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Diputados retoma el debate sobre la moratoria previsional

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El plenario se desarrollará en el anexo C de la Cámara baja a partir de las 13:30. La moratoria anterior venció el mes pasado, pero fue prorrogada por decreto de necesidad y urgencia del Poder Ejecutivo.

En un plenario de comisiones, la Cámara de Diputados retomará el miércoles el debate sobre la moratoria previsional para garantizar la jubilación a las personas que no cuentan con los aportes suficientes a través de un plan de regularización de sus deudas con ANSeS.

La iniciativa, que ya contaba con media sanción del Senado, comenzó a tratarse el mes pasado con la presencia de funcionarios de ANSeS, antes del receso invernal, durante una reunión de la comisión de Previsión y Seguridad Social, pero ahora se sumará la de Presupuesto y Hacienda.

El plenario se desarrollará en el anexo C de la Cámara baja a partir de las 13:30. La moratoria anterior venció el mes pasado, por lo que el presidente Alberto Fernández se vio obligado a prorrogarla por decreto, a la espera de que el Congreso la convierta en ley.

El 30 de junio pasado, el oficialismo consiguió la media sanción en el Senado con 38 votos a favor, 6 en contra y 18 abstenciones. Los votos «no positivos» vinieron de la mano de Juntos por el Cambio, por los reparos en torno al impacto fiscal que supondría la implementación de la nueva moratoria.

La aprobación se dio dos días antes de la intempestiva renuncia de Martín Guzmán en el Ministerio de Economía, quien no había sido consultado por los autores del proyecto, en el marco del vaciamiento progresivo de su autoridad por parte del kirchnerismo.

Ahora la iniciativa sí cuenta con el visto bueno del expresidente de la Cámara de Diputados y actual ministro de Economía, Sergio Massa, y de hecho su sucesora en el cargo, Cecilia Moreau, informó a la prensa acreditada que la sanción de la moratoria es parte de la agenda oficialista para el corto plazo.

El proyecto de ley, que tiene como autores a los kirchneristas Mariano Recalde y Anabel Fernández Sagasti, contempla un plan de facilidades de pago de deudas previsionales de hasta 120 cuotas al que podrán acceder, durante un período de dos años, aquellas personas que cumplieron la edad jubilatoria (60 años las mujeres y 65 los hombres) y no tengan los 30 años de aportes exigidos.

También está dirigido a las personas que les falta hasta diez años para alcanzar la edad jubilatoria (mujeres de 50 a 59 años y hombres de 55 a 64 años), que ya saben que no van a llegar con los años de aportes cuando tengan la edad jubilatoria. El programa les permite anticiparse y empezar a pagar por anticipado por los períodos faltantes

A su vez, el beneficio de la moratoria también alcanza a viudas o viudos, hijos o hijas menores de edad o con discapacidades, que podrán requerir el plan de regularización de aportes para acceder a la pensión.

Los beneficiarios de la moratoria podrán regularizar los períodos faltantes hasta el mes de diciembre de 2008, inclusive. Las cuotas mensuales serán descontadas de manera directa del haber jubilatorio que se obtenga a través del programa. El pago mensual será equivalente al 29% de la remuneración mínima imponible, en coincidencia con lo que aportan los trabajadores en actividad

El proyecto beneficiaría a cerca de 800 mil personas (477 mil mujeres y 295 mil hombres) que están en edad de jubilarse, pero no tienen los años de aportes. Actualmente, hay cerca de 500.000 personas en esa situación y se calcula que el año que viene se sumarán otras 300.000 en esas condiciones.

También se estima que hay otras 800.000 personas en condiciones de adelantar el pago de sus deudas previsionales para acceder a la jubilación. Según detalló el Director General de Planeamiento de la Anses, Ignacio Amigorena, en la primera reunión informativa de la comisión de Previsión y Seguridad Social, el costo fiscal de la moratoria para el 2022 sería de un 0,02% del PBI. Para el 2023, el gasto sería del 0,3% PBI.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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