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Cristina Kirchner: «Nos persiguen porque igualamos a las sociedades»

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Acompañada por expresidentes del Grupo de Puebla y por juristas, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner trazó una línea de continuidad entre las persecuciones de las dictaduras militares y el actual ataque a la democracia desde el «partido judicial». «No nos van a perdonar nunca la reconstrucción de la economía y lo que pudimos construir en materia de derechos humanos», dijo.

Luciana Bertoia

Por Luciana Bertoia

“No fue solamente la economía sino lo que pudimos reconstruir en materia de derechos humanos. No nos van a perdonar nunca”. Está allí la razón de la persecución en los tribunales para Cristina Fernández de Kirchner, la razón de la condena y la proscripción que puede dejarla afuera de la carrera electoral. Y así lo hizo saber la vicepresidenta frente a un auditorio compuesto por expresidentes de la región y juristas que integran el Grupo de Puebla y vienen hace tiempo denunciando que el lawfare es el mecanismo que se usa desde los estrados judiciales para condicionar los procesos políticos progresistas.

No fue un acto altisonante pero el mensaje fue concreto: ya no es el partido militar el que le respira en la nuca a la democracia, sino el partido judicial. Y ella lo sufre en carne propia. “Lo que el partido militar fue a los gobiernos populares del siglo XX, el lawfare lo es a los gobiernos nacionales, populares y democráticos. Exactamente lo mismo”, dijo CFK mientras la aplaudían dirigentes de la región, integrantes del Frente de Todos y miembros de organismos de derechos humanos que se congregaron en el III Foro de Derechos Humanos, pero sobre todo para brindarle su apoyo después de la condena del Tribunal Oral Federal 2 en causa Vialidad. “No nos persiguen porque somos populistas. Nos persiguen porque igualamos sociedades, por la justicia social y por el derecho de los trabajadores a participar en el producto bruto de lo que producen”.

Rodeada de expresidentes que acompañaron sus mandatos como Evo Morales (Bolivia), José Luis Rodríguez Zapatero (España), Rafael Correa (Ecuador), Ernesto Samper (Colombia) o José “Pepe” Mujica (Uruguay), CFK repasó cuáles fueron sus políticas que terminaron siendo combatidas desde los tribunales. En dos meses, de hecho, se cumplirán veinte años desde que su compañero, Néstor Kirchner, llegó a la Casa Rosada.

«Se inició en 2003 la construcción de una nueva Argentina. se empezó una Argentina diferente. Ese hombre junto con Lula, decidieron pagarle al FMI, para que nunca más pudiera dirigir la economía en la Argentina”, remarcó CFK. “Fue la década virtuosa. Fue el momento donde más se redujo la desigualdad económica y social en la región, esta es la clave. No nos persiguen porque somos populistas, nos persiguen porque igualamos sociedades, por la justicia social, el derecho de los trabajadores a participar en el producto bruto de lo que producen”, agregó.

Desde entonces, la apuesta tuvo que ver con reconstruir el Estado democrático constitucional, dijo CFK: no solo lo que representaba la Casa Rosada, sino lo que representaba el Poder Legislativo. En el Congreso, recordó, se compraban leyes y puso como ejemplo la denuncia de la Banelco para aprobar la flexibilización laboral de Fernando de la Rúa. “También le tocó a él –en referencia a Kirchner–, pese al 22 por ciento de los votos, reconstruir un Poder Judicial que había eliminado la mayoría automática y que había amenazado, no al gobierno sino a los argentinos con la dolarización de la economía».

El eje del rencor

Parte central de esa reconstrucción fue la política de verdad y justicia del kirchnerismo: la anulación de las leyes de impunidad y la renovación de una Corte Suprema que estuviera dispuesta a sostener la inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, que impedían juzgar a los responsables de crímenes atroces.

“Cuando Néstor llegó al gobierno, el reclamo por Memoria, Verdad y Justicia no existía, no figuraba en las encuestas”, rememoró. “Los organismos seguían marchando, pero es más, hasta hubo ofrecimientos de declarar constitucionales las leyes de la impunidad, que Néstor rechazó”, contó la vicepresidenta.

El ofrecimiento no pudo más que haber salido de la Corte porque, para el momento en que Kirchner llegó al gobierno, ya estaba en el máximo tribunal el reclamo para la reapertura de los juicios. Era lo que se conoce como el caso Julián Simón con el que se mostró que era una incongruencia juzgar a los responsables de las apropiaciones de niños sin juzgar a quienes posibilitaron que esas sustracciones de menores sucedieran: es decir, a los que desaparecieron a sus padres y madres..

A partir de 2006, se reabrieron los juicios que tienen a más de 1000 condenados. Uno de ellos fue Jorge Rafael Videla, el dictador que murió mientras se lo juzgaba por su responsabilidad en el Plan Cóndor. “Todavía recuerdo esa tapa de Página/12, donde Videla decía que su peor época había llegado con los Kirchner”, evocó CFK. Se trataba de una portada de este diario de febrero de 2012.

El jurista Baltasar Garzón la miraba de costado y asentía. El exjuez español conoce bien la historia. En los tiempos de vigencia de las leyes de impunidad, él fue quien impulsó las investigaciones desde la Audiencia Nacional de Madrid por los crímenes de la dictadura de Videla y compañía.

En el público, había aplausos en todos los sectores del CCK. En general, las oleadas de vivas a CFK comenzaban desde atrás y encendían a los dirigentes que ocupaban las primeras filas. Entre quienes la aplaudían con ganas estaban el gobernador Axel Kicillof o los ministros Eduardo «Wado» de Pedro (Interior), Martín Soria (Justicia) o Jorge Taiana (Defensa). Muchos se sumaban al «Cristina presidenta» que explotaba cada tanto y que hacía batir las palmas de dirigentes de derechos humanos como Lita Boitano, que estaba sentada junto al secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti.

El lado de la historia

La dictadura simbolizó las muertes y las desapariciones pero también la destrucción de un modelo de país. «En el ’76, se interrumpe un modelo de acumulación que simbolizó por sobre todo el peronismo, que fue la movilidad social ascendente. Yo soy hija de esa Argentina, de la movilidad social ascendente, donde la hija de un trabajador acudía a la universidad y también accedía a la presidencia de un país. En el ’76 se quiebra esa Argentina de producción y de trabajo. El golpe de ’76 marca a fuego y destruye ese modelo donde se progresaba a través del trabajo. Si trabajabas y laburabas te iba a ir bien», resaltó la vicepresidenta y lo miró a Marco Enríquez Ominami, que funcionó como organizador del acto. A él le habló de Chile y del laboratorio del neoliberalismo tras el golpe de Estado con el que Augusto Pinochet derrocó a Salvador Allende hace ya casi 50 años.

Los números pueden abrumar. La misma CFK reconoció que puede ser difícil hablarles a un pibe o a una piba de 20 años de los desaparecidos de hace 40 años, pero la historia de las persecuciones tiene un hilo conductor. «En realidad este lawfare que inunda toda la región fue precedido por otros instrumentos previos: la Doctrina de Seguridad Nacional. En ese momento las Fuerzas Armadas cumplieron en toda la región la interrupción de las democracias», dijo.

«Tal vez todos tengamos la sensación que es todo muy injusto. Es muy injusto. Este Poder Judicial que persigue a dirigentes políticos, en este caso una expresidenta, son los riesgos de la política. Cuando uno decide jugar de un lado, sabe que no es gratis. Cuando vas con los otros y con los medios, no tenes problemas. El problema es cuando uno decide jugar del lado de los intereses del pueblo y de las grandes mayorías nacionales», reafirmó.

En las próximas semanas, los abogados de CFK apelarán la condena que recibió epítetos como «engendro» por parte de Garzón. Los diarios alineados con la oposición vaticinan que podría haber novedades con la reapertura de la causa Hotesur-Los Sauces en la Cámara Federal de Casación, pero la vicepresidenta el único mensaje que dejó es que se necesita coraje para no dejarse amedrentar por los tribunales. 

«No me importa si me van a meter presa, lo que me importa es que volvamos a reconstruir un Estado democratico y constitucional en el cual las garantías que establece la Constitución no sean cartón pintado. Volver a construir un país que alguna vez tuvimos, se puede hacer porque alguna vez lo hicimos», dijo. Y hubo aplausos y una dosis de esperanza porque la vicepresidenta habló de futuro.


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Los libertarios creen que Espert es el elegido de Milei para reemplazar a Caputo

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Lo recibió a solas en Olivos para hablar de economía en una larga cena. Caputo sintió el golpe y levantó el perfil.

El presidente Javier Milei ya tiene en mente el reemplazo para el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo. Es lo que afirman en el Congreso, donde dan por hecho que tarde o temprano José Luis Espert dejará esa casa para mudarse al Palacio de Hacienda.

El diputado y economista liberal se sumó al bloque libertario con anuncio televisivo incluido durante una entrevista concedida por Milei a Crónica TV en Casa Rosada.

Milei arrastra algunos roces con Caputo por la evolución de la inflación. En el inicio de marzo, se aceleraron fuerte los precios de los alimentos y en la tercera semana bajaron con la misma intensidad, pero aún así las consultoras estiman que podría volver a rondar el 13%, sin contar los postergados aumentos de gas y transporte.

El jueves pasado Espert compartió una larga cena con Milei en Olivos y se encargaron que el mensaje llegara. Publicaron una foto juntos en la quinta y aclararon que hablaron de economía. Por supuesto, Caputo no fue invitado a compartir la comida.

No es real que Espert vaya a Economía. Es más, José Luis tiene muy buena relación con Caputo y su equipo. Y está de acuerdo con las medidas económicas que está llevando a cabo.

Apegándose al manual que se usa en estos casos, fuentes cercanas a Espert afirmaron a LPO que «no es real que José Luis suene como relevo del ministro de Economía». 

«Son rumores sin fundamentos que siempre circulan. Es más, Espert tiene muy buena relación con Toto y su equipo. Y está de acuerdo con las medidas económicas que está llevando a cabo», agregaron.

Uno de los diputados que tiene la información que Espert sería el relevo de Caputo le dijo a LPO que el gobierno «no le encuentra la vuelta» al problema inflacionario y, por eso, «Milei ataca al sistema político». «Yo nunca me fijé cuánto ganaba y siempre viví de mi dieta pero ahora resulta que lo que gano lo gasto viviendo acá y mi mujer, que siempre había mantenido mi casa en mi provincia, me empezó a pedir plata», describió.

Esa misma semana la versión del desembarco de Espert en Economía ya se daba por hecha.  «Cuando pegó el faltazo a la reunión de bloque del miércoles pasado, supusimos que era porque no estaba en las peleas internas y se preparaba para ocupar el sillón de Caputo», comentó a LPO una fuente del bloque libertario.

Como sea, Caputo sintió el golpe y abandonó su perfil bajo para iniciar un intenso raíd de exposición pública para mostrarse en control. Levantó el perfil en redes sociales, mantuvo reuniones con supermercadistas y protagonizó una sobreactuada presentación en el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (CICyP).

Cuando Espert pegó el faltazo a la reunión de bloque del miércoles pasado, supusimos que era porque no estaba en las peleas internas y se preparaba para ocupar el sillón de Caputo.

En el gobierno afirman que Milei está conforme con el frente financiero y que la prueba que debe rendir Caputo es sobre la inflación. «Javier está conforme con el repunte en la cotización de los bonos y la disminución del riesgo país pero, con la inflación, no está muy claro lo que pueda llegar a pasar», explicó a LPO una fuente del gobierno.

La incertidumbre empujó a un funcionario que no trabaja para Caputo a sondear economistas para conocer sus proyecciones. La dispersión de las estimaciones lo dejó más preocupado que antes de iniciar las consultas.


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