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Viernes 20 de Junio del 2025

RIO TURBIO

Roberto Abbondanzieri: «Estoy maravillado con el paisaje de Río Turbio».

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El reconocido ex arquero de Boca y de la Selección Nacional, Roberto Abbondanzieri, participó de una cena show en Río Turbio y brindó una conferencia de prensa.

El popular Pato Abbondanzieri participó este viernes de una cena show organizada por la Empresa Inhanova – Organización de Eventos. El evento tuvo lugar en las instalaciones del Sindicato de Obreros y Empleados Municipales de Río Turbio. El ex arquero de Rosario Central y Boca Juniors, recorrió las mesas, charló con los asistentes al evento, firmó autógrafos, se tomó fotografías con los fanáticos y respondió todas las preguntas de los periodistas.

«Estoy maravillado con el paisaje que tienen. Estoy agradecido porque me invitaron a Río Turbio en esta época del año. Son cosas increíbles que tiene nuestro país y gracias a ustedes las puedo conocer», comentó el Pato durante la conferencia de prensa. Distendido y de buen humor, agregó «lo que si, aún no he podido ver cóndores».

El referente de uno de los ciclos más exitosos del club xeneize de la historia, se refirió al deporte en el interior del país. Al respecto comentó «es difícil a veces llegar a los clubes grandes siendo del interior del país. Pero siempre le digo a los chicos que también, para llegar al primer nivel, hay muchos clubes en el interior a través de los cuales todos pueden llegar….no todo es River y Boca, hay otros caminos y hay que intentarlo siempre».

Sobre la actualidad de Boca, club en el que marcó una época, recordó «lo que pasa en boca es algo normal; es un cimbronazo normal tras haber quedado eliminado de un objetivo tan importante como la libertadores». Además se entusiasmó con el importante trabajo realizado en las inferiores del club de la rivera. En ese sentido, remarcó «»oca tiene muchos juveniles, mucho mas que en otras época».

El ex arquero de la Selección Argentina, de destacada labor durante el Mundial de Alemania 2006, recordó su paso por el club. Al respecto rememoró «boca me marcó durante los 9 años que estuve ahí», y agregó con su humildad característica «me hizo muy bien estar tanto tiempo esperando detrás de un gran arquero como Oscar Córdoba; sin duda, eso me hizo madurar como persona y profesional». En esa línea agregó «yo seguí en boca siendo suplente, gracias a Bianchi, que siempre me sostuvo y me aseguró que mi oportunidad llegaría»

En otro tramo de la conferencia, el Pato hizo referencia a la actualidad de la Selección Argentina de cara al próximo Mundial de Qatar. En ese sentido, manifestó «tengo mucha expectativa con el mundial por el buen juego de la selección, pero siempre con cautela» y agregó «la gente está muy confiada pero no tenemos que olvidar que jugamos el mundial, y ahí están todos los mejores; nosotros tenemos una gran selección y estamos en el buen camino».

Con respecto a sus colegas, manifestó su confianza hacia la figura de Emiliano Martínez en el arco de la Selección: «lo veo muy bien, tiene mucha personalidad y no me sorprende. Hace tiempo lo conozco» y agregó «tener un arquero con la seguridad que tiene el Dibu, es fundamental». Con respecto a la llegada de Sergio Romero al arco de boca, el Pato comentó «me sorprendió un poco, porque boca tiene grandes arqueros como Rossi y Javi García», al respecto agregó «es nivel de selección, ahora el problema lo tendrá Ibarra a la hora de elegir a cual poner».

Cálido, humilde y siempre claro para expresarse, el Pato Abbondanzieri, transitó una distendida conferencia sin evitar la polémica al afirmar sin dudar que «el mejor boca que yo recuerde, sin dudas buen el de Bianchi de 1998» y agregó «para mi, tener una defensa con Ibarra, Samuel, Bermúdez y Arruabarrena, me daba total confianza, porque los grandes equipos, siempre se construyen de atrás para adelante».

Para finalizar, anticipó «no está en mis planes la dirección técnica» y habló sobre su única experiencia desde el banco hasta el momento: «Me sumé al trabajo en el cuerpo técnico de Martín Palermo, porque es mi amigo y porque me invitó a participar».


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20 de junio ¿por qué celebramos el Día de la Bandera?

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A 205 años del fallecimiento de Belgrano, la Argentina celebra el Día de la Bandera. Por qué se eligió esta fecha, cómo nació el símbolo patrio más reconocido y qué lugar ocupa hoy en la construcción de la identidad nacional.

Por Dr. Cristian Baquero Lazcano

Cada año, cuando el invierno apenas asoma y el calendario marca el 20 de junio, la Argentina entera detiene su marcha. Las aulas, las plazas, los medios de comunicación y los discursos institucionales se visten de celeste y blanco. El Día de la Bandera no es solo una evocación protocolar, es una cita con la historia y con la identidad.

La fecha fue establecida por ley en 1938, como homenaje al fallecimiento de Manuel Belgrano, creador de la enseña patria, ocurrido el 20 de junio de 1820. Pero la elección no fue casual ni improvisada, fue una forma de dar visibilidad y reconocimiento tardío a uno de los hombres más lúcidos, comprometidos y silenciosos de la emancipación sudamericana.

¿Por qué el 20 de junio?

Belgrano murió en soledad y sin honores oficiales. Aquel 20 de junio de 1820, Buenos Aires atravesaba una de las mayores crisis políticas de su historia, las provincias estaban en conflicto, las autoridades se disputaban el poder, y el deceso del prócer pasó prácticamente inadvertido. No hubo exequias de Estado ni luto nacional.

Recién en el siglo XX se saldaría esa deuda simbólica con la figura del prócer. El 8 de junio de 1938, el Congreso Nacional sancionó la Ley 12.361, que instauró el 20 de junio como feriado nacional en homenaje a la bandera y a su creador. Desde 2011, por decreto, es un feriado inamovible. Y desde entonces, la fecha se transformó en una jornada de reflexión, promesa escolar y conmemoraciones masivas, especialmente en Rosario, donde la bandera fue izada por primera vez.

Una bandera que nació sin autorización

La bandera argentina fue creada el 27 de febrero de 1812, en el entonces villorrio de Rosario, en plena campaña del Ejército del Norte. Belgrano, al frente de las tropas, ordenó levantar una bandera que pudiera distinguir a los soldados patriotas en el campo de batalla. La escarapela ya había sido adoptada oficialmente días antes, con los colores blanco y celeste.

Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”, escribió Belgrano en su informe. El Triunvirato porteño, sin embargo, le prohibió seguir usándola. Pero el símbolo ya había calado hondo.

Del campo de batalla al aula escolar

Los primeros usos de la bandera fueron estrictamente militares. En una época sin uniformes ni divisas claras, era clave tener una insignia que permitiera distinguir aliados de enemigos. El color rojo, tradicionalmente asociado a los realistas, fue evitado de forma explícita por Belgrano.

Con el tiempo, la bandera ganó legitimidad popular y política. El Congreso de Tucumán la adoptó como símbolo nacional en 1816, y dos años después, en 1818, se incorporó el Sol de Mayo, inspirado en las primeras monedas patrias acuñadas en Potosí.

Este sol -con rostro humano y 32 rayos alternados- representa la Revolución de Mayo y marca el carácter de “bandera mayor” o de guerra, a diferencia de la versión sin sol, usada hasta 1985 por particulares.

Rosario, el corazón de la celebración

La ciudad de Rosario, donde Belgrano izó por primera vez la bandera a orillas del río Paraná, es la sede histórica de las celebraciones. Allí se erige el Monumento Nacional a la Bandera, inaugurado oficialmente el 20 de junio de 1957, con desfiles, discursos y presencia de autoridades. Desde hace algunos años, se sumó un símbolo colectivo de gran impacto, la bandera más larga del mundo, confeccionada por miles de vecinos y escuelas en tramos que se van uniendo hasta superar los diez kilómetros.

De emblema militar a símbolo colectivo

La bandera no es solo un paño, ni un accesorio ornamental. Es un emblema de pertenencia, un testigo silencioso de la historia y una señal de identidad cultural. Flamea en las escuelas, pero también en los balcones, los estadios, las movilizaciones, las tragedias y los logros deportivos.

Por eso, cada 20 de junio, la Promesa de Lealtad a la Bandera que realizan los alumnos de cuarto grado en todo el país adquiere una profundidad especial. No es una fórmula vacía. Es la primera vez que muchos niños se reconocen parte de una comunidad política que los trasciende.

Un legado que interpela

Belgrano no fue solo el creador de la bandera. Fue también un reformista ilustrado, defensor de la educación gratuita, promotor de la industria nacional y figura clave en el proceso de independencia. Su vida, cargada de renuncias personales y servicio público, representa una ética de la responsabilidad que todavía hoy resulta incómoda en tiempos de discursos fáciles.

Que este 20 de junio no sea apenas una jornada con discursos escolares y mástiles engalanados. Que sea también un momento para preguntarnos cuánto hay en nosotros de esa promesa original, la de construir una patria libre, justa y soberana. Como la que Belgrano imaginó bajo su bandera.

(*) Cristian Baquero Lazcano

Profesor e Investigador Universitario. Doctor en Psicología Social. Director de Comunicación de la Asociación Argentina de Ceremonial y Protocolo (ASARP). Especialista en Heráldica y Vexilología. Creador de banderas y escudos oficiales en municipios y comunas de la República Argentina.


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