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2023: Una encrucijada que debemos enfrentar sin vacilaciones

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Hugo Yasky

Por Hugo Yasky

Estamos transitando un año que será una bisagra. En efecto, 2023 producirá definiciones que marcarán por los próximos años a la sociedad argentina e impactarán en la configuración política de la región. Estamos frente a una definición que, formalmente, está en manos de nuestro pueblo, en la forma en cómo vote, pero sabemos que eso está matizado porque hay factores de poder tratando de incidir para que esa decisión permita el regreso de un gobierno alineado incondicionalmente con Estados Unidos de Norteamérica y los grupos de poder local. Esos factores básicamente son tres:

Un factor es el aparato de justicia, que hoy cumple la función a través de otros métodos que los militares tuvieron asignada en la década ’70 en toda América Latina. Efectivamente, son otros los métodos, pero el mismo objetivo: desestabilizar a los gobiernos para desarticular los liderazgos del campo popular. Porque cuando hay fuertes liderazgos la democracia se hace intensa, ocupa todos los espacios de disputa y se producen avances como los que vivimos en los gobiernos de Néstor y Cristina. Eso es lo que empezó a desactivar la actuación del Poder Judicial y explica el intento de proscripción política de Cristina Kirchner mediante un juicio escandaloso, con una condena que a lo largo de 1600 páginas no muestra una sola prueba. Se condena a una persona inocente, como ocurrió con Lula en Brasil, en base a conjeturas e indicios. El Juez Baltasar Garzón decía: “Las conjeturas y los indicios son el paso previo a la obtención de la prueba. Si las conjeturas y los indicios no arrojan prueba, es que la persona es inocente, no se puede condenar en nombre de conjeturas e indicios”. Es cambiar toda la lógica del orden jurídico, no de la Argentina, del mundo capitalista que es donde rigen estas leyes.

El otro factor que incide para modelar la subjetividad de nuestro pueblo, con vistas al 2023, esta conformado por los grandes medios de comunicación. Operan en el mediano y largo plazo incentivando el discurso del odio y el linchamiento mediático para destruir liderazgos populares, e incentivar a aquellos que están al servicio de un poder permanente que no va a elecciones, pero busca definirlas. El mejor ejemplo de esto es el Grupo Clarín, con más de 270 empresas en todo el país, 22 mil integrantes y manejado como un partido político.

Los trabajadores organizados somos el principal enemigo de ese poder monopólico de la Argentina. Como decía muchas veces Perón, “hay que pegarle al chancho para que aparezca el dueño”. Y el dueño apareció. Cuando se intentó avanzar con el juicio político a la Corte, esos medios hegemónicos rápidamente pusieron en tapa que 500 empresas exigian que no hubiera intromisión en la “independencia” de la Justicia.

Ese es el tercer, y principal, factor de poder que busca condicionar la democracia argentina: las corporaciones económicas y financieras. Su forma de intervención es de una manera brutal, generando inflación y desestabilización económica. Si el acuerdo con el FMI nos condiciona a tener tasas de interés en niveles que son incompatibles con la inversión, y tarifas en niveles incompatibles con el cuidado de la canasta básica, nos encontramos con que estas corporaciones usan ese tipo de condicionamientos como soporte que les posibilita apropiarse cada día más de la renta que se genera en el país. Esto explica que entre 2018 y 2022 se hayan trasladado 87 millones de dólares de los que trabajan a los dueños de grandes empresas. Es más que la deuda récord tomada por Macri con el FMI. Este proceso inflacionario, que incentivan con una permanente remarcación además de permitirles apropiarse de una renta extraordinaria, les permite fragilizar la situación del gobierno. Un gobierno, debemos admitirlo, que fracasó en su intento de avanzar hacia un esquema más justo de distribución de la riqueza. Las cifras de aumento de la pobreza que se conocieron en el jueves así lo demuestran. Es verdad que la economía creció y se crearon más empleos, pero no se logró detener la caída de los ingresos ni resolver el tema de la desigualdad social. Esa es la gran asignatura pendiente de la que debe hacerse cargo el Frente de Todos si quiere tener posibilidad de seguir gobernando la Argentina.

De la otra orilla, los que sueñan con que la Argentina vuelva a tener un gobierno de derecha recargado con Espert y si fuera posible con Milei, tienen como objetivo que esta transferencia de la riqueza de los que menos tienen a los que más tienen se haga irreversible. Por eso para ellos el enemigo somos nosotros. ¿Quiénes somos nosotros? El campo popular. Y sobre todo, ese núcleo duro que saben que tienen que destruir constituido por el movimiento sindical.

El 2023 nos pone en esa encrucijada, donde no podemos ser ingenuos ni hacer una interpretación voluntarista de la realidad. El gobierno de los ricos para los ricos que encabezó Macri fue derrotado en tiempo récord principalmente por la resistencia del gobierno popular. Tienen un ajuste de cuentas pendiente con nosotros, con el movimiento peronista, con las organizaciones sindicales. Están sedientos de revanchismo de clase y nos ponen a nosotros en la mira. Lo dicen con todas las letras Patricia Bullrrich, Espert, Macri, Milei y también Larreta. La tormenta que prometen tiene como objetivo arrancar de raíz las conquistas del movimiento obrero. Quieren que Argentina sea una factoría, cuyos bienes naturales, riquezas naturales, el agua, Vaca Muerta, el gas, el litio, sigan el derrotero de enajenación de nuestros recursos que enriquece a los de afuera y empobrece a los de adentro, sino pensamos cómo garantizamos que esas riquezas no terminen en manos de algún grupo económico transnacionalizado y algún socio local.

Frente a ellos desde el Frente de Todos tenemos que construir una fuerza política que enuncie claramente los objetivos que nos proponemos para la próxima etapa del gobierno En el que debe ocupar un lugar central la distribución de la riqueza. Para ellos tenemos que hablar del FMI, los recursos naturales, de los cambios que hay que hacer en la justicia, y del sistema financiero.

Para los que dicen que en las condiciones actuales esto no es posible, el gobierno de Axel Kicillof en la Provincia de Buenos Aires demuestra que no necesariamente hay que agachar la cabeza frente al poder concentrado. Demuestra que si se gobierna para el pueblo y sin pedirle permiso a los poderosos se puede ganar el derecho a volver a tener su voto.

Hoy la urgencia nos señala la necesidad de que se tomen medidas para recomponer el poder adquisitivo de las familias. Para ello, es importante que las paritarias pongan los salarios por encima de la inflación, pero esto hay que complementarlo con otras decisiones como el aumento de suma fija y de las asignaciones familiares que permita terminar rápidamente con la existencia de asalariados debajo de la línea de pobreza.

En Avellaneda se empezó a gestar un movimiento con la consigna “Cristina Presidenta” que está recorriendo todo el país. Estamos orgullosos de tener alguien que sintetice las demandas y los anhelos del campo popular, con la valentía, el coraje y la lucidez con lo que lo plantea Cristina Kirchner. Hoy eso quedará refrendado en el plenario de la militancia Cristina Presidenta en el Chaco como parte de un camino de construir la posibilidad de que el campo popular abrace una victoria que le abra la puerta a una transformación de este país. 


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Mondino y su brutalidad: «Los chinos son todos iguales»

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La ministra de Relaciones Exteriores exhibió su intelecto en la cumbre de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que se celebra en París. Allí confesó que no puede distinguir las profesiones de los orientales porque, para ella, tienen el mismo aspecto físico. Lo hizo después de mantener una gira justamente por China, con la intención de negociar el swap con el gigante asiático.

La canciller Diana Mondino se refirió este jueves a la base china en la Argentina. Lo hizo al ser consultada por la presencia de militares del gigante asiático. Mondino respondio con total brutalidad: dijo que no se pudo identificar si participan civiles o militares porque «son todos chinos, son todos iguales».

La cuestión hace al realineamiento argentino con los Estados Unidos. Javier Milei quiere emular las relaciones carnales que mantuvo Carlos Menem en los años 90. Es por eso mismo que, desde hace semanas, el Gobierno nacional amaña todo lo referido a la base científica que nuestro país comparte con China en Neuquén, al punto de mandar una delegación a investigar si se haya algo oculto, pese a que el gigante asiático comparte todos los resultados de las investigaciones con los organismos nacionales.

En ese contexto, Mondino aseguró este jueves que «los chinos son todos iguales», al señalar que no habían identificado a personal militar en la base espacial de ese país en Neuquén. «Los que fueron de investigación no identificaron que hubiera personal militar. Son chinos, son todos iguales», indicó la ministra de Relaciones Exteriores en declaraciones a Clarín.

La frase surgió ante una pregunta sobre si se había identificado personal militar en la base ubicada en la Patagonia argentina, en la que puso especial atención el gobierno de los Estados Unidos y fue tema de conversación con la generala del Comando Sur, Laura Richardson, a principios de abril.

«Ya se han hecho inspecciones en la Estación Espacial China y la Europea. Fue el mismo equipo a ambas y en la misma semana, esos equipos no percibieron nada raro», explicó Mondino.

Pato criollo

No es la primera vez que Mondino no logra ocultar su brutalidad. Semanas atrás, sentada en la mesa de Mirta Legrand, la canciller contó -con una sonrisa de dientes perfectos- por qué para ella es absurdo que los jubilados tengan acceso a un crédito: “Por definición todos algún día nos vamos a morir y si sos un jubilado de determinada edad casi seguro que te vas a morir”. Su argumento corrobora el ABC del gobierno libertario de monetizar la vida al máximo y que eso sea por definición el criterio de lo que sirve y lo que no, según cómo se venda o cómo se pueda pagar.

Pero se acumulan los casos. Por ejemplo cuando pidió que fogoneó a los trolls para que tengan más comentarios una respuesta que el tuit original de Andrés Manuel López Obrador. Ocurrió cuando el presidente mexicano denominó ignorante a Milei y una de las cuentas de las que suele tener interacción con el mandatario argentino (@usdtermo) desafió a que una foto de Milei iba a tener «más me gusta». En vez de apaciguar las aguas, esto publicó Mondino.

Y en el repaso también se pueden citar la vez que dejó un manto de sospecha -sin ninguna prueba- de supuestos «infiltrados» que iban a desestabilizar al presidente Javier Milei en su discurso de apertura en el Congreso o la vez que ni siquiera se puso colorada al apuntar contra Natalia Zaracho porque la diputada y cartonera -que nació en un contexto de vulnerabilidad social- no terminó el secundario.

Malvinas

La cuestión Malvinas merece un párrafo aparte. Suelta de lengua, Mondino dijo que las quejas formales del país contra Inglaterra son, apenas, «cartitas», y que si se tiene que enfrentar con su par inglés en lo relativo a Malvinas, lo mejor es hacerlo con sus «chicanas tuiteras». 

Lo hizo en una entrevista televisiva Ante la consulta de una periodista sobre las acciones de la Cancillería ante el viaje de David Cameron -ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido- a las Malvinas, la canciller dijo que «no había muchas opciones» porque «no pasan por territorio argentino para ir». «¿Qué le vamos a hacer, con un misil bajar el avión», comentó, con acento e intento de humor cordobés.

Cuando la repregunta estuvo orientada a por qué no hubo una queja formal del Estado nacional, Mondino adelantó su reflexión. «A un inglés reírse con el idioma inglés, le duele mucho más que una de las tantas cartitas que Argentina continuamente ha enviado», opinó y consideró que su chicana -había posteado, en Twitter, que le agradecía a Cameron su visita a la Argentina-, «le duele mucho más que otra cartitas más».

Hasta ahora se desconoce si alguno de los asesores con los que cuenta la ministra le soplaron al oído que ni el primer ministro de Inglaterra ni siquiera su canciller la siguen en la red favorita de los ultraderechistas. Es decir, quizás ni acusaron recibo de la «chicana». 

Antes de París, Pekín

Las últimas declaraciones de Mondino llegaron desde París, donde participa de un encuentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pero la canciller no llegó a Francia desde Buenos Aires sino, justamente, había pasado semanas en la capital china donde se se reunió con el canciller Wang Yi.

El motivo de la gira giraba en torno a recomponer las relaciones tras las provocaciones del Gobierno nacional, que iban desde las acusaciones del presidente (augurando que no iba a mantener relaciones con «comunistas) y de las fotos de la propia canciller con diplomáticos de Taiwán, un tópico sensible para la geopolítica del gigante asiático. Pero, sobre todo, estuvo marcado por la necesidad de que el Gobierno chino renegocie el pago del swap para no generar un sismo en las reservas monetarias argentinas.

La pelota ahora quedó en Pekin. Habrá que ver si toman estas últimas declaraciones como un mero comentario al paso o si resuelven tomar medidas drásticas, por ejemplo, revisar el historial de créditos y exigirle al país el pago efectivo e inmediato de los mismos: se podrían amparar que, para ellos, las deudas «son todas iguales».


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