Inseguridad cotidiana: el vandalismo ya no sorprende, pero sigue doliendo

Un nuevo hecho en Río Turbio expone el creciente deterioro de la convivencia social. Un vecino denunció que un menor dañó su vehículo con una piedra. El silencio, la falta de control y la ausencia de límites se transforman en cómplices.

Río Turbio09 de octubre de 2025Patagonia NexoPatagonia Nexo
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La denuncia de un vecino de Río Turbio volvió a encender las alarmas sobre la inseguridad y el descontrol urbano que se vive en la Cuenca. A través de sus redes sociales, el hombre relató cómo un menor de edad arrojó una piedra contra su vehículo, provocando daños materiales y dejando una sensación de impotencia compartida por muchos.

“Un nene dañino pasó por casa y con una piedra me rayó el auto, espero que sus padres se acerquen a reparar el daño causado por su hijo”, escribió el vecino, anunciando además que publicará el video completo del incidente.

Pero más allá del hecho puntual, este episodio refleja un problema más profundo: la pérdida de responsabilidad, la falta de límites y la ausencia de autoridad real en nuestras calles. No se trata solo de un vidrio roto o un auto rayado, sino de una sociedad que parece acostumbrarse al vandalismo, que lo naturaliza, lo justifica o, peor aún, lo ignora.

La seguridad ciudadana no se construye solo con más patrulleros, sino con presencia, prevención y compromiso. Padres que controlen, autoridades que respondan y vecinos que no callen. Cada acto de vandalismo es un síntoma de un mal mayor: la indiferencia.

Mientras tanto, los ciudadanos comunes siguen siendo los que pagan los platos rotos —literal y simbólicamente— en una comunidad que necesita recuperar el respeto, la responsabilidad y la seguridad como valores básicos de convivencia.

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