Conectarse con nosotros

NACIONALES

¿La verdadera casta está de fiesta?

Publicado

el


Eduardo Aliverti

Por Eduardo Aliverti

No hay plata”, le dijeron en el Fondo Monetario a Toto Caputo. En el mejor de los casos -que nadie dice que no pueda ocurrir- el organismo aprobaría otorgarle un monto que no alcanza ni por asomo para cubrir la falta de dólares del experimento anarco-capitalista.

Cuesta y mucho esa definición que se adjudican los “libertarios”, pero no sólo porque “anarquía” es un término que remite a una corriente ideológica completamente opuesta a la significada en el presente. Es que estos botarates solamente tienen de “anarcos” lo que les conviene.

Como se reprodujo aquí hace siete días, el dato es muy importante porque las grandes crisis argentinas, desde la dictadura en adelante, nunca se produjeron por estallidos sociales. Las raíces fueron explosiones financieras y cambiarias, cuando las diferentes administraciones se quedaron sin dólares para permitir que la economía siguiera funcionando.

Sumado a Domingo Cavallo diciéndole a Jamoncito que así no va, porque el retraso cambiario será insostenible, no fue justamente la mejor semana del Gobierno. La advertencia del estatizador de la deuda externa, en 1982, enfureció a Milei.

De por sí, y hasta desde los medios y foros del propio mileísmo, el intento de marcha atrás con el saqueo de las prepagas convirtió a La Libertad Avanza en La Libertad Recula.

Hay dos formas, al menos, de observar ese tema.

Una es que los reculados debieron retroceder ante cierta olla a presión, que debiera magnificarse cuando se acumulen los tarifazos de luz y gas sobre la clase media. Como señala Fernando Savore, de la Federación de Almaceneros bonaerenses y citado este sábado en la columna de David Cufré, esto recién empieza porque, normalmente, en la primera factura uno saca plata de donde no hay y la paga. Pero el asunto son las siguientes porque el aumento es tan agresivo, tan inmoral, que en los próximos dos meses se verá un tendal de negocios cerrados.

La otra forma de ver es que tuvieron un gesto que de fondo implica más poco que nada, porque las prepagas ya levantaron en pala lo que les permitió la deidad desregulatoria.

Mientras tanto, ¿a nadie le llama la atención que no se hable, ni por asomo, de las andanzas de los laboratorios farmacéuticos? ¿El periodismo independiente es tuerto?

Hubo y hay, sí, el entretenimiento de que los senadores se aumentaron la dieta, con pretensión de disimulo, avergonzados.

Milei quiso guapear con la castidad de su tropa mientras, vaya casualidad, se había desatado el escándalo por la horrible apretada contra Marcela Pagano para que renunciase a encabezar la Comisión de Juicio Político. O, en rigor, que (encima) desconociera la votación que la ungió. ¿Por qué los altera tanto quién preside esa Comisión? ¿Es una chiquilinada de celos personales? ¿O ven el riesgo de qué?

La ex diputada Graciela Camaño, a quien se respeta de manera unánime por su labor legislativa y su conocimiento del reglamento parlamentario, fue la primera que dejó los aspectos técnicos muy claros: todos los senadores votaron en forma positiva, porque ninguno utilizó ni la voz ni la actitud para formular un rechazo explícito.

“Usted fue diputado”, le recordó Camaño a Milei cuando éste, en otra muestra de hipocresía y/o ignorancia supinas, felicitó a los miembros de LLA por no acompañar la votación. “Cuando se vota a mano alzada, quien no está de acuerdo debe expresarlo a viva voz; y quien se abstiene, debe pedir autorización al cuerpo antes de la votación. Hoy, todos los senadores presentes votaron afirmativamente el aumento de la dieta”.

Estos aspectos no son menores. Revelan el grado de inopia del conjunto senatorial. O el tamaño de sus fingimientos.

Nadie se inquietaría por lo que ganan los representantes parlamentarios si demostrasen una vocación popular significativa. A los que trabajan de veras, mostrando sus trayectorias, proyectos e intenciones, no se les pregunta cuánto ganan mientras “el pueblo” -como otrora se lo llamaba- no puede salir de la ñata contra el vidrio.

El pequeño detalle surge cuando unas gentes sentadas en sus bancas cada muerte de obispo, sin siquiera preocuparse por que se les conozcan las caras, asoman para aumentarse la plata.

Excepciones mediante, que no vengan con el desarraigo, los viáticos y el peligro de que el Congreso quede en manos de una élite de ricos y enriquecidos. Basta de ese fulbito dialéctico porque, por diversos conductos, una mayoría de diputados y senadores cuenta con ingresos particulares que les permiten solventarse sin depender, exclusivamente, de lo que les entra por su actividad parlamentaria. Es análogo a los empresarios de las corpos que se quejan por su estructura de costos, jamás revisada, mientras su nivel de vida llega a ser obsceno.

Lamentablemente, en lugar de dar el debate franco sobre sus estipendios como representantes, eligieron el “si pasa, pasa”. Y contribuyeron al discurso banal de “la antipolítica”.

La cuestión es que “la política”, hace rato y salvo singularidades, no ofrece casos de ejemplaridad individual. De honestidad personal sin mácula. Si el argumento resuena polémico, no lo es que eso percibe “la gente”. Y por allí se cuela, por ejemplo, que cualquier loquito que no pertenezca a “la casta”, de modo formal, termine de Presidente.

“La política” está despeñándose en un precipicio, por ahora interminable, que conduce a la impresión de no salvarse ninguno. Es injusto, por aquello de las salvedades y porque se necesita cada vez más y mejor política. Pero es así, y (casi) nadie parece intranquilo. De ocurrir lo contrario y junto a otros componentes, estaríamos hablando de alguna opción opositora potente, fresca, creíble. No sucede.

Axel Kicillof emerge como la mayor o una de las excepciones, bien que sometido a la condición de gobernar la provincia decisiva en circunstancias tremendamente adversas. Más el chicaneo individualista de una interna penosa. Y de yapa, el fuego de matones que los medios ¿amigos? tienen de panelistas.

Se siente un vacío sin antecedentes. Las multitudes que vienen protestando, y que este martes harán una manifestación impresionante en defensa de la Universidad y Educación públicas, están a la deriva.

Ese desconcierto de ausencia dirigencial opositora tendrá un límite. Los vacíos políticos siempre son transitorios, porque en algún momento alguien los cubre. Hasta acá, los llena Milei como expresión de un hartazgo que, enfrente, no tiene prácticamente nada al margen de minorías intensas, imprescindibles, carentes de conducción.

En un artículo de simpleza y contundencia muy valiosas, publicado por La Tecla@Eñe, Carlos Caramello refiere desde el título a la pregunta de quién le teme a Milei. Y sostiene que la clase política parece haber entrado a un estado de pánico ante la magnitud del daño, o la potencia maligna, que expresa el Presidente.

Pero, claro, no es sólo “la clase” política. Son los analfabetos políticos que describía Bertolt Brecht. “Los que se enorgullecen de odiar a la política y entonces eligen al peor de todos los bandidos, que es el político trapacero, granuja, corrupto y servil de la empresas nacionales y multinacionales”.

Por supuesto, Milei no es, ni mucho menos, el único político que entraría en esa categoría. En el “campo nacional y popular” hay varios de ésos. Pero el problema es que Milei fue votado, y sigue visto por un grueso de la sociedad, cual alguien que escenifica exactamente lo contrario. Un outsider solitario que, junto a La Hermana que cada vez más continúa haciendo y deshaciendo a su antojo, enfrenta a los molinos de viento.

Como reseña Caramello respecto de las épocas más oscuras de la Humanidad, la locura tuvo distintas máscaras. El castigo de los dioses, el pecado, el designio del demonio.

De ahí, y probablemente pandemia mediante, para algunos Milei sea también una especie de semidiós o demiurgo mayor. Delirante, incompleto, pero semidiós al fin. Lo que no lo hace precisamente bueno. O, acaso, lo hace bueno para ejercer el sentimiento que los corroe: la venganza. Temor que se vuelve reverencial. Y confía en que el empleo del dolor que produzca el ídolo no los alcance”.

Parecería que hay mucha gente a la que le cabe ponerse ese sayo.

P/D: ¿Puede ser que no haya ningún fiscal que proceda de oficio, o alguna personalidad destacada del ámbito judicial, capaz de reaccionar frente a la convocatoria de Milei para comprar dólares en el mercado negro? ¿O se trata de que ya se acepta absolutamente cualquier cosa, incluyendo que un Presidente instigue al delito?


NACIONALES

El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

Publicado

el


En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


Seguir leyendo

Más leídas - últimas 48Hs.