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Fin de semana largo en Córdoba: Gran satisfacción en el rubro del turismo

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En el cierre del fin de semana largo, en el Valle de Punilla el porcentaje de plazas hoteleras ocupadas superó el 90%.

Con altos promedios de ocupación en los principales destinos turísticos del Valle de Punilla, cierran el fin de semana largo con saldo positivo al momento de hablar de hotelería, cabañas, locales gastronómicos y de recreación.

Además, durante los tres días el clima brindó un marco propicio para las actividades propuestas por los distintos municipios como la Fiesta del Alfajor en La Falda y la Fiesta del Duende en Cosquín.
Marcelo Molas, Secretario de Turismo de Villa Giardino, habló con Mitre Córdoba y brindó un resumen del “finde”: “Hoy ya en la etapa final de este fin de semana largo, con muy buen nivel de ocupación en hoteles, cabañas y las colonias que están abiertas en Giardino y en todo el Valle de Punilla”.

“Probablemente tiene incidencia el hecho de que la gente compró o de forma directa por las páginas o incentivados por el previaje, pero no hay demasiada información precisa en cuanto a cuál fue la vía de llegada de cada uno de los turistas”, explicó Molas. Así mismo, expresó que están “sumamente satisfechos por el nivel de ocupación” en gran parte del país.
Por otro lado, el Tren de las Sierras se ofreció como otra alternativa económica para poder disfrutar de las sierras y pasar, al lado de un arroyo en Punilla, el día caluroso. Sin embargo, hubo algunas quejas porque faltan horarios para viajar: solamente hay dos por día.

“Yo vengo, lo saqué el jueves al pasaje. Yo quería viajar el finde pero ya no había. Para el sábado y el domingo no había, por eso saqué el lunes”, explicó uno de los pasajeros. Una mujer contó que tuvo que sacar el pasaje con una semana de anticipación.
A todo esto, desde el pasado viernes se desplegó el cuerpo de guardavidas a lo largo de los balnearios que pertenecen a la ciudad de Carlos Paz. Esto se debe a la gran concurrencia de turistas y a las altas temperaturas, lo que hizo que mucha gente se vuelque hacia los ríos serranos.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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