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Universidades: Para los rectores, el aumento anunciado «no soluciona el problema»

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Después del anuncio oficial de un falso acuerdo con las universidades para actualizar la asignación presupuestaria, el Gobierno siguió operando para distender el conflicto con la comunidad académica e intentar desalentar la marcha nacional convocada para próximo martes en reclamo de más fondos para la educación superior. Pero no tuvo éxito. Diversas voces del ámbito universitario reiteraron que no se alcancó ningún acuerdo y que los fondos anunciados por la Secretaría de Educación son insuficientes. También reafirmaron la importancia de la marcha del 23. A última hora del viernes, desde Casa Rosada convocaron a los rectores universitarios a una reunión para el martes 30.

El rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Ricardo Gelpi, desmintió la existencia de un acuerdo con el gobierno de Javier Milei, tras la información difundida por el Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, que versaba sobre un aumento en los recursos destinados a gastos de funcionamiento de las universidades. “Da la impresión de que el Gobierno solo quiere desactivar la marcha. No hubo un acuerdo, ellos hicieron una propuesta”, afirmó Gelpi. Capital Humano ofreció un aumento del 70 por ciento en las partidas para gastos, que involucran una porción mínima del presupuesto universitario. La misma cartera ya había anunciado otro 70 por ciento de mejora para las mismas partidas, pero aún no se ejecutó. El actual presupuesto universitario es una prórroga del de 2023, pese a que se registró una inflación anual superior al 280 por ciento.

“El problema es que con este 70 por ciento estamos por debajo de la inflación, con lo cual no se soluciona el problema”, explicó el rector Gelpi, quien enfatizó el incumplimiento de las promesas realizadas por las autoridades gubernamentales. “El primer 70 por ciento del que hablan, no existe. Todas las semanas nos dicen que van a depositarlo, y aún no hay nada”, aseguró.

El vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, detalló que «los gastos de funcionamiento representan solo el 10 por ciento del presupuesto universitario. El otro 90 por ciento son salarios (de docentes y trabajadores no docentes), que ya perdieron un 35 por ciento desde diciembre, comparados con la inflación”.

Otro de los funcionarios universitarios que se expresó fue el rector de la Universidad Nacional de San Martín, Carlos Greco. “El Gobierno quiere invalidar o cuestionar la marcha”, planteó. “Nosotros la marcha la vamos a hacer porque la sociedad se la merece. Tenemos que visibilizar la situación de la educación superior que es un derecho de la sociedad. No estamos defendiendo la universidad en términos corporativos, la defendemos porque tenemos que sostener la capacidad para que se desarrolle el país, que es a través del conocimiento”, remarcó Greco, presidente saliente del Consejo Interuniversitario Nacional. 

Marcelo Melo, director del Hospital de Clínicas, dependiente de la UBA, reclamó: “Tiene que haber un aumento por la inflación. No entiendo cómo lo ven tan claro para los senadores, pero no para este lado”, aseguró en diálogo con la AM750. Respecto del hospital, en el cual hubo un masivo abrazo simbólico en su defensa, informó que está funcionando “a muy escasa actividad”, lo cual dificulta la concreción de los turnos, tratamientos y operaciones programadas. 

Cuando el jueves el Gobierno difundió un acuerdo que no existía con las universidades nacionales, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) -el órgano que reúne a los rectores- desmintió esa versión y avisó: “Quedamos a la espera de la invitación en la que se nos comparta, formalmente, la medida”, el aumento para las partidas de funcionamiento. A última hora del viernes, la Secretaría de Educación, a cargo de Carlos Torrendell, confirmó la convocatoria a las autoridades de las universidades nacionales a una reunión el martes 30 de abril. Antes tendrá lugar la marcha nacional univeristaria convocada para el 23 en Plaza de Mayo. Ese mismo día se esperan movilizaciones de la comunidad académica en todo el país.


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Mondino y su brutalidad: «Los chinos son todos iguales»

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La ministra de Relaciones Exteriores exhibió su intelecto en la cumbre de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que se celebra en París. Allí confesó que no puede distinguir las profesiones de los orientales porque, para ella, tienen el mismo aspecto físico. Lo hizo después de mantener una gira justamente por China, con la intención de negociar el swap con el gigante asiático.

La canciller Diana Mondino se refirió este jueves a la base china en la Argentina. Lo hizo al ser consultada por la presencia de militares del gigante asiático. Mondino respondio con total brutalidad: dijo que no se pudo identificar si participan civiles o militares porque «son todos chinos, son todos iguales».

La cuestión hace al realineamiento argentino con los Estados Unidos. Javier Milei quiere emular las relaciones carnales que mantuvo Carlos Menem en los años 90. Es por eso mismo que, desde hace semanas, el Gobierno nacional amaña todo lo referido a la base científica que nuestro país comparte con China en Neuquén, al punto de mandar una delegación a investigar si se haya algo oculto, pese a que el gigante asiático comparte todos los resultados de las investigaciones con los organismos nacionales.

En ese contexto, Mondino aseguró este jueves que «los chinos son todos iguales», al señalar que no habían identificado a personal militar en la base espacial de ese país en Neuquén. «Los que fueron de investigación no identificaron que hubiera personal militar. Son chinos, son todos iguales», indicó la ministra de Relaciones Exteriores en declaraciones a Clarín.

La frase surgió ante una pregunta sobre si se había identificado personal militar en la base ubicada en la Patagonia argentina, en la que puso especial atención el gobierno de los Estados Unidos y fue tema de conversación con la generala del Comando Sur, Laura Richardson, a principios de abril.

«Ya se han hecho inspecciones en la Estación Espacial China y la Europea. Fue el mismo equipo a ambas y en la misma semana, esos equipos no percibieron nada raro», explicó Mondino.

Pato criollo

No es la primera vez que Mondino no logra ocultar su brutalidad. Semanas atrás, sentada en la mesa de Mirta Legrand, la canciller contó -con una sonrisa de dientes perfectos- por qué para ella es absurdo que los jubilados tengan acceso a un crédito: “Por definición todos algún día nos vamos a morir y si sos un jubilado de determinada edad casi seguro que te vas a morir”. Su argumento corrobora el ABC del gobierno libertario de monetizar la vida al máximo y que eso sea por definición el criterio de lo que sirve y lo que no, según cómo se venda o cómo se pueda pagar.

Pero se acumulan los casos. Por ejemplo cuando pidió que fogoneó a los trolls para que tengan más comentarios una respuesta que el tuit original de Andrés Manuel López Obrador. Ocurrió cuando el presidente mexicano denominó ignorante a Milei y una de las cuentas de las que suele tener interacción con el mandatario argentino (@usdtermo) desafió a que una foto de Milei iba a tener «más me gusta». En vez de apaciguar las aguas, esto publicó Mondino.

Y en el repaso también se pueden citar la vez que dejó un manto de sospecha -sin ninguna prueba- de supuestos «infiltrados» que iban a desestabilizar al presidente Javier Milei en su discurso de apertura en el Congreso o la vez que ni siquiera se puso colorada al apuntar contra Natalia Zaracho porque la diputada y cartonera -que nació en un contexto de vulnerabilidad social- no terminó el secundario.

Malvinas

La cuestión Malvinas merece un párrafo aparte. Suelta de lengua, Mondino dijo que las quejas formales del país contra Inglaterra son, apenas, «cartitas», y que si se tiene que enfrentar con su par inglés en lo relativo a Malvinas, lo mejor es hacerlo con sus «chicanas tuiteras». 

Lo hizo en una entrevista televisiva Ante la consulta de una periodista sobre las acciones de la Cancillería ante el viaje de David Cameron -ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido- a las Malvinas, la canciller dijo que «no había muchas opciones» porque «no pasan por territorio argentino para ir». «¿Qué le vamos a hacer, con un misil bajar el avión», comentó, con acento e intento de humor cordobés.

Cuando la repregunta estuvo orientada a por qué no hubo una queja formal del Estado nacional, Mondino adelantó su reflexión. «A un inglés reírse con el idioma inglés, le duele mucho más que una de las tantas cartitas que Argentina continuamente ha enviado», opinó y consideró que su chicana -había posteado, en Twitter, que le agradecía a Cameron su visita a la Argentina-, «le duele mucho más que otra cartitas más».

Hasta ahora se desconoce si alguno de los asesores con los que cuenta la ministra le soplaron al oído que ni el primer ministro de Inglaterra ni siquiera su canciller la siguen en la red favorita de los ultraderechistas. Es decir, quizás ni acusaron recibo de la «chicana». 

Antes de París, Pekín

Las últimas declaraciones de Mondino llegaron desde París, donde participa de un encuentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pero la canciller no llegó a Francia desde Buenos Aires sino, justamente, había pasado semanas en la capital china donde se se reunió con el canciller Wang Yi.

El motivo de la gira giraba en torno a recomponer las relaciones tras las provocaciones del Gobierno nacional, que iban desde las acusaciones del presidente (augurando que no iba a mantener relaciones con «comunistas) y de las fotos de la propia canciller con diplomáticos de Taiwán, un tópico sensible para la geopolítica del gigante asiático. Pero, sobre todo, estuvo marcado por la necesidad de que el Gobierno chino renegocie el pago del swap para no generar un sismo en las reservas monetarias argentinas.

La pelota ahora quedó en Pekin. Habrá que ver si toman estas últimas declaraciones como un mero comentario al paso o si resuelven tomar medidas drásticas, por ejemplo, revisar el historial de créditos y exigirle al país el pago efectivo e inmediato de los mismos: se podrían amparar que, para ellos, las deudas «son todas iguales».


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