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En agosto la inflación llegó a 2,5% y acumula un 31,6% anual de acuerdo al INDEC

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Lo informó el organismo. Martín Guzmán previó una tasa de inflación menor a la de marzo, mes que alcanzó su pico con un 4,8% según el INDEC.

Dos días después de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) legislativas, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) comunicó durante el día el informe que detalla la inflación del mes de agosto a nivel nacional. En promedio de todo el país la inflación llegó al 2.5%, el porcentaje más bajo en lo que va de este año. A su vez, otra noticia positiva para el Gobierno es el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que luego de 12 meses no alcanzó los tres puntos.


El 2,5% de agosto se suma al registro del INDEC que acumula la inflación anual, y junto con este aumento se pasó la barrera de los 30 puntos, más precisamente 31,6%. El jueves pasado Martín Guzmán, ministro de economía, expresó que junto con su equipo están “previendo una tasa de inflación intermensual con estimaciones de decrecimiento en la curva”. La derrota en las PASO acompañaron a los número de hoy del INDEC, que quiebran otro récord en la economía argentina.


En el 2021, el mes que registró el mayor porcentaje de inflación fue marzo, donde se estimó un 4,8%. Después de casi llegar a los 5 puntos, en los meses posteriores decayó la cifra. En julio el IPC comunicó un 3% de inflación y fue el más bajo desde septiembre de 2020. Estos datos marcaron para los siete primeros meses del corriente año un incremento del 29%.


Las consultoras privadas concordaron con el número lanzado por el INDEC, aunque observan para los próximos meses un aumento en la inflación. Dado el panorama político de inestabilidad entre las filas oficialistas, junto con la incertidumbre del mercado cambiario y los próximos aumentos que se avecinan, no durarán mucho más los mismos precios en todos los ámbitos. Dentro de los incrementos previstos para septiembre están los colegios privados, las prepagas, los alquileres y las expensas, entre otros.


En relación a las recientes PASO y la inflación, Javier Milei criticó hace un mes al Banco Central en la mesa de Juana Viale, y dio un ejemplo para demostrar lo inútil que es dicho organismo para el país, según la teoría libertaria.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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