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Acuña advirtió que la CGT podría tomar alguna medida de fuerza «en contra de la inflación»

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El cosecretario general de la CGT consideró que el Gobierno también tiene «responsabilidad» ante el incremento generalizado y sostenido de los precios, ya que remarcó que «debería controlar» los aumentos.

El cosecretario general de la CGT Carlos Acuña aseguró «los empresarios son los que siempre joden a los argentinos» y advirtió que «si es necesario, se va a tomar» alguna medida de fuerza «en contra de la inflación».

«Los números de inflación vienen mal y ojalá que tiendan a bajar. No alcanza con lo que sucedió respecto al porcentaje. Tenemos que poner todo el esfuerzo para que se componga esta situación, que la generan los que no quieren a los distintos gobiernos: no sólo a éste, sino a todos los gobiernos», sostuvo el referente gremial.

En declaraciones radiales, el líder del Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio y GNC, Garages, Playas de Estacionamiento y Lavaderos de Autos (Soesgype) afirmó que «aquellas empresas que manejan casi todas las cosas de los alimentos son las que generan esta situación: no son los trabajadores trabajando, cobrando su sueldo».

Para Acuña, el control de precios «tiene que ser política de Estado combinada con los sectores económicos, que tienen que tener un margen de ganancia, pero no así como sucede ahora, que te sacan el sueldo: cobraste y te dura nada». E insistió: «Los empresarios son los que siempre joden a los argentinos. Son los formadores de precios, no los trabajadores o el ama de casa que va a comprar. Los empresarios son los principales responsables de lo que sucede en el país».

Ante la pérdida de poder adquisitivo del salario, el integrante del triunvirato que conduce la CGT descartó la posibilidad de que se reclame un aumento por decreto, tal como sucedió a comienzos de 2020. El sindicalista explicó que esa modalidad «perjudica a sectores de las PyMEs, cuando hay sectores como el bancario que puede discutir un salario mejor».

«Hay distintos estamentos donde a algunos les va mucho mejor y a otros no tan bien. Nadie mejor que los gremios para saber lo que pueden discutir con las empresas», agregó.

Respecto a la discusión de las paritarias, Acuña se refirió a los gremios que acordaron aumentos de corto plazo: «No podés firmar hasta abril del año que viene, porque no sabés qué es lo que va a suceder y tampoco podés pedir por las dudas el 85 o 90 por ciento. Tenés que adecuarte a lo que se puede».

Y volvió a apuntar contra el sectores empresario: «Lo que sería mejor, si se pudiera, sería que los empresarios cumplieran con la palabra que dieron ir acorde con una inflación lógica y normal e ir bajándola, pero no lo cumplen. Se comprometen y no hacen lo que dijeron, pero los malos de la película somos nosotros».

Al ser consultado sobre la posibilidad de que la Confederación General del Trabajo decida salir a la calle, señaló que «si es necesario, se va a tomar» alguna medida de fuerza «contra los sectores empresarios».

«Pero les llega a todos. Una medida de fuerza es en contra de la inflación que hoy tenemos y de esa forma también estamos ayudando a que reflexionen ellos también, para que cumplan con lo que se comprometen. Dicen que van a ayudar en los precios para que la inflación no se dispare y los malos son los que gobiernan y, si tomamos medidas de fuerza, nosotros», reiteró el gremialista, quien admitió que «la responsabilidad también es del Gobierno, que debería controlar».

En tanto, al referirse a las elecciones presidenciales de 2023, Acuña subrayó que «falta un año y medio» y pidió «ocuparse de lo que hay que ocuparse».

«Falta tanto tiempo, con estos problemas que tenemos que no se sabe lo que puede pasar en dos o tres meses. Todos tienen chances: hasta del que menos esperas. Si el Gobierno endereza el camino y logra acertar y que acompañe el sector empresario, los trabajadores siempre vamos a acompañar para que nos vaya bien. Si el Gobierno acierta, mejora la economía y a la gente le va bien, tiene las mismas posibilidades que cualquiera. La oposición, con propuestas que a la gente la seduzca, también. Todos tienen posibilidad», indicó.

Finalmente, el cosecretario general de la CGT se refirió a los dichos de distintos dirigentes de la oposición sobre la necesidad de una reforma laboral y afirmó que se trata de «un slogan». Y advirtió: «Si es para sacarle derechos a los trabajadores y esclavizarlos, va a haber una batalla muy fuerte, porque la CGT se va a plantar y no va a permitir el avasallamiento de los derechos de los trabajadores».


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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