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Alberto Fernández asistirá a la asunción de Lula da Silva en año nuevo

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Así lo confirmó el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, quien además reveló que en Brasil buscan atrasar el horario del acto que se celebrará el 1° de enero.

El presidente Alberto Fernández asistirá a la asunción del reciente electo presidente Luiz Inació Lula da Silva en Brasil que se celebrará el 1° de enero de 2023. Así lo confirmó el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, quien además reveló que las autoridades brasileras trabajan en la modificación del horario del acto protocolar para facilitar la asistencia de otros mandatarios.

La asunción suele celebrarse el 1° de enero a las 9 de la mañana, y con motivo de las celebraciones de fin de año y año nuevo, se complejiza la participación de invitados internacionales. Según supo NA, el equipo de da Silva evalúa la posibilidad de demorar la ceremonia del primero a las 15, con el objetivo de garantizar algunas horas extras para el traslado durante la jornada.

Fuentes oficiales revelaron que de no poder aplicarse el cambio de horario, Fernández estaría dispuesto a pasar fin de año en Brasil, en la residencia de su embajador.

«Va a estar presente, están definiendo en estas horas a qué hora será. Tradicionalmente es el primero, muy temprano, a las 8.30 o 9, y están queriéndolo pasar al primero a la tarde para que la mayor cantidad de mandatarios pueda estar presente en una ceremonia que ha generado una gran expectativa», afirmó Scioli en conferencia de prensa tras anunciar junto a la secretaria de Energía, Flavia Royón, un memorándum de Intercambio de Energía con Brasil.

Tras la derrota, el actual mandatario brasilero Jair Bolsonaro ha evitado la exposición pública, y ha evitado mostrarse en funciones, a diferencia de su equipo de gobierno que se muestran en coordinación con el embajador.

Sobre la transición en el gigante de Sudamérica, hay un ley que regula el período de dos meses hasta la asunción del primero de enero de 2023,y que obliga al presidente saliente a cooperar. Lula da Silva designó a su vice, Geraldo Alckmin, al frente del grupo encargado de coordinar dicho traspaso.

El representante de la gestión de Alberto Fernández en Brasil, habló sobre el tema: «De acuerdo a la ley vigente, hay una reglamentación muy precisa que establece cómo debe trabajar el gobierno saliente y el entrante. Hay una infraestructura en Brasilia donde el Gobierno próximo de Lula tiene 258 profesionales seleccionados que interactúan en distintas áreas de gobierno, y trabajo junto con ellos, porque saben que el mandato que tengo del presidente Alberto Fernández y el canciller Santiago Cafiero es llegar a un acuerdo de integración profunda con Brasil para el tiempo que viene».

Además, amplió: «Hubo una primera etapa de recomposición de la relación, reencausarla, y una segunda, de profundizar en integración financiera, energética, económica, de ciencia y tecnología. Esperemos que la visita de Lula a la Argentina nos de el marco necesario para poder desplegar agendas concretas con impacto positivo».

El jefe de Estado llegó a Casa Rosada a las 11.05, y se reunió con su portavoz Gabriela Cerruti, conversó con el jefe de Gabinete Juan Manzur, y luego con el ministro de Transporte, Alexis Guerrera. Además, recibió a Scioli y a Royón y mantuvo una conversación telefónica con el titular del Palacio de Hacienda, Sergio Massa.


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Las tres Marchas

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Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein

La primera marcha fue del movimiento obrero, el 24 de enero, contra el DNU, la ley ómnibus y la flexibilización laboral; la segunda fue el 24 de marzo por los derechos humanos. Y esta ha sido la tercera gran marcha contra el gobierno de Javier Milei, movilizada por la comunidad educativa en defensa de la educación pública. Y cada vez fue mayor. El espíritu de la producción y el trabajo representado en los trabajadores, el espíritu moral y ético que simbolizan las Madres y las Abuelas y el espíritu cultural del país que alimentan las escuelas, colegios y universidades, fueron los atacados por este gobierno y los primeros en reaccionar. Hay más que tres marchas en juego, entre las tres, además de su masividad expresan la esencia de un país. Para este gobierno, todo es corrupción, menos los corruptos, a los que concibe como “héroes” que fugan millones, abusan de los precios o especulan en la bicicleta financiera.

El gobierno despreció esta marcha porque —dijeron— la organizaron y participaron los que no quieren la auditoría de las universidades. “Son los que se favorecen con este sistema de corrupción y no quieren perder sus beneficios”, dijeron por la televisión. Y Patricia Bullrich la calificó de “rara”. Defender la universidad que el gobierno quiere cerrar es “raro”. Todo el relato se monta sobre grandes mentiras que se reproducen en las redes hasta el infinito, porque las universidades tienen sus propios sistemas de auditorías.

Pero todo es corrupción, menos los corruptos. Igual que Mauricio Macri, hablan del curro de los derechos humanos y cuando no pueden comprar a los sindicalistas, los acusan de corruptos. Pero la verdadera corrupción, la que sí equivale a un PBI, es la que fugó 400 mil millones de dólares, los dueños de las offshore que reciben a Milei en el Llao Llao, los que colocaron estratégicamente a sus gerentes en las decisiones de política económica y en las empresas del Estado.

Las manos invisibles del mercado no son tan invisibles, pero se ocultan detrás de los ataques a los puntos más sensibles, como los trabajadores, los derechos humanos y la educación. Este país dejaría de existir, se derrumbaría, si destruyeran esos pilares.

La enorme movilización de ayer fue la más grande en muchos años. Las fotos aéreas lo reafirman. La Plaza y las avenidas laterales, más toda la Avenida de Mayo hasta parte de la Plaza de los dos Congresos, las diagonales, Rivadavia e Irigoyen, repletas. Más las grandes movilizaciones que se realizaron en Mar del Plata, Córdoba, Tucumán, Misiones, Mendoza y demás, dejaron en claro que el gobierno tendrá problemas si busca destruir a la educación pública.

En las tres marchas hubo una parte que fue a todas, pero en cada una se suman muchos manifestantes nuevos. Y el que va una vez, ya no se baja, porque el encuentro físico con otras personas que piensan parecido y actúan en común destruye preconceptos y diluye el prejuicio sobre el que se monta todo el discurso antipopular o incluso antimilitante o antipolítico, que son los antis que funcionan como pegamento del relato desarmador de la derecha.

En esta marcha hubo muchísima gente sin encolumnarse. Y había columnas que casi nunca han compartido la calle, como las de agrupaciones peronistas estudiantiles y la Franja Morada del radicalismo. Esa misma mezcla se daba en la muchedumbre.

Es probable que las movilizaciones no le muevan el amperímetro a Milei, que se pasó la tarde en las redes, igual que su vice que trató de humillar a Hebe de Bonafini. Milei confía más en sus modelos matemáticos que, como tales, nunca son la realidad, sino su representación: un modelo de números sin seres humanos, como los que mostró en la cadena nacional de radio y televisión el lunes. Le interesan esos números voladores y no los seres humanos, imperfectos y corrompibles. Pero ojo, las frías matemáticas son manipulables y manipuladas en este caso.

Un detalle que puso en evidencia la diversidad de los manifestantes que asistieron a las marchas fue la profusión de cartelitos caseros. En las marchas anteriores había algunos. Pero ayer estaba plagado de cartelitos con leyendas inventadas por sus portadores, escritos con marcadores de diferentes colores sobre hojas, cartulinas o cartones. Una nota de Página/12, da cuenta de este fenómeno. No hay que pensar demasiado: Si se juntan cientos o miles de maestras y docentes, preparan la marcha como si fuera una clase, con sus cartelitos didácticos o graciosos para sus alumnos. Es difícil imaginar una marcha de ferroviarios, por ejemplo, con cartelitos escritos a mano con marcadores de diferentes colores.

Qué poco conocen el país real estos tipos que gobiernan. Esos cartelitos son una clase en la escuela pública. Nadie las obliga a llevar un cartelito. Es lo que hacen las maestras en su tiempo “libre”, porque es lo que lleva en la sangre el ser docente. “La educación nos hace libre” dice uno que reivindica la verdadera libertad y no la que carajean estos farsantes. Y hay otro que es para reflexionar: ”Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.


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