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Los preparativos del reencuentro de Cristina Kirchner con la militancia en la Plaza de Mayo

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La convocatoria finalmente cambió de lugar y se confirmó la asistencia de la vicepresidenta. Un sector del kirchnerismo se esperanza con «romper la proscripción» en la calle y que sea candidata.

Melisa Molina

Por Melisa Molina

Un día después de la renuncia a la candidatura presidencial que hizo la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, desde el kirchnerismo confirmaron la movilización para el 25 de mayo. Anunciaron que ella asistirá y que será la única oradora. Así lo adelantaron los referentes de la «mesa de Ensenada», conformada por distintas agrupaciones y sindicatos en la sede porteña del sindicato Smata. El acto comenzará a las 16 y será en Plaza de Mayo. La idea, explicaron, es «romper la proscripción en las calles». Además, recordar los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia. La consigna será «Argentina con Cristina». «Ella nos está convocando a una pelea mucho más profunda de lo que pensamos», dijo el ministro bonaerense, Andrés «Cuervo» Larroque, y llamó a «reventar la Plaza de Mayo y la 9 de Julio». 

El peronismo transita un momento de desorganización e intentará, con el acto que están planificando para el 25, empoderar a CFK y demostrar que ella es la armadora y líder indiscutida del espacio. Desde todos los sectores siguen esperando que la vicepresidenta tome todas las definiciones y un sector del kirchnerismo, incluso, no se da por vencido y sigue insistiendo con que debe ser la candidata. «No hay plan b», decían a este diario organizadores del acto y aseguraban que seguirán peleando por su candidatura hasta el cierre de listas, que es el 24 de junio. Confían –ignorando las dos veces que ya dijo que no será candidata– que ella puede esperar más tiempo para anunciar una posible candidatura porque su figura no necesita ser instalada y que, además, anunciarlo con tanta anticipación no tendría sentido porque le daría ventaja al Poder Judicial para acelerar los procesos e impugnarla.

La vicepresidenta habló durante los últimos días con su hijo y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, y, luego de eso, habría tomado la decisión de participar del acto. Con esa información, algunos dirigentes cercanos a ella, que también participaron del Congreso del PJ el martes, estuvieron juntando voluntades de gobernadores y otros dirigentes para que asistan a Plaza de Mayo para recordar la asunción de Néstor y escucharla. «Lo de la semana pasada –por el fallo de la Corte Suprema que suspendió las elecciones en Tucumán y San Juan– los terminó de convencer», decían los que conversaron con los líderes provinciales que estuvieron en el Congreso partidario. 

Varios de los dirigentes del kirchnerismo, incluso, aseguran que sabían que CFK estaba escribiendo una carta, aunque no tenían en claro el contenido y opinan que ella allí «no dijo que no quiere ser candidata, sino que no puede, que no se lo permiten». En esa línea, creen que será necesario «generar las condiciones de posibilidad» para que sí pueda. «No la deja ser candidata el poder judicial en connivencia con la oposición. Tenemos que ir contra ese sistema. Capaz llegamos a hacerlo antes del 24 de junio, capaz no, pero ella nos está diciendo: ‘no es un tema de si es o no una definición mía. Ustedes hagan lo que tienen que hacer para generar las condiciones«, explican.

El acto en la sede de SMATA comenzó a las cinco de la tarde cuando más de 30 dirigentes –entre los que estaban los diputados Leopoldo Moreau y Eduardo Valdés; los ministros bonaerenses Walter Correa y Cristina Álvarez Rodríguez; el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis y sindicalistas como Hugo Yasky y Roberto Baradel, entre otros– se subieron al escenario, ante más de mil personas que con fervor cantaban «Néstor, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo», y «Cristina Presidenta», con los dedos en V. 

El primero en tomar la palabra fue el dueño de casa, Mario «Paco» Manrique, Secretario adjunto de Smata. «Vivimos una crisis institucional nunca vista. Tenemos una justicia que toma decisiones en temas que no le competen», comenzó. Luego, dijo sobre CFK que «tratan de proscribirla y quitarle al pueblo la posibilidad de elegir. Por eso es hora de poner un freno a toda esta locura». En esa línea, subrayó que la oposición y la Corte avanzan porque «no sienten el calor de la gente». «El 25 es hora de demostrar que el pueblo está dispuesto a pelear por su libertad, por la democracia y por sus derechos», cerró.

Larroque, a su turno, anunció que el acto sería en Plaza de Mayo y no en la 9 de Julio, como se había dicho. Se decidió ese lugar, explicó, porque «es donde siempre se han debatido los destinos de este pueblo». El ministro bonaerense llamó a «reventar Plaza de Mayo y también llenar la 9 de Julio». «Ella nos está convocando a una pelea mucho más profunda de lo que pensamos», dijo y para finalizar agregó: “en esta hora crucial que atraviesa la Patria, con la democracia en peligro, con el avance de los poderes fácticos, estas peleas se definen en la calle». Larroque tuvo el aval de la vicepresidenta para avanzar con la convocatoria e incluso estuvo reunido con ella el día anterior.

También habló en SMATA la dirigenta de CTERA, Sonia Alesso. «Tenemos que discutir qué programa vamos a llevar adelante y eso se hace con el pueblo en la calle», indicó haciéndose eco de la propuesta de la vicepresidenta. Vanesa Siley, de la Corriente Federal de los Trabajadores, opinó que «el pueblo argentino debe hacerse cargo de su propio destino», y que CFK «nos invita a la hora de los pueblos y a que agarremos la bandera argentina, y la de nuestras agrupaciones, y juntemos a los compañeros para que el 25 de mayo, que es el día de la patria, rompamos la proscripción».

Gustavo Menéndez, intendente en uso de licencia de Merlo, fue el más efusivo. Se paró en el escenario y dijo: «¿somos merecedores del esfuerzo que le pedimos a CFK? Seguimos pidiéndole definiciones a ella como si fuese nuestra madre. Hay que trabajar para decirle que se tire, que hay agua en la pileta». El cierre, en tanto, estuvo a cargo de Mario Secco. El intendente de Ensenada insistió, como había hecho en declaraciones radiales más temprano, que «una gran parte del pueblo sigue pidiendo cfk presidenta». «Ayer había una tristeza grande porque no intepretábamos la carta, pero es ella la única que puede ordenar. Es la que tiene el poder y no se lo dimos nosotros, sino gran parte del pueblo. Vamos a armarle el nuevo 17 de octubre a nuestra compañera», finalizó.

El acto será el cierre de una serie de eventos que viene organizando hace meses la «mesa de Ensenada», como parte del «operativo clamor». El primero fue un plenario en Avellaneda, el segundo uno en Chaco y también hubo un acto frente a Tribunales a mediados de abril en el que la consigna, además de Cristina presidenta, fue «democracia o mafia judicial». En ninguno de ellos habló la vicepresidenta. Este será el primero. 


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A qué juega Massa: Movidas audaces pero sin patear el tablero

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La reacción del FMI, las corporaciones y la población más vulnerable al conjunto de las medidas económicas tomadas en las últimas semanas por Sergio Massa. El impacto de la eliminación de Ganancias para los trabajadores y la devolución del IVA.
Raúl Dellatorre

Por Raúl Dellatorre

Si el resultado de las elecciones pasara principalmente por la economía, ¿quién va a definir estas elecciones? ¿El estado de ánimo de la población o las propuestas de los candidatos? ¿Importan o se perciben las diferencias entre las propuestas económicas? ¿O predomina el voto «enojo y castigo» por sobre la evaluación de esas diferencias?. Además, ¿cómo juega el factor externo, el poder económico global, en la pelea? ¿Qué incidencia tiene el FMI, o el gobierno de Estados Unidos, en el voto? Dicho de otro modo: ¿por quién vota el FMI?

Sin que la pretensión de este cronista sea la de responder a todos esos interrogantes –diría nuestro «por siempre» inolvidable Mario Wainfeld–, se podría asegurar que diversas acciones de diferentes actores en los últimos días, conllevan la intención de responder a varias de esas preguntas a la vez. Tomemos tres momentos de esa secuencia. La conferencia de prensa de la portavoz del FMI del jueves. La reunión virtual del Consejo del Salario del miércoles. El resumen que hace Sergio Massa del conjunto de medidas adoptadas con posterioridad a la devaluación del 14 de agosto, en cualquiera de sus últimas presentaciones. 

Las expresiones de Julie Kozack, vocera del FMI, del jueves con respecto a la situación argentina valen tanto por lo que dijo como por lo que sugirió sin decir. Veamos. «La situación económica actual sigue siendo muy desafiante y compleja. La inflación es muy alta y está subiendo. Los activos de las reservas internacionales son bajos. Las condiciones sociales son frágiles». Esta síntesis del cuadro, arrojado sobre la mesa no como un informe que llevó por escrito, sino en respuesta a preguntas de los periodistas, no tienen evidentemente la intención de llevar calma y sugerir que los problemas se están resolviendo, sino que está poniendo de manifiesto crudamente la gravedad de la situación. 

Vayamos a cómo siguió su relato, cuando le preguntaron específicamente por las últimas medidas tomadas por el gobierno argentino, todas con clara orientación de provocar transferencias de ingresos a favor de los sectores medios y bajos, a costa en su mayoría de las arcas fiscales. 

«Las medidas políticas y los anuncios adoptados recientemente se suman a los desafíos de Argentina. El paquete de medidas que se tomaron, acordado con el Fondo en el contexto de las recientes revisiones, tenía la intención de salvaguardar la estabilidad y reconstruir las reservas. Estamos trabajando en entender mejor el impacto y la necesidad de medidas de compensación».

Lo dicho por la portavoz del Fondo sugiere que el organismo no desconocía las medidas que iba a tomar Massa tras recibir, el 23 de agosto, el desembolso de 7500 millones de dólares. Esas medidas, que empezó a anunciar el domingo 27, buscaban compensar los efectos de la devaluación del 14 de agosto, un día después de las PASO. 

Al FMI no le gustan esas medidas de transferencias que aumentan los gastos del gobierno. Pero a Massa tampoco le gustó que le impusieran la devaluación ni le reconoce méritos al salto cambiario. «Si algo mejoramos en la balanza en las últimas semanas, fue por la extensión del impuesto PAIS a la importación de ciertos bienes y servicios, que frenó parte de los pagos al exterior por operaciones especulativas. La devaluación no nos dejó nada en divisas, y en cambio nos provocó un shock inflacionario y deterioro de los ingresos de la población«, señala el ministro candidato en reuniones con allegados. 

Hasta aquí, este es el choque más evidente entre el FMI y el gobierno desde que se aprobó el acuerdo de facilidades extendidas, en marzo de 2022. Pero no significa un alejamiento o ruptura, necesariamente. Si no, detengámonos en lo que dijo Kozack al ser consultada sobre una eventual sustitución del peso por el dólar en la economía argentina:

«Determinar la tasa de cambio es prerrogativa de cada país soberano. Lo que al organismo (FMI) le preocupa de una dolarización es que se pueda asegurar que las políticas macroeconómicas son consistentes con una transición ordenada. Una dolarización total requiere de importantes pasos preparatorios, y tampoco es un sustituto de las buenas políticas macroeconómicas». 

De lo que se deduce que la funcionaria, una estrecha allegada a Kristalina Georgieva, le «bajó el precio» a la dolarización: no considera que sea el remedio mágico para alcanzar la estabilidad monetaria y fiscal –que es la verdad revelada en la religión de Javier Milei– ni parece avalar que estén dadas las condiciones para semejante ensayo. 

Si bien Massa tiene razones para interpretar que el FMI le dio la espalda cuando más apoyo necesitaba en divisas, hay que comprender que este organismo dejó aun más huérfano el experimento de la dolarización que Milei vende como poción mágica. 

En el plano interno, varios de los participantes de la reunión del consejo del salario del miércoles, que definió un aumento del mínimo del 32 por ciento para el último trimestre del año, coincidieron en destacar la actitud de «prudencia» de la representación empresaria, en la que siempre se destaca el rol de la UIA. La reunión fue corta, expeditiva. Hubo un rápido acuerdo para definir un aumento «moderado» frente a una inflación mensual que todavía sigue arriba del 10 por ciento, sin expresiones discordantes de la UIA. «Se cuidaron mucho de no quedar como los que patean el tablero en una situación de emergencia; hay mucha sensibilidad por el clima electoral», confió una muy alta fuente. ¿Prudencia o realineamiento? 

En cuanto a la propia mirada del gobierno sobre las medidas, hay una conclusión que es unánime: la derogación del impuesto a las ganancias para la cuarta categoría (trabajadores en relación de dependencia) y la devolución del IVA sobre compra de productos de la canasta familiar han sido las más impactantes. «Cambiaron el ánimo en el ambiente laboral», sostienen dirigentes sindicales de los que recorren fábricas permanentemente. 

Hay un error de perspectiva en quienes sostienen que eliminar Ganancias «apenas» favorece a un puñado de asalariados de altos ingresos. Quienes vienen detrás, con salarios medios o medio/altos, que pagaron Ganancias en el pasado, saben que un simple retraso de seis meses en la actualización del «piso», frente a una inflación elevada, los mete de nuevo en el terreno de los que pagan. Solo la ley que deroga la cuarta categoría le brinda la tranquilidad de que no volverán a estar alcanzados.

Por último, la devolución del IVA tuvo el enorme mérito, que pocas políticas públicas logran, de su masividad. Al trabajador informal, de bajos ingresos, que se maneja con tarjeta (no son todos, pero es una buena proporción), la medida le llega y lo percibe. Quienes trabajan permanentemente en esa franja de la población, señalan que se notó el impacto. 

En una elección en la que la economía define, el ministro y candidato Massa retomó la iniciativa, mueve el tablero y hasta los factores de poder internos y externos se acomodaron en función de esas iniciativas. Con una oposición casi congelada, jugó una carta más, y de las pesadas: un gobierno de unidad nacional, que incluya a parte de una oposición que podría desmembrarse después de la primera vuelta. Una imagen que no cae nada mal allá, por el Norte, cuyo embajador incluso se anticipó a ofrecer su apoyo si los «moderados» de las dos fuerzas que en ese momento se mostraban en pugna, se juntaban. La «gobernabilidad» los prefiere moderados.


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