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Detuvieron a un ciudadano iraní en Entre Ríos: llevaba documentos falsos y tiene antecedentes

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Se trata de un hombre iraní que llevaba un documento argentino. Solo habla farsí y declarará el lunes ante la Justicia. Meses atrás había sido detenido por el mismo delito.

En medio de la incertidumbre que generó el caso del avión iraní retenido en el aeropuerto de Ezeiza, un ciudadano de ese país fue detenido el último jueves en la ciudad de Concepción del Uruguay, en Entre Rïos.

Se trata de un hombre que llevaba documentación falsa y que fue retenido por la policía en la terminal, tras bajar de un colectivo que lo había traído desde Gualeguaychú, a 70 kilómetros de distancia. Se cree que habría ingresado al país por alguna provincia del norte.

De acuerdo con lo informado por LA NACIÓN, su negativa a entregarle documentación a un maletero fue lo que despertó las sospechas de los oficiales. “Presentó un DNI de un argentino y una licencia de conducir de otro argentino”, informaron a este medio.

El hombre, que se llamaría Asan Azad y solamente habla idioma farsí, quedó detenido y será indagado este lunes. En las últimas horas se difundió una foto suya en la que se lo ve con barba, anteojos, camisa, un crucifijo y una altura de cerca de 1,90 metros.

Sin embargo, no es la primera vez que el hombre tiene problemas con la ley, ya que hace unos meses también fue demorado por la policía. En ese caso ocurrió en La Rioja, y afirmó ante las autoridades que era de origen palestino.

Desde Migraciones solicitaron información a la embajada iraní sobre Asan Azad, pero no obtuvieron respuesta. El caso se encuentra en manos del juez Pablo Seró.

En tanto que el diputado nacional de Juntos por el Cambio, Gerardo Milman, se hizo eco del caso y agregó el dato de que el ciudadano iraní intentaba comprar un pasaje para viajar a Concordia. “¿Será instructor de vuelo?”, se preguntó con ironía, en referencia a los dichos del titular de la AFI, Agustín Rossi, sobre la presencia en nuestro país de la tripulación del avión retenido.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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