INFO. GENERAL
Una suma de tensión, apatía y miedo
La brutal represión contra un puñado de jubilados, solos de casi toda soledad en su manifestación de los miércoles frente al Congreso, aviva el interrogante de cuánto falta para que reaccionen la dirigencia opositora y los sectores más contestatarios de nuestra sociedad.
Con base en la experiencia histórica, se supone -y aun corresponde creerlo- que los jubilados, la educación pública en general y la Universidad en particular son una frontera infranqueable, más tarde o más temprano, para los apetitos neoliberales.
Es cierto, igualmente, que ante la brutalidad de los dispositivos de Javier Milei y sus mandantes semeja haber una tolerancia, aceptación o resignación social difíciles de asimilar. Esto no va en perjuicio de reiterar que el lapso gubernamental es todavía muy corto, como para que los desencantados o expectantes asuman su frustración de modo contundente. Pero sí crece el interrogante de si la clave no estará pasando por la ausencia de alternativas.
Quizás, esto último antecede a si lo que hay es tensión acompañada de miedo y apatía.
De Milei y su residencia en un universo paralelo no hay mucho más que apuntar. Lo reafirmó su lisérgica perorata en el CCK, en otra falsa “cumbre” de la ultraderecha mundial que se remitió a la española, con una cantidad de insultos a diestra y siniestra empapados por su auto-consideración como líder planetario.
Lo repitió en Mendoza, ante ejecutivos de finanzas, a través de un festival de oraciones inconexas que ilustró con una gestualidad de chabacanería suprema. Y ya lo había remarcado en la parodia de entrevista que concedió a La Nación +, cuando se animó a revalidar que los haberes de los jubilados están volando en dólares sin apenas un tic de asombro o repregunta de su, digamos, entrevistador.
Los datos de la economía real persisten implacables, tanto como las perspectivas de una “macro” donde sigue de largo que voceros del Fondo Monetario volvieron a advertir que con cepo y sin devaluación no hay tutía.
La consultora empresarial Abeceb publicó un trabajo que indica ejemplos antagónicos entre la vitalidad de las franjas exportadoras y el derrumbe de la industria orientada al mercado interno. Como bien tituló este diario: economía primarizada y for export. Se caen sin remedio la producción electrónica de consumo, la de aparatos de uso doméstico, la automotriz, la construcción, la siderurgia, la venta de maquinaria agrícola y la fabricación industrial.
La calle habla por sí sola, sin que haga demasiada falta esa cirugía de las grandes cifras.
Es la misma calle que asiste absorta o indiferente al poroteo en el Congreso. ¿Radicales, dialoguistas y pechos frío subsecuentes se animarán a sumarse para voltearle a Milei su salvajismo contra jubilados y financiamiento universitario, más los fondos reservados de la SIDE?
Para esta semana pinta venir fuerte que las centrales sindicales y movimientos sociales se dispongan a poner el cuerpo, mientras en el recinto parlamentario se discuta y rosquee ¿cuanto venga? El bloque de Unión por la Patria se muestra sólido. Pero no alcanza. Es condición necesaria, no suficiente.
Para echar los fideos empiojantes, reapareció el fantasma de Mario Firmenich. Reaccionó a la pretensión de Victoria Villarruel, quien quiere juzgar montoneros residuales. Crímenes que, ya dictaminó la Justicia junto con las condenas pertinentes, están prescriptos porque el rango de lesa humanidad sólo involucra al terrorismo de Estado. La vice se hizo una fiesta, rotulándolo como un buchón cobarde que está vivo gracias a los compañeros que entregó.
Véase lo que son las casualidades permanentes. Firmenich surgió de la nada en simultáneo al paquete con explosivos enviado a la Rural, cuyo despachante ya habría sido identificado: un agente inmobiliario con causas numerosas por amenazas antisemitas, luego de que la inefable Comandante Pato trazara hipótesis de terroristas veganos y/o anarquistas. A su vez, fue en paralelo a que el Gobierno dice haber encontrado cuentas sospechosas ligadas a extremistas sirios.
Cualquier conspiranoico aseguraría que todo confluye para diseminar un clima de violencia, rumbo a la justificación represiva.
Tampoco es que Villarruel las tiene todas consigo. Como si fuera poco con el estallido de los bloques libertaristas, gracias al culebrón de Lourdes Arrieta, Marcela Pagano, Lilia Lemoine, elfos y sucedáneos, aconteció el sincericidio institucional más espectacular de que se tenga memoria.
Bartolomé Abdala, presidente provisional de la Cámara Alta y hombre del riñón de la vice, fue a TN y contó que dispone de una pléyade de asesores con el único objetivo de trabajar para su candidatura en San Luis.
El hecho continúa siendo viral y hay mucha gente mal pensada susceptible de creer que fue una cama tendida por Milei contra la vice. En esa conjetura seguramente afiebrada, los servicios del Ejecutivo mandaron a Abdala a la boca del lobo para que le pregunten cuántos asesores tiene dedicados a qué. Y Abdala, según esos confabuladores de radio pasillo, entró por un tubo para solaz y esparcimiento del mileísmo en su interna contra Villarruel. A la par, continúan subrayando que llegaron para combatir a la casta.
Como si asimismo fuese poco, esto aconteció en la misma semana en que el Gobierno decretó que el acceso a la información pública queda restringido porque… será el propio Gobierno quien determine si la información no perjudica acciones de sus funcionarios. Por las dudas, Manuel Adorno ratificó que no hay marcha atrás con esa decisión.
¿Dónde estás, Soriano?
En medio de este escenario de incertidumbres prácticamente absolutas y operetas del superagente 86, Cristina reapareció con otro documento que, a nuestro juicio, es impecable. Después cruzó chicanas con Milei, sugiriéndole que deje de “boludear en las redes”, de escribir plagiando libros y de hablar de economía como si todavía estuviese en un set televisivo. Pero lo que cuenta -o debería contar- es lo que posteó antes de eso (aunque lo de dejarse de boludear en las redes esté para inscripción de remera).
Su médula es reiterativa de las intervenciones estructurales que sostiene hace rato, y vuelve a ser necesario leer el texto completo porque su perfecta ilación no admite fragmentaciones. En esta oportunidad le agregó títulos bien provocativos. El central, señalando a que “es la economía bimonetaria, estúpido”, y los referidos a que el peronismo se torció y desordenó.
Nuevamente, también, convoca a un campo nacional y popular capaz de afrontar debates que, hasta ahora, parecen serle tabú.
Uno de ellos atiende a los cambios en las relaciones laborales de la población económicamente activa, donde los trabajadores registrados en la actividad privada no sólo son minoría sino que, además, están sindicalizados en apenas un 40 por ciento. “La consecuencia objetiva es que las representaciones sindicales características del siglo XX, y fundantes del peronismo, ya no son la expresión mayoritaria de los trabajadores”.
Le adosa que el peronismo no avanzó sobre el viejo modelo de Estado omnipresente, derivado en ineficiencia e ineficacia. Que no construyó una nueva estatalidad, más vinculada a lo comunitario y a la organización participativa.
El otro componente insistido por CFK, junto con las carencias en materia de planes de “seguridad” de carácter integral que aborden el problema cada vez más creciente del avance narco en las barriadas populares, es la falta de una revisión y reforma profunda de la educación pública.
Aunque no lo haya personalizado, sino que dirigió esos dardos al conjunto del peronismo, por elementalidad transitiva sería obvio que ella se incluye en este ejercicio de autocrítica.
Cristina sella sus argumentos señalando que deben enderezarse las experiencias y el ordenamiento de las nuevas demandas. Es la manera, afirma, para poder alinear pensamiento, política y acción, como trilogía indispensable a fines de organizar una fuerza que vuelva a representar mayoritariamente. Y que pase de ser oposición a alternativa de gobierno.
Se diría que el pensamiento está. La política, en cambio, brilla por su ausencia. Y la acción, como efecto de lo segundo, no es más que un conjunto de reclamos desperdigados en permanente actitud defensiva. Enfrentan a un modelo y ejecutores que podrán tener serios o graves tropiezos, que no consiguen dólares ni inversiones por ninguna parte, que sumen al país en una recesión incomparable. Pero que política y comunicacionalmente son o parecen ser una aplanadora convencida.
Ante ese cuadro y tomando el brillante diagnóstico de Cristina, cabe preguntarse sin embargo si acaso, desde el palo propio y abarcando a ella misma, están haciéndose los esfuerzos imprescindibles para concentrar en lugar de dividir. Para unificarse en torno a propuestas básicas y concretas. Para descartar el chiquitaje de internas inservibles, como no sea por disputas de candidaturas distritales, en las que ideológicamente no hay o no debiera haber diferencia alguna. Para asumir que debe haber la aceptación de un liderazgo claro, cuyo nombre saltaría a la vista.
INFO. GENERAL
Protesta y represión frente al Congreso, crónica de una lucha que continúa
La comunidad universitaria se manifestó durante la sesión en la Cámara de Diputados en la que se ratificó el veto a la Ley de Financiamiento. Los estudiantes anticiparon nuevas tomas.
Miles de estudiantes se manifestaron ayer durante la sesión en la que la Cámara de Diputados ratificó el veto de Javier Milei a la Ley de Financiamiento. Después de la vigilia, en la que se hicieron al menos 20 tomas de facultades en todo el país, los universitarios se movilizaron al Congreso junto con el Frente Sindical. “La lucha se va a intensificar, vamos a redoblar las medidas”, dijeron al conocer el resultado de la votación. Tras la desconcentración, en un operativo desmedido, la policía reprimió a los manifestantes que quedaban. Hubo al menos 16 personas heridas por gases, periodistas agredidos y siete detenidos. Actuaron todas las fuerzas federales y la Policía de la Ciudad.
Otra vez el Congreso vallado. Como sucedió el 2 de octubre, los efectivos rodearon el edificio para que el reclamo de la comunidad educativa no llegue al Parlamento. Sobre la Plaza de los Dos Congresos, una radio abierta y música para sobrellevar la espera. “Es una cueva de chorros, sabemos que se van a vender como lo hicieron con los jubilados y nosotros tenemos que radicalizar las medidas y tomar las universidades por tiempo indeterminado”, dijo efusivamente desde el escenario Agustín Romero, estudiante de Ciencias Políticas. Abajo, el tiempo pasaba con canciones y bailes entre bombos, platillos y trompetas. “Traigan al gorila de Milei, para que vea, que este pueblo no cambia de idea, pelea y pelea por la educación”, agitaba un grupo de estudiantes. Los paraguas y las sombrillas fueron fundamentales para mitigar el sol limpio de un cielo despejado.
El aire festivo se mezcló con desesperanza y rabia, sensaciones que fueron creciendo pasado el mediodía cuando todo indicaba el triunfo del Presidente. “Lo que siento es incertidumbre. Hace un par de años, uno quizás no podía planificar a futuro, pensar qué iba a hacer cuando se gradúe, pero era seguro que iba a terminar la universidad. Hoy no sabemos si este es nuestro último cuatrimestre. No poder planificar a corto plazo es terrible y nos hunde en una tristeza y una depresión que nos deja inactivos. Eso es lo que hay que combatir», contó Guadalupe, estudiante de 25 años de la Universidad Nacional de las Artes (UNA).
Pero la bronca y el desánimo se fusionaron con la rebeldía. En la plaza estaba Florencia, estudiante de 27 años, que por primera vez se involucró en una protesta. “La situación política y educativa lo amerita. Es ahora cuando tenemos que empezar a entender, a involucrarnos y hacer redes de lucha. El momento de activar es ahora”, comentó. Redoblar los esfuerzos más allá del veto, ese fue la sensación que recorrió las calles: “Tengo sentimientos ambiguos, tristeza de tener un gobierno que hace lo que hace y la alegría de que hay un movimiento estudiantil organizado que pelea, que no se queda callado ni de brazos cruzados”, dijo Juan Nievas, estudiante de Psicología de 26 años.
Nora Biaggio conoce la decepción, es jubilada y ayer estuvo en la misma plaza desde ña la que vió como el Congreso ratificaba el veto de Milei a la Ley de Movilidad. “Milei termina gobernando con los partidos patronales que le son afines. Él, que le había dado la espalda al Parlamento, lo necesita. Hay un bloque de sectores que van apuntando la política de hambre de Milei”, explicó. Cerca de ella, bajo la sombra de una bandera de Libres del Sur, estaba Selva Burgos, cocinera en un comedor del barrio de La Boca. Es jubilada y se acercó por sus nietos de 7, 10 y 12 años. “Esta es una lucha por el futuro. Nosotros no tuvimos la oportunidad de estudiar y queremos que nuestros nietos no pasen lo mismo. Es tan triste esto”, dijo.
Luego de la desmovilización, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, montó nuevamente un operativo excesivo que terminó con represión. Al menos 16 personas fueron heridas con gases lacrimógenos, además hubo periodistas agredidos y siete detenciones al voleo. Diez camionetas, veinte motos y alrededor de cien efectivos de las cuatro fuerzas federales (Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria) formaron parte del operativo que doblaba en cantidad a los manifestantes. Los disturbios comenzaron cuando el youtuber libertario Fran Fijap, se acercó a la manifestación de manera provocativa. Recibió insultos y luego se atrincheró en un local de empanadas sobre la Avenida Callao, donde un policía de civil lo resguardó y tiró gas pimienta a los manifestantes enojados y a periodistas que registraban el episodio.
Desde la Comisión Provincial por la Memoria, confirmaron la presencia de policías de civil que estaban hicieron tareas de inteligencia ilegal. Minutos más tarde, Bullrich tuiteó. “A los violentos antidemocráticos que golpearon, persiguieron y robaron al periodista independiente Fran Fijap les digo: sepan que vamos a ir con toda la fuerza de la ley detrás de cada uno. Los tenemos a todos identificados y no tienen escapatoria. LEY Y ORDEN”, escribió de manera amenazante en la red social «X».
Además, participó la Policía de la Ciudad, que también realizó detenciones. Pasadas las 17 horas, cuando ya quedaba un número ínfimo de personas y un grupo de periodistas, los efectivos detuvieron a un joven que insultó al secretario de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Kravetz, que seguía el operativo desde una camioneta negra. Desde el asiento de acompañante, el funcionario miraba cómo sus subordinados reducían al manifestante que había golpeado el vehículo. Minutos más tarde, la misma fuerza detuvo a Lucas Isa, un chico de 16 años, que posteriormente fue liberado.
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