son innegables. Sin embargo, por el momento, la inercia parece estar frenada hasta nuevo aviso. Para los tiempos que maneja la ciencia ya están casi listos, pero por una decisión política están prácticamente paralizados. 

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