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Javier Milei en Davos: los líderes mundiales tampoco «la ven»

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El jefe de Estado intentó patear el tablero con un mensaje para los presdientes de los países que él llama el «lado civilizado» del mundo, Occidente. Les dijo que, en las últimas décadas, fueron «cooptados por una visión del mundo que, inexorablemente, conduce al socialismo». Sus críticas al «neomarxismo en las facultades» y ninguneo a los derechos ambientales y de género. Los posiciones de Pedro Sánchez, Joe Biden y hasta el Papa Francisco, en la vereda opuesta a Milei.

El presidente Javier Milei repitió las falacias dichas en campaña –como que Argentina fue potencia mundial en siglo XIX– pero en el Foro de Davos y apuntando contra los jefes de Estado de los países que él llama el «lado civilizado» del mundo, Occidente. Les dijo que, en las últimas décadas, fueron «cooptados por una visión del mundo que, inexorablemente, conduce al socialismo» y cerró con una arenga a los empresarios: «No cedan al avance del Estado. No es la solución. El Estado es la causa. ¡Y viva la libertad, carajo!». Sin embargo, solo despertó unos tibios aplausos, que contrastaron con la expectativa que despertó en el centro neurálgico de las negocios globales. 

Las cámaras de los medios de comunicación internacionales y los celulares de periodistas, asistentes y empresarios apuntaron a Milei cuando llegó a los pasilloS del congreso de Davos, en Suiza. La presencia de un anarcocapitalista en el Foro Económico Mundial, la presencia de un presidente «libertario» –un hecho único en la historia tras la fracasada experiencia de la británica Liz Truss– llamaba la atención. Cuando Milei comenzó a hablar la sala estaba llena con jefes de Estado y representantes de organismos internacionales presentes y entusiasmados empresarios. 

Sin embargo, las caras se transformaron en asombro y desconcierto a medida que escuchaban la traducción de su discurso.  «En las últimas décadas, motivados por algunos deseos bien pensantes de ayudar al prójimo y otros por querer pertenecer a una casta priveligiada, los principales líderes del mundo occidental han abandonado el modelo de la libertad», les decía y agregaba: «Todos. No hay diferencias sustantivas. Socialistas, conservadores, comunistas, fascistas, nazis, social-demócratas, centristas. Son todos iguales. Los enemigos son todos aquellos donde el Estado se adueña de los medios de producción». 

Milei fue a Davos a decir que el mundo está gobernado por el socialismo y, a pesar de su ceguera anarcocapitalista, se anotó aclarar el porqué de su análisis por, reconoció, «puede sonar ridículo decir que Occidente se ha volcado al socialismo». «Hoy los Estados no necesitan controlar los medios de producción para controlar la vida de los individuos», consideró Milei sobre el nuevo socialismo y mencionó a los «neomarxistas» que controlan universidades y la producción cultural, mientras en la arena política dan peleas por el femenimos y el medio ambiente. Esta última idea de tildar de neomarxistas a las luchas feministas y por el cambio climático, despertaron risas entre el público. 

Los enviados de los medios de comunicación internacionales, empresarios y funcionarios presentes en el auditorio fueron los primeros en dejar reflejado su reacción en diversas crónicas periodísticas –publicadas por La Nación, El País y la agencia EFE– y vaticinaban que sería raro que, luego de ese discurso, Milei consiguiera fotos con líderes mundiales; aunque podría tener más suerte con los empresarios. Respecto de las fotos con líderes, Milei solo obtuvo una reunión con el primer ministro holandés, Mark Rutte; auspiciada por la argentina reina de Países de Bajos,  Máxima Zorreguieta. 

Las otras dos fotos de alto nivel fueron con la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en medio de la renegociación de la histórica deuda que Argentina mantiene con el fondo, desde la gestión de Mauricio Macri y con el ministro de Economía, Luis Caputo, otra vez como protagonista. Y, por último, obtuvo una cumbre con el ministro británico de Asuntos Exteriores, David Cameron. Los conservadoras británicos son una guía para Milei, entre ellos, la difunta Margaret Thatcher. 

Tras la foto, el portavoz británico del denominado Foreing Office señaló que el encuentro sirvió para establecer «una relación más constructiva», mientras que respecto del reclamo soberano de Malvinas aseguró que «la posición del Reino Unido y su continuo apoyo al derecho de los habitantes de las Islas Malvinas a la autodeterminación se mantienen sin cambios». Milei devolvió las gentilezas minimizando el tema y diciendo que el reclamo soberano sería «para las futuras negociaciones diplomáticas».

El discurso de Milei no solo sorprendió a los presentes sino que fue aún más radical que el tono que cruza al propio Foro de Davos. Sin duda el contraste quedó marcado con el presidente de España, Pedro Sánchez, un socialista enemigo del credo de Milei. Sánchez, quien se subió al escenario inmediantamente después del presidente argentino, criticó el neoliberalismo y convocó a las empresas a luchar contra la desigualdad para defender la democracia.  

«Debemos ser audaces y definir un nuevo paradigma de prosperidad. Una nueva ortodoxia económica y social que aproveche los conocimientos y las nuevas herramientas de que disponemos para conjugar el crecimiento económico con la sostenibilidad medioambiental y la prosperidad para todos», convocó Sánchez, quien este año frenó en elecciones a la derecha española, aliada de Mauricio Macri y Javier Milei. 

El tono de Milei, apuntando contra los propios jefes de Estado occidentales por «cooptados» por el socialismo, también rompió con la tónica marcada en la apertura del encuentro con el discurso del presidente del Foro, el ex ministro de Industria y Ambiente de Noruega Børge Brende, quien llamó a enfrentar los desafíos de la incorporación de las nuevas tecnologías y el cambio climático con la cooperación entre los países. «Trabajar en unidad, incluso en este contexto complejo. La cooperacion es posible y está sucediendo», había confiado Brende. 

Otro contrapunto para Milei llegó desde el Vaticano. El papa Francisco –con quien la Casa Rosada pretende reestrablecer su relación para lograr una visita en febrero a Roma y un viaje del pontífice a la Argentina a fines de año–, envió una carta al presidente ejecutivo y fundador del Foro, Klaus Schwab, para impulsar la fraternidad y atacar las injusticias: «¿Cómo es posible que en el mundo actual la gente siga muriendo de hambre o siendo explotada?», sostuvo Francisco en su misiva, una mirada de «justicia social» que lo aleja de Milei, quien en su discurso volvió a calificar a esa idea como «injusta» y «violenta». 

Hasta el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, líder del país que expresa todos los valores de Occidente reclamados por Milei, eligió llegar a Davos con una propuesta de Estado fuerte frente a las corporaciones. En su llegada a la cita del Foro Económico Mundial, Biden anunció que en este año de campaña presidencial irá contra los sobregiros cobrados por los bancos, a los que calificó de explotar a los ciudadanos más vulnerables. «Hoy nos enfretamos a ellos», fue el mensaje de Biden.  

Como lo hizo en la campaña presidencial argentina, Milei cumplió con su promesa de desconexión anarcocapitalista. «Vengo a plantar las ideas de la libertad en un foro que está contaminado de la agenda socialista 2030», había prometido en su escala en Frankfurt rumbo al foro, donde no la esperaba la tribuna «libertaria» alimentada al calor de líderes como Trump, Bolsonaro, la pandemia y las promesas incumplidas de las democracias occidentales.  


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Mondino y su brutalidad: «Los chinos son todos iguales»

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La ministra de Relaciones Exteriores exhibió su intelecto en la cumbre de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que se celebra en París. Allí confesó que no puede distinguir las profesiones de los orientales porque, para ella, tienen el mismo aspecto físico. Lo hizo después de mantener una gira justamente por China, con la intención de negociar el swap con el gigante asiático.

La canciller Diana Mondino se refirió este jueves a la base china en la Argentina. Lo hizo al ser consultada por la presencia de militares del gigante asiático. Mondino respondio con total brutalidad: dijo que no se pudo identificar si participan civiles o militares porque «son todos chinos, son todos iguales».

La cuestión hace al realineamiento argentino con los Estados Unidos. Javier Milei quiere emular las relaciones carnales que mantuvo Carlos Menem en los años 90. Es por eso mismo que, desde hace semanas, el Gobierno nacional amaña todo lo referido a la base científica que nuestro país comparte con China en Neuquén, al punto de mandar una delegación a investigar si se haya algo oculto, pese a que el gigante asiático comparte todos los resultados de las investigaciones con los organismos nacionales.

En ese contexto, Mondino aseguró este jueves que «los chinos son todos iguales», al señalar que no habían identificado a personal militar en la base espacial de ese país en Neuquén. «Los que fueron de investigación no identificaron que hubiera personal militar. Son chinos, son todos iguales», indicó la ministra de Relaciones Exteriores en declaraciones a Clarín.

La frase surgió ante una pregunta sobre si se había identificado personal militar en la base ubicada en la Patagonia argentina, en la que puso especial atención el gobierno de los Estados Unidos y fue tema de conversación con la generala del Comando Sur, Laura Richardson, a principios de abril.

«Ya se han hecho inspecciones en la Estación Espacial China y la Europea. Fue el mismo equipo a ambas y en la misma semana, esos equipos no percibieron nada raro», explicó Mondino.

Pato criollo

No es la primera vez que Mondino no logra ocultar su brutalidad. Semanas atrás, sentada en la mesa de Mirta Legrand, la canciller contó -con una sonrisa de dientes perfectos- por qué para ella es absurdo que los jubilados tengan acceso a un crédito: “Por definición todos algún día nos vamos a morir y si sos un jubilado de determinada edad casi seguro que te vas a morir”. Su argumento corrobora el ABC del gobierno libertario de monetizar la vida al máximo y que eso sea por definición el criterio de lo que sirve y lo que no, según cómo se venda o cómo se pueda pagar.

Pero se acumulan los casos. Por ejemplo cuando pidió que fogoneó a los trolls para que tengan más comentarios una respuesta que el tuit original de Andrés Manuel López Obrador. Ocurrió cuando el presidente mexicano denominó ignorante a Milei y una de las cuentas de las que suele tener interacción con el mandatario argentino (@usdtermo) desafió a que una foto de Milei iba a tener «más me gusta». En vez de apaciguar las aguas, esto publicó Mondino.

Y en el repaso también se pueden citar la vez que dejó un manto de sospecha -sin ninguna prueba- de supuestos «infiltrados» que iban a desestabilizar al presidente Javier Milei en su discurso de apertura en el Congreso o la vez que ni siquiera se puso colorada al apuntar contra Natalia Zaracho porque la diputada y cartonera -que nació en un contexto de vulnerabilidad social- no terminó el secundario.

Malvinas

La cuestión Malvinas merece un párrafo aparte. Suelta de lengua, Mondino dijo que las quejas formales del país contra Inglaterra son, apenas, «cartitas», y que si se tiene que enfrentar con su par inglés en lo relativo a Malvinas, lo mejor es hacerlo con sus «chicanas tuiteras». 

Lo hizo en una entrevista televisiva Ante la consulta de una periodista sobre las acciones de la Cancillería ante el viaje de David Cameron -ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido- a las Malvinas, la canciller dijo que «no había muchas opciones» porque «no pasan por territorio argentino para ir». «¿Qué le vamos a hacer, con un misil bajar el avión», comentó, con acento e intento de humor cordobés.

Cuando la repregunta estuvo orientada a por qué no hubo una queja formal del Estado nacional, Mondino adelantó su reflexión. «A un inglés reírse con el idioma inglés, le duele mucho más que una de las tantas cartitas que Argentina continuamente ha enviado», opinó y consideró que su chicana -había posteado, en Twitter, que le agradecía a Cameron su visita a la Argentina-, «le duele mucho más que otra cartitas más».

Hasta ahora se desconoce si alguno de los asesores con los que cuenta la ministra le soplaron al oído que ni el primer ministro de Inglaterra ni siquiera su canciller la siguen en la red favorita de los ultraderechistas. Es decir, quizás ni acusaron recibo de la «chicana». 

Antes de París, Pekín

Las últimas declaraciones de Mondino llegaron desde París, donde participa de un encuentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pero la canciller no llegó a Francia desde Buenos Aires sino, justamente, había pasado semanas en la capital china donde se se reunió con el canciller Wang Yi.

El motivo de la gira giraba en torno a recomponer las relaciones tras las provocaciones del Gobierno nacional, que iban desde las acusaciones del presidente (augurando que no iba a mantener relaciones con «comunistas) y de las fotos de la propia canciller con diplomáticos de Taiwán, un tópico sensible para la geopolítica del gigante asiático. Pero, sobre todo, estuvo marcado por la necesidad de que el Gobierno chino renegocie el pago del swap para no generar un sismo en las reservas monetarias argentinas.

La pelota ahora quedó en Pekin. Habrá que ver si toman estas últimas declaraciones como un mero comentario al paso o si resuelven tomar medidas drásticas, por ejemplo, revisar el historial de créditos y exigirle al país el pago efectivo e inmediato de los mismos: se podrían amparar que, para ellos, las deudas «son todas iguales».


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