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Preguntas y algunas certezas sobre la violación grupal en Palermo

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¿Por qué violan en grupo?

Porque pueden.

¿Por qué pueden?

Porque hay impunidad.

¿Por qué hay impunidad?

Porque todavía se naturaliza la violencia sexual y desde la justicia y algunos medios se pone en duda la palabra de las víctimas.

¿Por qué se sigue naturalizando la violencia sexual y se descree de la palabra de las víctimas?

Porque hay quienes consideran aún al cuerpo de las mujeres o feminizados como un objeto a disposición, como parte de sus posesiones, y creen que se lo pueden apropiar sin pedir permiso ni esperar consentimiento.

Porque, además, todavía está instalado el mito de la mujer mentirosa.

Hay un núcleo social de varones que se resiste a dejar atrás sus privilegios, que descalifican las luchas feministas, y siguen culpabilizando a las víctimas por salir de noche solas o usar un shorcito cortito para ir a bailar o las señalan como “putitas” o “rápiditas”. Ese pensamiento persiste.

Como muestra vale el caso de la adolescente que fue víctima de la (mal) llamada Manada de Chubut –cuyo juicio comenzó el jueves pasado en Trelew: Se tuvo que ir de la provincia después de ser abusada grupalmente en una fiesta en el balneario de Villa Unión. Ni siquiera llegó a denunciar en ese momento a los agresores, todos ellos “hijos del poder”. Se corrió la bola de lo que le había pasado entre sus relaciones sociales, entre conocidos y no tanto, y se la revictimizó: sufrió tal estigmatización, como “putita”, que se vio obligada a exiliarse no solo de la ciudad sino de la provincia. Tenía 16 años.

¿Son monstruos quienes violan?

Los podemos percibir como seres monstruosos, pero lo cierto es que la mayoría de quienes cometen este delito son varones que en su cotidianeidad no los veríamos como monstruosos. Como los padres que abusan sexualmente de sus hijas o tíos de sus sobrinas o abuelos de sus nietas. Es un tema tan difícil de digerir que nos resulta más cómodo pensarlos como seres monstruosos y no como varones integrados a nuestros entornos, a veces, incluso, familiares. Tres de los detenidos en Palermo iban a la universidad, uno militaba políticamente. Recordé por estas horas una respuesta que me dio Eva Giberti, en 2014, cuando la entrevisté para hablar de padres que cometían incesto: “Clasificarlos como monstruos es una trampa cultural que se utiliza buscando disimular la frecuencia del incesto. Un monstruo es un ser que tiene alguna anormalidad impropia del orden natural y es de apariencia temible. La ciudadanía no está repleta de monstruos, pero sí de padres incestuosos. Los padres incestuosos son sujetos convencidos de sus derechos como varones, potenciados por su paternidad. Suponen y deciden que pueden disponer del cuerpo de sus hijas porque son parte de su propiedad natural: si la engendró, tiene derecho sobre ella. Más aún, algunos afirman que es una manera de iniciarla sexualmente”, me dijo en aquel momento Giberti.

Del mismo modo, la sociedad está repleta de varones que abusan o violan. ¿Quién no conoce a una mujer que en algún momento de su vida vivió algún tipo de abuso sexual? La violencia sexual es el segundo delito menos denunciado, después del soborno según la última Encuesta Nacional de Victimización que se hizo en 2017. La mayoría de los hechos no se denuncian, son silenciados y quedan impunes. Y entre los que se denuncian, muy pocos llegan a condena.

Y la última pregunta la dejo abierta para que cada unx responda:

Si no estuviera el video donde se muestra a los violadores dentro del auto en Palermo con la víctima y el testimonio de la panadera que la rescató, y la joven violada contara un tiempo después el hecho, ¿la indignación sería la misma? ¿El repudio sería masivo? ¿O se pondría en duda su palabra como le ocurrió –y todavía ocurre– con los testimonios de Calu Rivero, Anita Co y Thelma Fardin, por ejemplo, en relación a las conductas abusivas que denunciaron de Juan Darthés, por citar un caso bien mediático? 

Mariana Carbajal

 @Marian_Carbajal

Periodista especializada en temas de género. Autora de varios libros, entre ellos “Yo te creo hermana” (Aguilar, 2019), “Maltratadas: Violencia de género en las relaciones de pareja” (Aguilar, 2014) y “El aborto en debate” (Paidós, 1999).


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Ida y vuelta de los aumentos en mayo

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El Gobierno postergó subas de luz, gas e impuesto a los combustibles para amortiguar otros aumentos. Colectivos y subtes, en espera.


Por Mara Pedrazzoli

Entre varias idas y vueltas respecto a los aumentos de precios liberados (y regulados) por el Gobierno, los incrementos programados para mayo impactarán directamente sobre consumos esenciales como combustibles, transporte, el servicio de internet y comunicación, colegios privados en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba) y alquileres. Se suman a los amplicados entre enero y abril, de modo que inclusive en el caso de las subas postergadas –como en luz, gas y algunas prepagas-, la comparación contra las tarifas en igual mes del año anterior todavía superan a la inflación general. Según el Indec, el aumento en los precios “regulados” acumulado en el primer trimestre del año fue del 81 por ciento interanual, mientras el nivel general de inflación ascendió a 51 por ciento.

Para empezar, en la mañana del miércoles 1 de mayo las petrolerassubieron el valor de los combustibles entre 4 y 5 por ciento. Un ajuste que obedeció al incremento en los costos por la suba del dólar -topeada por el Gobierno en 2 por ciento mensual- y a la recomposición para alcanzar niveles cercanos a la “paridad de exportación”, hoy unos 20 dólares arriba de los precios internos. En principio, los combustibles iban a subir casi 10 por ciento en mayo, dado el traslado por la corrección de los Impuestos a los Combustibles Líquidos (ICL), que fue suspendida hasta junio por el Gobierno por una decisión de último momento. Las estimaciones del Instituto Argentino de Análisis Fiscal evidenciaban que este ajuste del ICL hubiera sido más alto pues correspondía aplicar los precios del cuarto trimestre del año pasado, que habían rebotado debido a la devaluación de diciembre.

Así, el aumento aplicado inicialmente por YPF estuvo por debajo de las remarcaciones promedio de marzo y abril del 6 por ciento mensual. En mayo, la nafta súper en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) pasó de 837 a unos 870 pesos, mientras la nafta premium avanzó de 1.033 a 1.074 pesos. Mientras el gasoil común dejó de costar 883 para pasar a venderse a un valor cercano a 918 pesos, y el gasoil premium avanzó de 1.123 a 1.167 pesos, considerando los valores más económicos del mercado. Tomando como ejemplo CABA, en los últimos doce meses el precio del litro de nafta súper pasó de 163,10 a 744 pesos, con lo que registró un incremento total del 356 por ciento en el período.

En el caso de los servicios públicos de luz y de gas, a partir de este miércoles debía regir la indexación mensual atada a la inflación que estipulaba la nueva fórmula sancionada por el Gobierno. Sin embargo, hasta el martes a la noche los entes reguladores, Enre y Enargas, no habían recibido la información correspondiente a los nuevos cuadros tarifarios. Ante la sorpresa de las empresas del sector, el Gobierno decidió pisar los ajustes que involucraban subas de entre 10 y 12 por ciento para las distribuidoras de energía eléctrica y gas y para las transportistas de gas. Dichos aumentos representaban un incremento cercano al 5 por ciento en las facturas finales de los servicios que el oficialismo prefirió evitar. Igualmente, desde enero acumulan un alza del 150 y 450 por ciento, respectivamente.

En un nuevo traspiés heterodoxo del ministro de Economía, Luis Caputo, decidió mantener las tarifas pisadas al menos un mes para ayudar a la desaceleración inflacionaria. La regulación de los servicios esenciales comenzó a ser entendida por el oficialismo desde una lógica menos simplista y dogmática de lo que intrepreta sobre la inflación, como un fenómeno exclusivamente monetario.En la mañana del miércoles 1 de mayo, el ministro escribió en su cuenta en la red X: “Estamos cómodos en lo fiscal, priorizamos bajar la inflación y no cargar más con gastos de momento a la clase media”, para explicar las postergaciones de los aumentos, con lo cual también reconoció que dejar de emitir para cubrir el déficit no condujo a la estabilidad de precios como había asegurado. Ahora necesita detener la suba de tarifas.

El congelamiento del ICL, de los aumentos en la luz y el gas, sumados a la exigencia de rebaja en las cuotas de siete medicinas prepagas deben leerse como un llamado de atención dentro de la propia lógica del Gobierno. Las idas y vueltas en materia de liberalización de precios minan el discurso libertario y su apoyo social ante la inmanente erosión en el poder adquisitivo de los salarios. 

El Gobierno ya había suspendido la aplicación de una fórmula indexatoria en su debut con la tarifa de los colectivos y trenes en el Amba durante abril. Ahora en mayo es una incógnita qué pasará con los colectivos ante la amenaza de un paro de choferes este jueves. Los colectivos ya sufrieron un alza del 29 por ciento en febrero.

En tanto, el próximo 6 de mayo sí subirá un 54 por ciento el boleto de tren en el Amba. El esquema tarifario para los servicios que incluyen las líneas Sarmiento, Roca, Mitre, San Martín, Belgrano Sur, Belgrano Norte, Urquiza y Tren de la Costa quedará de la siguiente manera: con tarjeta SUBE registrada en la primera sección valdrá 200 pesos, en la segunda 260 pesos y en la tercera 320 pesos, mientras con tarjeta sin registrara costará el doble, y algo menos de la mitad con la tarifa social.

En el caso del boleto de subte, se espera un aumento del 359 por ciento, pues pasará de 125 a 574 pesos aunque se desconoce a partir de qué fecha concreta del mes por cuestiones administrativas. El Gobierno porteño demoró la publicación de la medida en el Boletín Oficial y aún no confirmó cuándo lo hará, con lo cual también se desconoce si luego se aplicará el segundo incremento previsto para el 15 de mayo, que lleva el pasaje a 667 pesos. El siguiente incremento estaba anunciado para el 1 de junio, hasta los 757 pesos.

Asimismo, los colegios privados bonaerenses aplicarán un incremento del 6,7 por ciento en sus cuotas, con variaciones dependiendo del nivel educativo y la subvención estatal. Los jardines con 100 por ciento de aporte costarán hasta 17.500 pesos, mientras la secundaria con subsidio del 40 por ciento hasta 102.500 pesos.

También las tarifas de internet, cable y telefonía sufrirán un ajuste que oscilará entre el 10 y el 20 por ciento dependiendo del proveedor y el tipo de servicio contratado. Y por último, los alquileres que quedaron dentro de la Ley de Contratos de Locación tendrán un incremento del 221 por ciento mientras aquellos firmados después de la derogación tendrán un ajuste “según el mercado” y las condiciones particulares de cada caso.


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