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Feletti: «No creo que la inflación de octubre esté por debajo del 3%»

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El secretario de Comercio Interior vaticinó que los efectos del congelamiento de precios se verán reflejados en la inflación de noviembre.

El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, reconoció hoy que la inflación de octubre será de al menos el 3%, y estimó que el efecto del congelamiento de precios se verá reflejado en noviembre.

«La inflación de octubre no creo que esté por debajo del 3%, porque hubo presión de precios los primeros 18 días. Esperamos que el índice de alimentos esté por debajo del 2,9%, pero el efecto este se va sentir bien en noviembre», señaló el funcionario.

Según Feletti, la inflación «no se va a resolver sólo desde el control de precios. Eso es un dato y lo sabemos todos. Pero sí sabemos que hay una oferta monopólica que hay que regular».

Sobre la negociación con los supermercados, Feletti señaló que «con la única cadena que tuvimos incumplimientos fue Chango Mas pero va mejorando».

En cuanto a las negociaciones con los laboratorios por el precio de los medicamentos, el titular de Comercio Interior ratificó que los valores se retrotraerán a los precios vigentes al 1 de noviembre pasado y se mantendrán sin cambios hasta el 7 de enero próximo.

«Los laboratorios acordaron que hay que integrar un vademécum generalizado en el que van a incorporar todos los medicamentos. El consumo gira a 500 productores, pero van a ir todos los medicamentos», aseguró Feletti, en declaraciones radiales.

En ese sentido, explicó que en octubre «vimos una aceleración en precios y medicamentos inexplicable. Sobre eso decidimos parar, estabilizar los precios de los alimentos y ayer afortunadamente hubo comprensión de las cámaras farmacéuticas y el lunes tendría que empezar a ordenar y regir un retraimiento de precios al 1 de noviembre y una estabilización también al 7 de enero».

«Después, en la mesa de trabajo, todos sabemos que en estas cosas puede haber distorsiones. En la necesidad de parar la suba de precios puede haber algún error que se irá corrigiendo”, admitió.

Por último, destacó que «nuestra preocupación en el corto plazo era justamente intervenir en esos dos mercados de consumo esencial para parar la aceleración. Por supuesto que hay más cosas para hacer, pero ahora hay que asegurar que la política de precios esté relacionada con la política de ingresos».


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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