Santa Cruz y su herida abierta: 30 años de impunidad, silencios y manipulación judicial

Treinta años después, Santa Cruz aún arrastra una de las manchas institucionales más vergonzosas de su historia: la remoción arbitraria del procurador Eduardo Sosa en 1995, ejecutada por el entonces gobernador Néstor Kirchner. Aquella decisión no fue un simple acto administrativo: fue el punto de quiebre donde el poder político avanzó sobre la justicia y la convirtió en un brazo más de la impunidad.

Info. General03 de octubre de 2025Patagonia NexoPatagonia Nexo
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Desde ese momento, la independencia judicial en Santa Cruz fue un mito. Se consolidó un modelo donde la obediencia partidaria reemplazó al mérito, y la lealtad a un apellido pesó más que la Constitución. Se instauró una lógica perversa: justicia para unos pocos, silencio para el resto.

Hoy, con la presentación de un proyecto de ley para restituir a Sosa en su cargo, a través del diputado Pedro Luxen, se intenta cerrar esta herida histórica. No se trata de venganza, ni de mirar al pasado por nostalgia. Se trata de reparar un acto inconstitucional, de marcar un quiebre con décadas de manipulación institucional.

Porque sin justicia independiente no hay democracia, y sin reparación no hay futuro.

Santa Cruz necesita recuperar valores que fueron borrados por conveniencia política: libertad, legalidad, equilibrio de poderes. Y eso no será posible mientras la justicia siga respondiendo a pactos de poder en vez de a la ley.

Restituir a Eduardo Sosa es un acto de justicia, sí. Pero también es un acto de dignidad.

Y ya es hora de que en Santa Cruz la dignidad deje de ser una excepción.

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