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Estafas: aumentaron las denuncias de jubilados por débitos no autorizados en sus cuentas bancarias

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Son montos menores a 600 pesos, pero los titulares de las cajas de ahorro los desconocen. Las quejas apuntan a una empresa que hace gestiones de cobros para terceros. La Unidad Fiscal de Ciberdelincuencia ya investiga el tema.

La Dirección Nacional de Defensa del Consumidor de la Secretaría de Comercio puso bajo la lupa cientos de denuncias de jubilados que habrían sido estafados mediante débitos automáticos no autorizados por montos menores a $600, a nombre de la empresa de cobranzas EPICO S.A.

Se detectaron más de 300 denuncias online, en su mayoría de los últimos días, aunque algunas se remontaban hasta un año atrás.

Las denuncias fueron realizadas por jubilados que notaron esos débitos en sus cajas de ahorro, además de que el tema tuvo especial repercusión en el sitio de reclamos (no oficial) Defensadelconsumidor.com.ar.

Los descuentos se hacen por sumas menores, pero afectan a muchas personas, para poder seguir haciéndolo de modo sistemático sin que el descuento indebido sea detectado.

Por su parte, la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI), al mando de Horacio Azzolin, confirmó que estaban investigando los débitos no autorizados y que durante esta semana habían compilado varios casos.

Si bien la empresa EPICO S.A. desligó su responsabilidad, se pudo confirmar que el tema está bajo investigación, de acuerdo a lo informado por una entidad bancaria con sede porteña, que hasta el martes había recibido alrededor de 40 reclamos de sus clientes.

Según explicaron desde la entidad bancaria, «la operatoria de la empresa es totalmente legal, ya que ejecutan débitos para otras empresas. Pero, ante los reclamos de alrededor de 40 clientes, se devolvió el dinero -como la normativa indica- y hasta aclarar qué ocurre, si es una estafa o un error, se bloquearon los débitos de la empresa, preventivamente».

Fuentes de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) aseguraron que el organismo no sufrió ninguna vulneración informática que podría significar la filtración de los datos bancarios de jubilados y rápidamente señalaron que no tienen responsabilidad en los descuentos realizados por EPICO, aunque admitieron estar haciendo un relevamiento de casos.

Asimismo, desde la ANSES descartaron las potenciales estafas con el reciente hackeo que sufrió el PAMI, donde a principios de agosto se vulneraron los datos de salud de hasta 5 millones de afiliados. La justificación es que la mayor obra social del país no contaba con bases de datos relativas a la bancarización de los adultos mayores.

La respuesta de EPICO S.A.
Desde EPICO S.A, empresa nacida en 2013 que ofrece servicios de “recaudación inteligente de cobranzas recurrentes», se desligaron de la situación. Sin embargo, reconocieron la existencia de un problema y aseguraron haber tomado cartas en el asunto.

La compañía afirmó realizar cobranzas para terceros, como un intermediario, y detallaron la empresa a la que prestan servicios: Adsus Almoño G y asociados SA. Esta compañía “formalmente nos ha encomendado la gestión de cobro de diversos créditos”, apuntan.

Asimismo, confirmaron que en estos dos últimos días recibieron «una importante cantidad de denuncias” en las páginas web www.defensadelconsumidor.com.ar y www.tuquejasuma.com “por usuarios que desconocen los débitos realizados”.

Luego explicaron que “dentro del universo de las cobranzas gestionadas y realizadas por cuenta y orden de Adsus, hay una parte de cobranzas gestionadas cuya titularidad ostentan otras empresas y/o entidades: Atrium S.R.L., Capital Service y Mutual Maria Eva, todas clientes de Adsus y no de EPICO”.

Por último, EPICO aseguró haber informado de manera inmediata a su cliente sobre la situación ocurrida y le solicitó todos los documentos que avalen la operatoria y el crédito reclamado.

Adsus es una empresa radicada en Capital Federal que, según dice en su web, se dedica a gestionar los cobros de sus clientes. Las otras compañías que apunta EPICO serían clientes de Adsus. Por un lado, Atrium SRL, prestamista de Neuquén; además, Capital Service, que en la página CUIT Online figura como sociedad de bolsa; y, finalmente, Mutual María Eva, que opera servicios turísticos, asistencia médica y asesoramiento financiero en varias provincias.

Qué hacer ante una estafa bancaria
Los damnificados por débitos no autorizados pueden denunciar sus casos a la Defensoría del Pueblo, la dirección de Defensa del Consumidor o a la fiscalía zonal.

Además, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) recomienda que en caso de detectar “un débito en cuenta no convenido o pactado” se puede pedir la reversión (esto es, la devolución) y reclamar “ante la empresa que originó tal débito”.

“Si la empresa no responde a tu reclamo vas a poder presentarlo ante el Dirección Nacional de Defensa del Consumidor que lo derivará al organismo local correspondiente para su tratamiento. Recordá que podés solicitar la baja definitiva del débito indistintamente ante la entidad financiera o la empresa receptora de los fondos”, explica la web del Central.

Ante una estafa bancaria o realizada a través de los bancos y cuando una persona desconoce la causa de un débito, puede recurrir a los siguientes correos electrónicos de cada entidad, y ésta tiene 10 días hábiles para responder. Si el reclamo no es resuelto, el afectado puede recurrir al Banco Central.

En la dirección de defensa del consumidor señalaron que este tipo de problemas se agravaron mucho en los últimos diez años, debido a la facilidad con que se puede acceder a bases de datos de, por ejemplo, préstamos personales, para los cuales no hay muchos controles de documentación. “Lo único que se necesita son datos mínimos de la cuenta bancaria, que se pueden obtener a partir de la contratación de cualquier servicio”, indicaron.


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El día después de mañana

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Eduardo Aliverti

Por Eduardo Aliverti

En el fondo, bien en el fondo, casi lo único que hizo Javier Milei este mediodía fue reiterar las frases hechas, tecnocráticas y de aspiración filosófica, que viene recitando hace años en los medios que lo promovieron. No hubo detalles -tampoco cabía esperarlos- del shock bestial que refirió. Eso queda para este lunes, y la semana, en los anuncios del Caputazo.

Las diferencias fueron el marco escenográfico, con una cantidad de público que le aguantó los trapos cubriendo hasta la mitad y poco más la plaza del Congreso. Y, claro está, que ahora es Presidente. No un desencajado televisivo.

Los aspectos anecdóticos son precisamente eso. Haber despreciado a la Asamblea Legislativa sin dirigirle un saludo. Su lectura patética, plagada de furcios y sin la más mínima empatía con la gente que, como señaló un colega, se juntó para escuchar que la inflación y la pobreza se arreglan con más inflación y más pobreza. Hablar de “roll over” y de porcentajes del PBI frente a una multitud: la que estaba y los millones que veían desde sus casas. Insistir con que Argentina es “un baño de sangre” y agregarle que “el que corta, no cobra”. ¿Represión y chau, Milei? ¿O “negociemos”? Más cien años de colectivismo destructor: volvamos al siglo XIX, y con toda la furia al XX pero antes del sufragio universal. Sarmiento y Roca, así dijo el Presidente, en una apelación que no debería subestimarse porque sintoniza -o algo así- con la vocación de libertad emprendedurista de sus votantes.

¿O no? ¿O será eso de que la brutalidad del ajuste vale mientras sea contra un “otro” que no soy yo? De paso: Milei no mencionó la palabra “casta” en ningún pasaje de su discurso.

Sólo la muñeca política del macrimileísmo -o menemismo 2.0, como algunos prefieren llamarle- determinará si lo que asumió hoy es efectivamente el gobierno más débil desde la recuperación democrática.

En las percepciones y números fríos, sin duda lo es.

Yendo en orden cronológico, Milei saltó a los primeros planos de la política, a velocidad de récord, desde el panelismo y las entrevistas televisivas (a más o antes que las redes, lo cual es una polémica no del todo saldada y que hoy, quizás, ya carece de mayor sentido).

Su ascenso meteórico trajo, además, dos novedades que permanecen. Y que siguen invitando a descartar varios o todos los manuales.

La primera es el crecimiento exclusivo alrededor de su única figura. Jamás construyó siquiera un atisbo de partido o estructura. Esto llegó hasta el punto de que su rotundo fracaso en las elecciones provinciales, absolutamente todas, precipitara el apuro de “la cátedra” para diagnosticar que apenas se trataba de un fenómeno mediático y porteño. Humo.

La segunda novedad, empalmada con la anterior, es su ausencia casi completa de territorialidad física.

Hay una inmensa mayoría de provincias, ciudades y zonas que Milei ni apenas pisó, incluso en las rectas finales de primera y segunda vuelta. Siempre se afirmó, en coincidencia prácticamente unánime, que toda fuerza política debía asentarse sobre tres pilares: proyecto, liderazgo y territorio. El tercero sería susceptible de ser anulado, a menos que se lo mude a territorialidad tecnológica, virtual, digital o símiles. Definir eso con precisión puede ser atrapante para la escena semiótica pero, en cualquier caso, queda por detrás de que el contacto físico directo y la organización de aparatos penetrantes ya no son garantía de nada. De hecho, se acumularon montones de campañas en que la fortaleza presencial, los actos de masas, la relación estrecha entre candidatos y pueblo, se han esfumado.

Milei arribó al trance decisivo de las elecciones sin otra expectativa que la revelada por él mismo: alcanzar un piso alrededor del 20 por ciento de los votosy sentirse definitivamente entre las fuerzas del cielo si lograba superar ese volumen en 3 o 4 puntos como mucho.

Si lo que sucedió desde las Primarias lo asombra a él en primer lugar, o si se confesó corriendo muy de atrás por razones de táctica comunicacional, es una discusión estéril.

Lo concreto es que, como quiera que sea, de ninguna manera se preparó para gobernar. Sólo a un desquiciado analítico puede ocurrírsele que se entrena para esa función alguien que eliminó contar con gobernadores, intendentes, esqueleto básico de parlamentarios, preparación para los debates y la lista continúa.

Milei, excepto por el apoyo de sus periodistas gurkas (en el último tramo, porque previo a eso eran “los ensobrados”), dispuso de dos potencias que se confirmaron o descubrieron tan grandes como irreversibles.

Una, la bronca contra la inflación monstruosa en retroalimento con el espíritu gorila tradicional, fijo, alto, muy alto, que se corta las manos antes de votar algo que aun de lejos huela a peronismo. La otra, lo numéricamente auténtico de la base mileísta, es ese 30 por ciento capaz de haber comprado que habría una motosierra contra la casta y que pasaría a cobrar sus sueldos en dólares. Se aceptan refutes de quienes lo consideren una reducción simplota.

Frente a la imposibilidad de armar un Gobierno por su cuenta y por fuera de las frívolas polémicas y operetas en torno a resentimientos personales, Milei debió recurrir al macrismo para llenar casilleros y ni así le es suficiente.

Llega a su mandato con enormes problemas de administración operativa en el Estado. Debe apelar a que en primeras, segundas y terceras líneas subsistan nombres del gobierno que se fue. Le da una mano el cordobesismo, cubriéndole cargos y cajas varias, pero no basta. Y en el Congreso nunca se ha visto fragmentación semejante, ex cambiemitas incluidos o a la cabeza. El símbolo de la Legislatura bonaerense tal vez sea insuperable: La Libertad Avanza tiene 16 miembros y, antes de empezar, ya se rompieron en cuatro bloques, con dos unipersonales.

Es este escenario, junto con las marchas y contramarchas acerca de cómo gestionar el tamaño del ajuste, lo que permite inferir la debilidad inédita de Milei & Cía. Pero las cuentas políticas no se sacan de ese modo.

Néstor Kirchner asumió con casi más desocupados que votantes y produjo una anomalía progresista impactante. Se trataba de un pingüino más bien desconocido y las comparaciones no valen en cuanto a orientación ideológica siendo que, encima, Kirchner era un animal político. Supo articular de entrada con la realidad, y nunca con el mesianismo. Milei está empezando a aterrizar y habrá que ver cómo se las arregla pero, para volver a la cuestión: debilidad inicial no significa necesariamente que chocará de manera inevitable a las primeras de cambio.

A mediano y largo aliento sí no hay incertidumbre. O no debería haberla.

Devaluación; “ordenamiento fiscal” contra los que menos tienen; toma de nueva deuda para reciclar la existente; achique del Estado como regulador de los desequilibrios sociales; tipo de cambio “sincerado”; congelamientos salariales y de la obra pública; emisión reducida hasta límites de irresponsabilidad institucional en todo mecanismo regulatorio del “mercado”, terminan inexorablemente en una catástrofe. No es un pronóstico. Es lo que, con sus variantes secundarias, aconteció con Martínez de Hoz, con Menem y con Macri.

Por tanto, estamos hablando de la velocidad de los plazos.

El envión del ganador y los amigos del campeón son un efluvio, que por cierto no impedirá los negocios que implementarán mientras les dure. Toto Caputo, para no abundar, será un perverso que nos endeudó hasta por cien años, pero no por eso deja de ser un maestro de la timba financiera en beneficio de los suyos.

La pregunta renovadísima es si el nuevo Presidente, en un país con inclinación total al presidencialismo, tendrá estatura política para satisfacer al combo que lo llevó hasta acá. Ese combo que abarca sectores de debajo de la pirámide y clase media que se tiró una cana al aire. Y en medio de una escalada de precios, a especulación pura, que tiene límites imprecisos en cuanto a la capacidad de aguante.

Disculpas por la siguiente obviedad, reiterada a derecha e izquierda.

Con gritos, insultos, eslóganes, auto-referencias de personaje disruptivo y aprovechamiento de la bronca se pueden ganar elecciones.

Gobernar es otra cosa y hoy debutó dejar atrás la adolescencia.


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