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«Pacto de Mayo»: Javier Milei se cruza con los primeros obstáculos

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El Gobierno confirmó que no habrá un gran encuentro con todos los jefes provinciales, sino que harán dos o tres «reuniones grupales». Pullaro, Torres y Llaryora anticiparon sus críticas al «alivio fiscal» y la restitución de Ganancias.

Las negociaciones por el «Pacto de Mayo» aún no arrancaron y ya empiezan a tambalear. El puntapié inicial, que consistía en reunir a todos los gobernadores el próximo viernes en Casa Rosada, se fue afuera. Al pasar lista de los asistentes, el Gobierno se dio cuenta que entre problemas de agenda y rechazos muchas sillas iban a quedar vacías. Para evitar papelones, el ministro del Interior, Guillermo Francos, avisó que harán «dos o tres reuniones» con distintos grupos de jefes provinciales y que se extenderán hasta la semana que viene. Las futuras conversaciones, además, empezaron a sumar los primeros cuestionamientos de mandatarios aliados: el chubutense Ignacio Torres, el santafesino Maximiliano Pullaro y el cordobés Martín Llaryora pusieron en jaque el toma y daca que ofrece Javier Milei para mejorar los ingresos de las provincias a cambio de aprobar una reversión de la Ley Bases.

Foto fallida

Las invitaciones a los gobernadores todavía no fueron enviadas. En Presidencia tienen más dudas que certezas sobre cómo se desarrollarán los primeros contactos. El domingo se habló de recibirlos «en grupos» para explicarles en qué consiste la invitación que les realizó Milei en la apertura de las sesiones ordinarias. El lunes esa idea quedó descartada y se oficializó a través de un comunicado que la convocatoria alcanzaba a todos los mandatarios para el día viernes. El objetivo era lograr la foto más amplia posible e incluso se especulaba con la participación del Presidente. Sin embargo, el Gobierno se puso a sumar asistentes, los números no cerraron y se vio obligado a recalcular. «Hay algunos que están afuera del país, hay otros que no están y otros que he escuchado que no quieren venir. Así que seguramente haremos dos o tres reuniones», aclaró Francos con tono de resignación.

En la lista de ausentes figuraban el sanjuanino Marcelo Orregó y el mendocino Alfredo Cornejo, que se encuentran participando de una exposición minera en Canadá. Con esa excusa, el ministro del Interior reformuló la convocatoria y anunció que además del viernes habrá reuniones el lunes, martes y miércoles de la semana próxima. La intención es poder recibirlos más adelante a todos juntos y concretar la ansiada foto grupal. “Les vamos a plantear un camino hacia el 25 de mayo y darle contenido a ese acuerdo de 10 principios básicos para cambiar la economía de Argentina y simultáneamente conversaremos sobre un acuerdo fiscal para resolver los temas que las provincias tienen sobre recursos”, subrayó Francos.

Primeros obstáculos

Si bien las nuevas conversaciones aún no comenzaron, Torres, Pullaro y Llaryora anticiparon que llegar a un acuerdo no será nada sencillo.

En medio de la asfixia financiera del Ejecutivo nacional a las provincias, el chubutense cuestionó que se ofrezca un «alivio fiscal» a cambio de acompañar las reformas que Milei impulsa en el Congreso. «Hay que poner blanco sobre negro en algunos conceptos que están errados. Escucho que se habla mucho de alivio fiscal contra aprobar una ley. Eso es un error grosero, nadie está hablando de alivio fiscal», aseguró Torres y agregó: «Nosotros lo que estamos planteando es una reparación para con el federalismo, donde, históricamente, los impuestos fueron creando asignaciones específicas para contraer la coparticipación que le corresponde a las provincias».

Este aspecto será central en la pulseada con los gobernadores. Para el Presidente, el oxígeno financiero a las provincias estará sujeto ineludiblemente a la sanción de la ley Bases. Por si quedaba alguna duda, ayer lo dejó en claro en Expoagro 2024: «Obviamente. Digamos que es parte de un programa integral y si no se logran alinear en el programa integral, no se pueden hacer ese tipo de reformas».

En la antesala al encuentro, Pullaro también puso condiciones. El santafesino anticipó que reclamará a la Casa Rosada el pago de una deuda de 600 mil millones de pesos. «Si vamos a discutir las provincias que deben a Nación, que está bien, tenemos que discutir las deudas que tiene Nación con las provincias», lanzó y sentenció: «El debate debe estar centrado ahí, no solo los recursos». Respecto a la cumbre que se llevará a cabo el 25 de mayo en Córdoba, Pullaro manifestó que «no hay claridad sobre cuál va a hacer la propuesta de la Nación», aunque por las dudas advirtió: «Desde Santa Fe nunca vamos a acompañar un aumento de retenciones».

Con un tono más beligerante, pero en el mismo sentido, se expresó Llaryora: «Sentarme en una mesa para decirme que van a poner un derecho de exportación a la maquinaria agrícola, no pierdan tiempo, no me llamen. Para poner trabas, no cuenten conmigo».

Otro posible punto de confrontación será el Impuesto a las Ganancias. El Gobierno confirmó que enviará un proyecto para restituir la cuarta categoría, que eliminó el exministro de Economía, Sergio Massa, y benefició a más de 800 mil trabajadores. Según la Casa Rosada, «es un pedido de los gobernadores» para «ayudarlos a solucionar sus problemas fiscales». Torres, Pullaro y Llaryora, no obstante, no dicen lo mismo.

«Queremos ver qué plantea el Gobierno. Un nuevo impuesto con distintas variables a quienes ganan más, no es lo mismo que el impuesto a las Ganancias en un contexto de mega inflación», indicó el chubutense. «Tengo muchas dudas con eso. Porque en un momento que hubo un ajuste importante y sectores medios y bajos no la están pasando bien, con el aumento de tarifas, quita de subsidios, congelamiento de salarios, tenemos que discutir cuáles son las categorías», agregó el santafesino. “Me parece un error reponer Ganancias. Hay que hacer algo sobre los altos ingresos, que sea progresivo, pero no con un valor que le afecte a los trabajadores”, completó el cordobés.

En la vereda de enfrente, por el momento, no está claro qué harán los mandatarios peronistas. El bonaerense Axel Kicillof criticó la convocatoria, al señalar que «más que una invitación parece una amenaza» y que «si se trata de encuentros para fotos y marketing, arranquen nomás si no llegamos”. La respuesta del Gobierno llegó de parte de Francos. «Las canchereadas están fuera de lugar. Todavía nadie lo invitó. Si se pone en esa posición, es difícil invitarlo», retrucó el ministro mientras repasaba el número de asistentes.

A cuatro días de haber lanzado la convocatoria al «Pacto de Mayo», Milei empieza a cruzarse con los primeros obstáculos. Habrá que ver si esta vez logra esquivar las dificultades o si se choca de lleno, nuevamente, con el Congreso y los gobernadores.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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