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Ingreso de embarazadas a la Argentina: Rusia es el cuarto país que más radicaciones permanentes logró en 2022

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La titular de Migraciones le aseguró que no se emitieron pasaportes desde que comenzó la guerra, pero sí admitió: “Cuando detectamos que algo inusual estaba pasando, frenamos los permisos para vivir en el país”

La Justicia avanza sobre la organización que trasladaba embarazadas rusas a la Argentina e intenta armar un mapa de situación sobre la cantidad de habitantes del Kremlin que ingresaron al país en 2022 y en qué condiciones lo hicieron.

El mecanismo era simple: mujeres de nacionalidad rusa arribaban al país con un grado avanzado de embarazado, daban a luz en la Argentina y luego requerían ante Migraciones la residencia permanente.

Entre enero y octubre de 2022 Rusia se ubicó en el cuarto puesto del ranking de países que más radicaciones permanentes recibió. Según datos oficiales en total fueron 279 ciudadanos de ese país que obtuvieron esta condición: 158 mujeres y 121 hombres

La curva muestra que en octubre se produjo un aumento en las radicaciones permanentes otorgadas a ciudadanos rusos, lo que coincide con el mayor arribo de personas de ese país a la Argentina. Entre enero y marzo de 2022 se concedieron 35; unas 61 entre abril y junio; 34 entre julio y septiembre, mientras que en octubre, tan solo un mes, 150. Los números muestran el marcado interés de los habitantes del Kremlin por la Argentina.
Solo tres países superan a Rusia en este ranking: México (285 radicaciones permanentes para ciudadanos de ese país); Estados Unidos (299) y China (730).

La Justicia investiga si la ciudadana rusa Elena Kuklina es la responsable de una organización que gestionaba viajes de embarazadas de ese país para que tengan sus hijos en la Argentina y acceder luego a la residencia permanente. La causa, a cargo de la jueza María Servini, cruza llamadas entre los detenidos e intenta determinar de qué manera se conseguían los documentos falsificados que luego se les entregaban a las ciudadanas rusas.

La titular de Migraciones Florencia Carignano explicó los motivos por los que se entregaron estas radicaciones permanentes. “Se dieron porque tenían un hijo argentino, pero eso no significa que sean nacionalizados, ni que tengan el pasaporte. Cuando detectamos que algo inusual estaba pasando, frenamos las radicaciones”. Para conseguir la ciudadanía argentina, los llegados de Rusia deben tramitarla ante la Justicia federal.

Al obtener una radicación permanente, el extranejero se hace un DNI que le permite tener una cuenta en blanco y quedarse legalmente en el país. Según estiman en Migraciones, entre enero de 2022 y febrero de 2023, se concedieron unas 2400 radicaciones permanentes.

Por otra parte, Migraciones concedió a ciudadanos rusos unas 258 radicaciones temporarias, de las que 140 fueron para mujeres y 118 para hombres. Estas suelen ser requeridas por refugiados, estudiantes, trabajadores migrantes, entre otros.

En cuanto a las residencias temporarias, los ciudadanos rusos se ubicaron en el octavo puesto del ranking, solo superada por España (360), Dominicana (398), Mexico (475), China (502), Senegal (546), Haití (703) y Estados Unidos (1182).

De acuerdo con las cifras suministradas por la Dirección Nacional de Migraciones, entre 2022 y principios de 2023 ingresaron a la Argentina 10.500 embarazadas rusas. En los últimos tres meses llegaron 5819, en promedio. De las 10.500, unas 7000 ya no están en el país.

Entre transitorias, permanentes y temporales, Rusia obtuvo -hasta octubre de 2022- 544 residencias. Esto la ubica en el puesto 9 de todas las tramitadas en 2022. Es un 4% del total. Superan a Rusia, Senegal (572); Francia (621); Dominicana (651); España (764); Haití (917); México (1256); China (1352) y Estados Unidos (1749).

En la causa están imputados Kuklina y la gestora Olga Guz. En los allanamientos se encontró dinero en dólares, euros y pesos, además de dispositivos como ocho notebooks, una tablet y teléfonos celulares.


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El futuro de la energía atómica: renuncias, desfinanciamiento y deudas millonarias

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La CNEA tiene parados sus proyectos principales y acumula deudas millonarias. Los despidos ya llegan a 570. Paro y protestas de la Uocra. La voz de la presidenta saliente, Adriana Serquis.

Pablo Esteban

Por Pablo Esteban

En medio del brutal ajuste en el sector nuclear, el gobierno finalmente aceptó la renuncia que Adriana Serquis había presentado el 10 de diciembre y, mediante un decreto, determinó que Germán Lavalle y Luis Rovere asumieran como presidente y vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).  La funcionaria saliente había denunciado la falta de fondos para continuar con obras claves como el Carem y el RA-10 –dos reactores nucleares que se construyen desde 2014 y 2016, y que en poco tiempo podían estar listos–, así como también alertó por la acumulación de una deuda millonaria con las compañías subcontratistas que contribuían a la fabricación de las tecnologías. Representa toda una incógnita el futuro de la institución a partir del cambio de timón y el recambio de autoridades, que se produce mientras la motosierra trabaja a pleno: los dos proyectos están paralizados y en torno al Carem los despidos ya están por llegar a los 570, según denunció la Uocra, que mantiene en Zárate una huelga por tiempo indeterminado. Esta semana, hubo marchas y cortes de ruta en esa ciudad en reclamo de la continuidad de los trabajos.  

Más allá de las dudas, Serquis aventura sus propias proyecciones a partir de las conversaciones sostenidas con los nuevos gestores. “Me dijeron que el RA-10 lo van a tratar de sacar adelante sí o sí, porque le falta poquito. La mayor duda está con el Carem, con el que quieren hacer una revisión integral con auditores externos”. Y completa: “Veo difícil que puedan destrabar el conflicto presupuestario, ellos dicen que van a intentar resolverlo. Nosotros les comunicamos la urgencia y la necesidad de fondos para cada uno de los proyectos. La institución a partir de junio no va a poder funcionar, eso está claro”.

La situación de la CNEA, el organismo rector de la energía nuclear en el país, es conflictiva por varios motivos: en los últimos meses contrajo deudas millonarias con los contratistas que trabajan en la puesta en marcha de los reactores (en el caso del Carem, por ejemplo, acumula una suma de 7 mil millones de pesos), despidos de trabajadores implicados en líneas de trabajo que están suspendidas por el momento (principalmente de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, una de las principales contratistas) y cerebros que ya se fugan ante la imposibilidad de condiciones de trabajo adecuadas. El gobierno no envía los fondos necesarios y ello sirve como detonante para empujar a la Comisión al borde del abismo.

Finalmente, el presidente Milei le aceptó la renuncia a Serquis y luego de la transición asumieron los nuevos nombres. La doctora en Física y además Investigadora Principal del Conicet lo relata de este modo: “Hace un par de semanas vengo trabajando con esta gente. Me había comprometido a hacer una transición razonable y lo hice. El secretario de Energía me pidió que me pusiera en contacto con Germán Lavalle, que también realizó reuniones con los gerentes de área de nuestra institución. Como vicepresidente lo acompaña Luis Rovere. Ambos son ingenieros nucleares y egresados del Instituto Balseiro”, comenta quien a partir de la semana que viene volverá a estar al frente del Instituto de Nanociencia y nanotecnología del Conicet.

Los que entran y los que salen

Consultada por este diario, Serquis brinda un detalle de la trayectoria de las autoridades designadas. “En los 90’s, Lavalle fue gerente de institucionales en el momento en que la CNEA perdió el control de las centrales nucleares, cuando fueron a parar a Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima. En el 2000 se fue de la institución con un retiro voluntario que le ofreció el gobierno de la Alianza”. Lavalle, según cuenta la expresidenta, se autoasume con un perfil “más técnico que político”. A menudo, se utiliza tal caracterización cuando se busca dotar de legitimidad el rol experto en detrimento del ideológico; como si la ciencia y la política podrían pensarse como dos campos autónomos. Rovere, por su parte, es ingeniero nuclear y es gerente del Centro de Medicina Intecnus, una institución sanitaria reconocida en Bariloche. “Las nuevas autoridades tratarán de poner nuevos gerentes de las gestiones anteriores. Por ahora, no vi en carpeta a ninguna mujer en su equipo de trabajo y no tengo idea si sacarán a las que ahora están a cargo. Estoy preocupada, la verdad”.

Lavalle y Rovere reemplazan a Adriana Serquis y a Diego Hurtado, que había presentado su renuncia el 9 de diciembre cuando Alberto Fernández aún era el presidente. Serquis se destacó en su rol por conducir iniciativas relevantes como los reactores nucleares Carem y el RA 10, desarrollos que están en etapas muy avanzadas de diseño y que podrían ser fundamentales para el ingreso de miles de millones de dólares al país si en el futuro inmediato consiguieran finalizarse. Tecnologías que, de hecho, podrían colocar a Argentina a la vanguardia de la energía nuclear.

Asimismo, Serquis tuvo un rol fundamental al democratizar las condiciones de acceso y participación de las mujeres en la gestión de la energía nuclear. También se destacó por un relato muy activo en pos de cambiar la percepción social con respecto a la materia. En cada intervención pública, trató de narrar las ventajas que tiene la energía nuclear en relación a otras energías e intentó desestigmatizar una fuente que históricamente estuvo marcada por desastres como Chernobil y Fukushima. También, sus colegas detallan su énfasis en promover el conocimiento local como vía hacia la soberanía: se forman científicos y científicas en instituciones públicas y luego le devuelven al Estado esta educación de excelencia a través del diseño de tecnologías autóctonas que, en última instancia, permiten el ingreso de divisas al país.

Casi listos, casi paralizados

El Carem es el primer reactor de potencia baja y media, diseñado y desarrollado 100 por ciento en Argentina. Su puesta en marcha podría ser clave para el abastecimiento eléctrico en zonas alejadas de centros urbanos y en parques fabriles, así como también para objetivos diversos que serán cruciales en los próximos años, como la desalinización del agua de mar y la producción de hidrógeno. Por su parte, el RA 10 servirá, entre otras cosas, para abastecer de radioisótopos a todos los centros de medicina nuclear del país; insumos fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento de cáncer.

Las aplicaciones en salud, industria, ciencia y tecnología son infinitas para estas dos tecnologías de primer nivel internacional que, según las proyecciones y si el ritmo no se hubiese ralentizado por falta de financiamiento, deberían haber estado listos para 2025 (RA-10) y 2028 (Carem). Para tener referencia, el proyecto Carem ya lleva invertidos 650 millones de dólares y requeriría de una partida de 200 millones más para concluir; cuando un proyecto de la misma envergadura en Estados Unidos cuesta 1400 millones de dólares. En relación a las ganancias que se podrían obtener, la venta de un reactor de la magnitud del Carem podría significar un ingreso de 4 mil millones de dólares; mientras que el RA-10, de ponerse en marcha, podría significar ingresos de 90 millones de dólares al año.

Las potencialidades de ambas iniciativas son innegables. Sin embargo, por el momento, la inercia parece estar frenada hasta nuevo aviso. Para los tiempos que maneja la ciencia ya están casi listos, pero por una decisión política están prácticamente paralizados. 

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