Las autoridades de China tomaron la radical decisión ante los posibles contactos estrechos de una mujer que se contagió de la variante Ómicron.

Ante la aparición del primer caso de la variante Ómicron en Beijing, el gobierno de China tomó una serie de duras medidas con las que intentará detener su circulación. Es por el caso de una mujer que dio positivo de la nueva cepa de coronavirus.

Siguiendo una estricta política de tolerancia cero, las autoridades ordenaron el aislamiento de la paciente, además de disponer el cierre de su lugar de trabajo. Es en este marco que decretaron la cuarentena obligatoria de todos los empleados que se encontraban dentro del edificio comercial, ante la posibilidad de que fueran contactos estrechos.

Para esto desplegaron un amplio operativo que incluyó la entrega de almohadas y sábanas, ya que obligarán a las personas a permanecer dentro durante el transcurso de varios días.

Entretanto, las autoridades se propusieron encontrar el origen de su contagio, por lo que hicieron un estricto rastreo de todos los lugares en los que estuvo en los 15 días previos a la confirmación de su contagio, además de que hicieron pública esta lista, en lo que fue una violación a la privacidad de la mujer.

Fue así que lograron identificar a un total de 15.000 personas que estuvieron en las estaciones de trenes, supermercados, tiendas, restaurantes, una peluquería y hasta el parque de esquí al que asistió la mujer, y procedieron a testearlos, aunque no lograron encontrar otros casos positivos.

Es en este marco que las autoridades deslizaron la posibilidad de que el contagio haya llegado a través de un paquete que la paciente recibió desde Canadá el 7 de enero, a pesar de que desde la comunidad científica han dicho que el virus no tiene la capacidad de sobrevivir en superficies durante un lapso prolongado de tiempo.

La noticia se da a pocos días de que empiecen los Juegos Olímpicos de Beijing, un evento que el gobierno de China no quiere verse obligado a suspender.