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Nacionales: No hubo sorpresas, pero sí mensaje al interior de las coaliciones

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Por: Julia Izumi@mjizumi

La segunda tanda de elecciones provinciales confirmó la presunción de la mayoría de los mandatarios provinciales que decidieron desvincular los comicios locales de los nacionales: en los tres casos los oficialismos se impusieron con comodidad, lo que, salvo en el caso de Neuquén -donde el MPN perdió su histórica hegemonía a manos de un candidato escindido de su riñón- reafirma la mirada particular de los electorados que están más allá del AMBA, que hasta ahora se muestran más proclives al siga-siga que a las sorpresas.

Con todo, las visitas que llegaron desde la Capital Federal marcaron el interés con el que los precandidatos presidenciales buscan capitalizar esos resultados. La foto, que no necesariamente está pensada mirando a octubre, cumple hoy una función crucial al interior de las distintas coaliciones, antes que un mensaje al electorado general. Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau viajaron a Jujuy a reafirmar su alianza con Morales de cara a la disputa que se avecina en Juntos por el Cambio con Patricia Bullrich. Larreta hasta hizo uso del micrófono para alentar “el cambio” que vaticinó a nivel nacional, pese a que lo hizo desde una provincia que acababa de votar continuidad.

Y Eduardo “Wado” de Pedro, que visitó a Quintela la semana pasada y se llevó como premio el apoyo del riojano a su eventual candidatura presidencial, desde hoy podrá hacer gala de su sentido de la oportunidad. Anoche fue uno de los primeros en felicitarlo a través de las redes sociales.

«El triunfo de @QuintelaRicardo en La Rioja es un reconocimiento a su gestión, en la que recuperó el trabajo, reactivó la industria y puso a la provincia en el camino de la transformación de la matriz productiva del Norte grande. ¡Felicitaciones a todas y todos los riojanos!», publicó.

Sería erróneo restarle importancia a la estrategia desplegada desde el gobierno nacional, especialmente a partir de la gestión de De Pedro y Juan Manzur, con la creación de la figura del Norte Grande, en los resultados de este domingo. Una región conformada estratégicamente para potenciar el desarrollo económico y la articulación política transversal, y que tuvo su mejor expresión en los resultados de La Rioja.

El propio Quintela remarcó la importancia regional para reclamar en su discurso insistentemente el fin de la hegemonía porteña, un mensaje que también buscó impactar en las coaliciones que por estos días definen las precandidaturas nacionales.

Si bien el caso de Misiones no es directamente atribuible a ninguna de las dos fuerzas políticas, por tratarse de una coalición de características propias, para el Frente de Todos es esperanzadora la continuidad de una fuerza que suele contar como aliada en el parlamento.

Un dato significativo tanto en Misiones como en Jujuy es que sus respectivos caudillos, Carlos Rovira, en el primer caso, y el saliente Gerardo Morales, en el segundo, capitalizaron los triunfos de sus discípulos confirmando la autoría de la estrategia electoral triunfante. Morales tuvo a cargo el discurso en el búnker, en lugar de Sadir, que recién pudo hacer uso de la palabra en tercer lugar (detrás del alcalde porteño) y en el comando de campaña de Hugo Passalacqua, como lo resaltó en un divertido posteo de Twitter la periodista Analía Argento, la foto del omnipresente Rovira era la más grande de todas.


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Las tres Marchas

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Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein

La primera marcha fue del movimiento obrero, el 24 de enero, contra el DNU, la ley ómnibus y la flexibilización laboral; la segunda fue el 24 de marzo por los derechos humanos. Y esta ha sido la tercera gran marcha contra el gobierno de Javier Milei, movilizada por la comunidad educativa en defensa de la educación pública. Y cada vez fue mayor. El espíritu de la producción y el trabajo representado en los trabajadores, el espíritu moral y ético que simbolizan las Madres y las Abuelas y el espíritu cultural del país que alimentan las escuelas, colegios y universidades, fueron los atacados por este gobierno y los primeros en reaccionar. Hay más que tres marchas en juego, entre las tres, además de su masividad expresan la esencia de un país. Para este gobierno, todo es corrupción, menos los corruptos, a los que concibe como “héroes” que fugan millones, abusan de los precios o especulan en la bicicleta financiera.

El gobierno despreció esta marcha porque —dijeron— la organizaron y participaron los que no quieren la auditoría de las universidades. “Son los que se favorecen con este sistema de corrupción y no quieren perder sus beneficios”, dijeron por la televisión. Y Patricia Bullrich la calificó de “rara”. Defender la universidad que el gobierno quiere cerrar es “raro”. Todo el relato se monta sobre grandes mentiras que se reproducen en las redes hasta el infinito, porque las universidades tienen sus propios sistemas de auditorías.

Pero todo es corrupción, menos los corruptos. Igual que Mauricio Macri, hablan del curro de los derechos humanos y cuando no pueden comprar a los sindicalistas, los acusan de corruptos. Pero la verdadera corrupción, la que sí equivale a un PBI, es la que fugó 400 mil millones de dólares, los dueños de las offshore que reciben a Milei en el Llao Llao, los que colocaron estratégicamente a sus gerentes en las decisiones de política económica y en las empresas del Estado.

Las manos invisibles del mercado no son tan invisibles, pero se ocultan detrás de los ataques a los puntos más sensibles, como los trabajadores, los derechos humanos y la educación. Este país dejaría de existir, se derrumbaría, si destruyeran esos pilares.

La enorme movilización de ayer fue la más grande en muchos años. Las fotos aéreas lo reafirman. La Plaza y las avenidas laterales, más toda la Avenida de Mayo hasta parte de la Plaza de los dos Congresos, las diagonales, Rivadavia e Irigoyen, repletas. Más las grandes movilizaciones que se realizaron en Mar del Plata, Córdoba, Tucumán, Misiones, Mendoza y demás, dejaron en claro que el gobierno tendrá problemas si busca destruir a la educación pública.

En las tres marchas hubo una parte que fue a todas, pero en cada una se suman muchos manifestantes nuevos. Y el que va una vez, ya no se baja, porque el encuentro físico con otras personas que piensan parecido y actúan en común destruye preconceptos y diluye el prejuicio sobre el que se monta todo el discurso antipopular o incluso antimilitante o antipolítico, que son los antis que funcionan como pegamento del relato desarmador de la derecha.

En esta marcha hubo muchísima gente sin encolumnarse. Y había columnas que casi nunca han compartido la calle, como las de agrupaciones peronistas estudiantiles y la Franja Morada del radicalismo. Esa misma mezcla se daba en la muchedumbre.

Es probable que las movilizaciones no le muevan el amperímetro a Milei, que se pasó la tarde en las redes, igual que su vice que trató de humillar a Hebe de Bonafini. Milei confía más en sus modelos matemáticos que, como tales, nunca son la realidad, sino su representación: un modelo de números sin seres humanos, como los que mostró en la cadena nacional de radio y televisión el lunes. Le interesan esos números voladores y no los seres humanos, imperfectos y corrompibles. Pero ojo, las frías matemáticas son manipulables y manipuladas en este caso.

Un detalle que puso en evidencia la diversidad de los manifestantes que asistieron a las marchas fue la profusión de cartelitos caseros. En las marchas anteriores había algunos. Pero ayer estaba plagado de cartelitos con leyendas inventadas por sus portadores, escritos con marcadores de diferentes colores sobre hojas, cartulinas o cartones. Una nota de Página/12, da cuenta de este fenómeno. No hay que pensar demasiado: Si se juntan cientos o miles de maestras y docentes, preparan la marcha como si fuera una clase, con sus cartelitos didácticos o graciosos para sus alumnos. Es difícil imaginar una marcha de ferroviarios, por ejemplo, con cartelitos escritos a mano con marcadores de diferentes colores.

Qué poco conocen el país real estos tipos que gobiernan. Esos cartelitos son una clase en la escuela pública. Nadie las obliga a llevar un cartelito. Es lo que hacen las maestras en su tiempo “libre”, porque es lo que lleva en la sangre el ser docente. “La educación nos hace libre” dice uno que reivindica la verdadera libertad y no la que carajean estos farsantes. Y hay otro que es para reflexionar: ”Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.


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