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La idea de desdoblar la elección bonaerense recobra fuerza tras la carta de Cristina

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Cerca del gobernador Axel Kicillof destacaron que la decisión se terminará de tomar tras el cierre de listas del 24 de junio.

Por: Jorgelina Naveiro@jornaveiro

La carta de Cristina Kirchner fue un golpe para toda la dirigencia del Frente de Todos. En la Provincia, con la principal candidata fuera de juego, se potencian las chances de desdoblar la elección y votar en una fecha separada del comicio nacional. Es una posibilidad que ya venía analizando Axel Kicillof como estrategia frente a la incertidumbre electoral en el oficialismo. Ya hay fechas que pican en punta para que los bonaerenses vayan a las urnas.

La decisión de la vicepresidenta sorprendió a todos, incluido el gobernador, mientras terminaba el Congreso del PJ Nacional que se había reunido en el microestadio de Ferro. «Es una carta triste, pero muy profunda también», resumió Kicillof este miércoles, al hablar por primera vez del tema y apuntó que, en su misiva, Cristina Kirchner «habla de una democracia mutilada, condicionada, secuestrada prácticamente porque los jueces de la Corte resuelven cómo se distribuyen los recursos entre las provincias, cuándo votamos y qué candidatos pueden ser». Y sentenció: «Es una Corte fuera de control».

Con el plan A descartado y sin estrategia electoral a la vista, el desdoblamiento electoral en la Provincia para elegir gobernador, legisladores bonaerenses, intendente y concejales en el comicio general, suma más posibilidades. «La candidatura de Cristina era una de las razones para no desdoblar», apuntaron cerca del gobernador a Tiempo para mostrar que el escenario cambió radicalmente y que esa alternativa ahora crece. No obstante, aclararon que «aún no está decidido» y que «hay tiempo» para resolver.

Kicillof convocó a las elecciones PASO para el 13 de agosto -como en Nación- obligado por la ley 14.086, pero estira la definición y la firma del decreto que fijará la fecha del comicio general bonaerense. La ley electoral se lo permite: el artículo 114 establece que la convocatoria a la elección deberá realizarse con «no menos de 90 días de anticipación» y que el comicio deberá concretarse «entre 30 y 120 días antes» de que culmine el mandato. Es decir que tiene tiempo hasta antes de las PASO.

Embarcado en el plan reeleccionista, aunque aclare una y mil veces que su candidatura no será una decisión personal sino del espacio, Kicillof ya puso a su equipo a trabajar en un eventual comicio provincial con la idea de realizarlo antes de la elección nacional ya prevista para el 22 de octubre. El objetivo sería despegarse de un escenario nacional que asoma más que complicado y puede jugar en contra al momento de retener la provincia.

Los movimientos sociales y los sindicatos piden la reelección de Kicillof.

Foto: Barrios de pie

La ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez, es quien está trabajando en la eventual logística y las posibles fechas junto a la justicia electoral que está a cargo del juez Alejo Ramos Padilla. De concretarse, sería la primera vez que los bonaerenses eligen a sus autoridades provinciales y municipales por separado de la elección a presidente, lo que implica un gran despliegue ya que en la Provincia vota el 37% del padrón nacional. La organización, cuando se vota en simultáneo con Nación, está a cargo de la Justicia Electoral Nacional y del Ministerio del Interior.

Las fechas que están hoy sobre la mesa son tres, según confirmó Tiempo: el 24 de septiembre, el 1° de octubre y el 8 de octubre. La decisión de desdoblar o no, no obstante, llegará después del cierre de listas fijado para el 24 de junio, anticiparon en la Gobernación.

La estrategia nacional

A sabiendas de que tras la decisión de CFK, dentro del oficialismo vuelven a especular con una eventual postulación suya a presidente, Kicillof repite que trabaja «para ganar» la elección en la provincia y aumentar el caudal de votos a nivel nacional. Pero sabe también que la última palabra no está dicha y que, aunque es el «candidato natural» a la reelección, también es el que más mide por el FdT en un escenario nacional.

Aunque sin hablar de esa posibilidad, Kicillof sí opinó este miércoles de cómo y cuál debería ser la estrategia nacional del FdT con la ex presidenta ya fuera de la boleta. En principio subrayó que «hay que buscar la estrategia que sea más potente» porque la situación es «complicada» y consideró que la vicepresidenta es quien está en condiciones de definirla por su «experiencia y capacidad». Pero también aclaró que «no se casa» con ningún sistema, en relación a las PASO que viene reclamando el albertismo, y que hay que buscar «los candidatos o las candidatas que más oportunidad nos den en la disputa electoral».

En este sentido deslizó que quienes no tienen «potencia electoral» deberían bajarse de la contienda, aunque no mencionó a ningún dirigente en particular. «Estamos en condiciones muy desfavorables y lo que me parece es que ningún sector puede estar buscando la propia, que es un momento donde sobre todo los que no tienen potencia electoral deberían subordinar cualquier idea personal a quienes hicieron estrategias políticas que nos hicieron ganar», remarcó y enumeró todas las elecciones que ganó el kirchnerismo en 2003, 2007, 2011 y 2019 «con estrategias delineadas y diseñadas por Cristina».


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A qué juega Massa: Movidas audaces pero sin patear el tablero

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La reacción del FMI, las corporaciones y la población más vulnerable al conjunto de las medidas económicas tomadas en las últimas semanas por Sergio Massa. El impacto de la eliminación de Ganancias para los trabajadores y la devolución del IVA.
Raúl Dellatorre

Por Raúl Dellatorre

Si el resultado de las elecciones pasara principalmente por la economía, ¿quién va a definir estas elecciones? ¿El estado de ánimo de la población o las propuestas de los candidatos? ¿Importan o se perciben las diferencias entre las propuestas económicas? ¿O predomina el voto «enojo y castigo» por sobre la evaluación de esas diferencias?. Además, ¿cómo juega el factor externo, el poder económico global, en la pelea? ¿Qué incidencia tiene el FMI, o el gobierno de Estados Unidos, en el voto? Dicho de otro modo: ¿por quién vota el FMI?

Sin que la pretensión de este cronista sea la de responder a todos esos interrogantes –diría nuestro «por siempre» inolvidable Mario Wainfeld–, se podría asegurar que diversas acciones de diferentes actores en los últimos días, conllevan la intención de responder a varias de esas preguntas a la vez. Tomemos tres momentos de esa secuencia. La conferencia de prensa de la portavoz del FMI del jueves. La reunión virtual del Consejo del Salario del miércoles. El resumen que hace Sergio Massa del conjunto de medidas adoptadas con posterioridad a la devaluación del 14 de agosto, en cualquiera de sus últimas presentaciones. 

Las expresiones de Julie Kozack, vocera del FMI, del jueves con respecto a la situación argentina valen tanto por lo que dijo como por lo que sugirió sin decir. Veamos. «La situación económica actual sigue siendo muy desafiante y compleja. La inflación es muy alta y está subiendo. Los activos de las reservas internacionales son bajos. Las condiciones sociales son frágiles». Esta síntesis del cuadro, arrojado sobre la mesa no como un informe que llevó por escrito, sino en respuesta a preguntas de los periodistas, no tienen evidentemente la intención de llevar calma y sugerir que los problemas se están resolviendo, sino que está poniendo de manifiesto crudamente la gravedad de la situación. 

Vayamos a cómo siguió su relato, cuando le preguntaron específicamente por las últimas medidas tomadas por el gobierno argentino, todas con clara orientación de provocar transferencias de ingresos a favor de los sectores medios y bajos, a costa en su mayoría de las arcas fiscales. 

«Las medidas políticas y los anuncios adoptados recientemente se suman a los desafíos de Argentina. El paquete de medidas que se tomaron, acordado con el Fondo en el contexto de las recientes revisiones, tenía la intención de salvaguardar la estabilidad y reconstruir las reservas. Estamos trabajando en entender mejor el impacto y la necesidad de medidas de compensación».

Lo dicho por la portavoz del Fondo sugiere que el organismo no desconocía las medidas que iba a tomar Massa tras recibir, el 23 de agosto, el desembolso de 7500 millones de dólares. Esas medidas, que empezó a anunciar el domingo 27, buscaban compensar los efectos de la devaluación del 14 de agosto, un día después de las PASO. 

Al FMI no le gustan esas medidas de transferencias que aumentan los gastos del gobierno. Pero a Massa tampoco le gustó que le impusieran la devaluación ni le reconoce méritos al salto cambiario. «Si algo mejoramos en la balanza en las últimas semanas, fue por la extensión del impuesto PAIS a la importación de ciertos bienes y servicios, que frenó parte de los pagos al exterior por operaciones especulativas. La devaluación no nos dejó nada en divisas, y en cambio nos provocó un shock inflacionario y deterioro de los ingresos de la población«, señala el ministro candidato en reuniones con allegados. 

Hasta aquí, este es el choque más evidente entre el FMI y el gobierno desde que se aprobó el acuerdo de facilidades extendidas, en marzo de 2022. Pero no significa un alejamiento o ruptura, necesariamente. Si no, detengámonos en lo que dijo Kozack al ser consultada sobre una eventual sustitución del peso por el dólar en la economía argentina:

«Determinar la tasa de cambio es prerrogativa de cada país soberano. Lo que al organismo (FMI) le preocupa de una dolarización es que se pueda asegurar que las políticas macroeconómicas son consistentes con una transición ordenada. Una dolarización total requiere de importantes pasos preparatorios, y tampoco es un sustituto de las buenas políticas macroeconómicas». 

De lo que se deduce que la funcionaria, una estrecha allegada a Kristalina Georgieva, le «bajó el precio» a la dolarización: no considera que sea el remedio mágico para alcanzar la estabilidad monetaria y fiscal –que es la verdad revelada en la religión de Javier Milei– ni parece avalar que estén dadas las condiciones para semejante ensayo. 

Si bien Massa tiene razones para interpretar que el FMI le dio la espalda cuando más apoyo necesitaba en divisas, hay que comprender que este organismo dejó aun más huérfano el experimento de la dolarización que Milei vende como poción mágica. 

En el plano interno, varios de los participantes de la reunión del consejo del salario del miércoles, que definió un aumento del mínimo del 32 por ciento para el último trimestre del año, coincidieron en destacar la actitud de «prudencia» de la representación empresaria, en la que siempre se destaca el rol de la UIA. La reunión fue corta, expeditiva. Hubo un rápido acuerdo para definir un aumento «moderado» frente a una inflación mensual que todavía sigue arriba del 10 por ciento, sin expresiones discordantes de la UIA. «Se cuidaron mucho de no quedar como los que patean el tablero en una situación de emergencia; hay mucha sensibilidad por el clima electoral», confió una muy alta fuente. ¿Prudencia o realineamiento? 

En cuanto a la propia mirada del gobierno sobre las medidas, hay una conclusión que es unánime: la derogación del impuesto a las ganancias para la cuarta categoría (trabajadores en relación de dependencia) y la devolución del IVA sobre compra de productos de la canasta familiar han sido las más impactantes. «Cambiaron el ánimo en el ambiente laboral», sostienen dirigentes sindicales de los que recorren fábricas permanentemente. 

Hay un error de perspectiva en quienes sostienen que eliminar Ganancias «apenas» favorece a un puñado de asalariados de altos ingresos. Quienes vienen detrás, con salarios medios o medio/altos, que pagaron Ganancias en el pasado, saben que un simple retraso de seis meses en la actualización del «piso», frente a una inflación elevada, los mete de nuevo en el terreno de los que pagan. Solo la ley que deroga la cuarta categoría le brinda la tranquilidad de que no volverán a estar alcanzados.

Por último, la devolución del IVA tuvo el enorme mérito, que pocas políticas públicas logran, de su masividad. Al trabajador informal, de bajos ingresos, que se maneja con tarjeta (no son todos, pero es una buena proporción), la medida le llega y lo percibe. Quienes trabajan permanentemente en esa franja de la población, señalan que se notó el impacto. 

En una elección en la que la economía define, el ministro y candidato Massa retomó la iniciativa, mueve el tablero y hasta los factores de poder internos y externos se acomodaron en función de esas iniciativas. Con una oposición casi congelada, jugó una carta más, y de las pesadas: un gobierno de unidad nacional, que incluya a parte de una oposición que podría desmembrarse después de la primera vuelta. Una imagen que no cae nada mal allá, por el Norte, cuyo embajador incluso se anticipó a ofrecer su apoyo si los «moderados» de las dos fuerzas que en ese momento se mostraban en pugna, se juntaban. La «gobernabilidad» los prefiere moderados.


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