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El CCK cambia de nombre: la historia del centro cultural más importante de Latinoamérica emplazado en el ex Correo

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Del primer intento de Mauricio Macri, al anuncio del Gobierno de Milei. Cuál fue el primer nombre del Centro Cultural Néstor Kirchner y cómo llegó a ser lo que es actualmente.

Sin dar fundamentos ni jusitifcaciones, el Gobierno de Javier Milei anunció que le cambiará el nombre al Centro Cultural Néstor Kirchner (CCK). La comunicación de la novedad estuvo a cargo, como suele ocurrir, del vocero presidencial Manuel Adorni.

Adorni no precisó cuándo se hará este cambio, ni cuál es el nombre que la gestión de Milei tiene previsto para rebautizar al CCK, el centro cultural que se alza sobre Avenida Alem, a metros de Casa Rosada, y que fue inaugurado en mayo de 2015 por Cristina Kirchner en el edificio del ex Palacio de Correos y Telecomunicaciones, Monumento y Patrimonio Histórico Nacional.

Centro Cultural Néstor Kirchner funciona en el ex el Palacio de Correos y Telecomunicaciones de la Ciudad de Buenos Aires (Foto: NA)

Emplazado en este emblemático edificio de más de 100.000 metros cuadrados de superficie, el CCK es, en tamaño, el centro cultural más importante de América Latina y está en el podio mundial junto al Centro Pompidou, de París, el Foro Internacional de Tokio, y el Lincoln Center, de Nueva York.

Las oficinas de Perón y Evita

Cuando todavía funcionaba como oficina de Correos, durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, el presidente tuvo sus oficinas en el cuarto piso del ahora centro cultural. Y también Evita, entonces primera dama, tenía en el mismo piso oficinas de la Fundación Eva Perón, que actualmente están recreadas en la sala que lleva el nombre de Eva y expone fotos y réplicas de juguetes como los que la Fundación le entregaba a los niños argentinos, además de algunas de las cartas que recibía.

El edificio fue sede del Correo Central hasta 2002, y en 2005 se llamó a licitación para convertirlo en un Centro Cultural del Bicentenario, obra prevista para las celebraciones por los 200 años de la Revolución de Mayo de 1810. 

Se avanzó con la restauración de las fachadas, la transformación de la cúpula en un mirador vidriado y la adaptación de las salas de exposiciones, y ese primer sector del Centro Cultural fue inaugurado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 24 de mayo de 2010. Luego la obra continuó, y en 2012 pasó a llamarse Centro Cultural Néstor Kirchner, nombre con el que finalmente se inauguró el 21 de mayo de 2015.

Entre los principales atractivos del CCK está la imponente Ballena Azul, una sala de música sinfónica para 1750 espectadores, una Sala de Música de Cámara para 540 personas, y la Gran Lámpara, un espacio de 2000 metros cuadrados destinado a exhibiciones ubicado en el sexto y séptimo piso, revestido por placas de vidrio. Además, la “Esfera azul”, una obra del artista mendocino Julio Le Parc hecha con placas de acrílico que corona el hall de ingreso del edificio.

La cúpula del CCK, iluminada con los colores de la bandera de España (Foto: NA)

El CCK cuenta con seis auditorios para más de 100 espectadores, y las salas que antes eran oficinas se refuncionalizaron como espacios de conferencias, exposiciones y proyección, mientras que en el primer subsuelo funciona un museo que homenajea la historia del edificio y cuenta con 5000 casillas del antiguo correo. 

Un primer intento, en la era Macri

Durante la presidencia de Mauricio Macri ya hubo un intento de cambiarle el nombre al Centro Cultural Néstor Kirchner. El clímax de la discusión llegó a finales de 2018, cuando Cambiemos lanzó los lineamientos para un proyecto de ley que regularía la competencia del Congreso para bautizar o rebautizar monumentos y edificios públicos nacionales.

Entre las condiciones del anteproyecto estaban:

  • Fijar criterios muy claros para los cambios de nombres
  • Que transcurran 20 años desde la muerte de la personalidad que le da nombre al lugar, y el nuevo nombre deberá tener un valor social e histórico indiscutible
  • El cambio de nombre podrá ser retroactivo a edificios que hayan sido bautizados en los últimos 15 años
  • Los personajes o hechos históricos con los cuales se denomine a esos espacios públicos deberán revestir el mayor grado simbólico de unidad nacional y no tender a la división de la ciudadanía
  • Los nombres nuevos siempre deberán tener control parlamentario

Finalmente no se avanzó con el cambio.

El rastro de la estatua de Néstor 

Desde 2020, en el hall central del CCK se alzaba una estatua del expresidente Néstor Kirchner, que fue repatriada tras varios años en la sede de la Unasur en Quito, Ecuador. Es una obra hecha en bronce por el argentino Miguel Gerónimo Villalba.

La estatua es obra de Miguel Gerónimo Villalba (Foto: Instagram @cckargentina)

Fue una donación en 2014 del Gobierno de Cristina a ese órgano, del que Néstor fue el primer secretario general. Pero en 2019 el presidente ecuatoriano Lenin Moreno ordenó removerla, y volvió a la Argentina al año siguiente.

Pero finalmente, con la llegada al poder de Javier Milei, se decidió que la estatua fuera trasladada a Quilmes para resguardarla, aunque todavía no tiene un destino fijado.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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