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Pettovello, la punta de un iceberg

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Eduardo Aliverti

Por Eduardo Aliverti

La crisis de Gabinete, el escándalo por los alimentos retenidos, las cifras devastadoras de casi todos los índices económicos y un Presidente que siguió a puro divague en su séptimo viaje internacional, sin haber llegado a seis meses de gobierno, ratifican un presente y panorama demasiado complejos.

De todo ese combo, desde ya más amplio aún, es muy probable que a la gran mayoría de la población sólo le interese sobremanera el curso de su bolsillo.

Es una figura que parece exigua frente al drama de la escena.

Cada día más gente que come salteado, que vive en la calle, que pierde el trabajo o la changa. Indicadores como los de Industria y Construcción confirmaron haberse desplomado a niveles de la pandemia. Y de hecho, hasta las encuestas de consultoras simpatizantes con el oficialismo muestran que desciende la inquietud inflacionaria y, en relación inversamente proporcional, crecen los nervios por el desempleo y la falta de expectativas laborales.

Menemismo pero peor, sin muchas más vueltas, con los agregados periódicos de las pérdidas de memoria colectiva. Y de que esta vez no hay ni comando político ni respaldo partidario. Sí el vacío de grandes referentes opositores, excepto por la cierta resistencia parlamentaria.

Esta semana fue la peor del Gobierno, incluso por encima de cuando lo perforó la marcha en defensa de la Universidad pública.

Su única buena noticia consistió en el arreglo por ahora efectivo de la situación en Misiones. Hubo un acuerdo con fuerzas policiales que, al cabo de varias jornadas de conflicto escalado, cerraron un aumento con ítems no remunerativos para incorporar al básico en la liquidación de junio. Queda el reclamo de los docentes y personal sanitario, pero -siempre por ahora- la provincia salió del radar nacional en términos de incendios que pudieran expandirse.

Por lo demás, y para empezar, la falta de GNC pudo resolverse a último momento en sus efectos de expendio vehicular. Y resultó tapado el elefante de que por no invertir en la finalización del gasoducto Néstor Kirchner –más los retrasos en la importación de combustible- toda la infraestructura está atada con alambre.

No hay magia, aunque no sea el motivo excluyente. Es el parate de la obra pública que derrumba al país, y como uno de los factores que le sirve a Caputo Toto para dibujar superávit fiscal junto con, entre otros, el yeite de traspasar los pasivos del Banco Central al Tesoro. Es decir, la misma y única caja pero con diferente nombre. Si se quiere un ejemplo de lo que se llama argumento para la gilada, es arduo encontrar uno mejor.

El caso del gas sirvió también para comprobar nuevamente el servilismo inútil de la canciller Diana Mondino. En esta oportunidad no se trató de que los chinos son todos iguales, sino de la negligencia por no convenir con Brasil el pago de su Gas Natural Licuado. Esa es la explicación técnica. En la política, es trabajoso no interpretar que se sumó la elegancia de haber designado a Lula como un comunista corrupto.

El gas volverá como tema de alcances domésticos siendo que ya llegan a los hogares facturas con aumentos del 400 por ciento, pero el Gobierno debe decidir si el mes que viene retoma la motosierra con quita de subsidios.

La cuestión se dirime entre “los costos del sinceramiento”, como apuntó Manuel Adorno, y que la inflación no vuelva a dispararse porque, ahí sí, será conveniente que Milei permanezca en el exterior para sacarse selfies con unicornios mundiales. Y hacer discursos sobre anarcocapitalismo entre adefesios de ultraderecha, menos extravagantes que él.

A su turno, en la agenda publicada, el trance gasífero fue oscurecido por el papelón repugnante de las toneladas de alimentos inmovilizados. Se adosó la leche a punto de vencer. Sandra Pettovello, a quien sin la más mínima experiencia le endosaron un Ministerio irracional que poco menos es la suma de las funciones básicas del Estado, echó al funcionario encargado de la distribución. Un mero fusible, Pablo de la Torre, al que acusan de corrupto en voz alta.

Adorno y Compañía habían respondido que lo guardado era para circunstancias de emergencia. Terminaron con el anuncio de enviar al Ejército para repartir la comida. Numerosas infidencias palaciegas citan a un Milei rogando por la protección de Pettovello, del modo que fuese. Si cayera su ministra preferida, nadie pone las manos en el fuego respecto del equilibrio emocional del Presidente. Se descarta que le pida la renuncia. Pero no que Pettovello sea incapaz de afrontar la presión, cuando pueden añadírsele serias encerronas judiciales.

Es un espectáculo desopilante ver y escuchar, en proceso de fuga o prevención, a los periodistas que adscriben al mileísmo. Hacen fila para admitir que Juan Grabois tuvo razón cuando originó el destape de los víveres encanutados. Algunas fuentes infieren que un Mauricio Macri resentido bajó línea para percudir al Gobierno.

Quizás es algo más profundo. Quizás ya sucede que unas secciones corporativas -medios de comunicación tradicionales, gente de negocios y negociados del macrismo, franjas industriales ligadas al mercado interno- comienzan a advertir que el experimento puede colisionar.

Todavía, al igual que la oposición, no están seguros de que eso vaya a ocurrir irremediablemente. Le tienen pánico a la popularidad de Milei y, a la par recesiva, hay ciertos síntomas de la economía que les dan ¿esperanzas? Retorno paulatino del crédito en diversas formas, tibia recuperación del sector automotor y, va de suyo, baja inflacionaria. Atienden a clase media-media y media-alta, que es la que les importa en exclusividad.

El Pettovellogate empalmó con la salida de Nicolás Posse y su reemplazo por Guillermo Francos, quien debió encargarse cara a cara -y cuanto más imaginan mentes seguramente pérfidas- de que se produjera dictamen favorable para el ya Fitito de la ley Ómnibus.

Un colega de derechas, quien no es ni de lejos el único de ese palo pensando lo mismo, citó lo mejor que podría pasar: Milei a cargo de delirar en X y en sus periplos místicos, como líder mundial autoproclamado de la lucha contra el comunismo, y Francos a cargo del Gobierno. Un político bien de casta, en medio del Gabinete catastrófico, para muñequear siquiera temporalmente la salvación del Gobierno.

Empero, señalado por otros observadores con parecidas dosis de lógica, habrá que ver cuánto el exótico y su Hermana en Jefe son capaces de fumarse un protagonismo excesivo de Francos.

Si habláramos de una administración apenas normalita, podría deducirse que dos más dos es cuatro y que los hermanos presidenciales, aunados con el Caputo Santiago que comanda la guerrilla de trolls, deben rendirse ante la evidencia. Necesitan gestión. Así, a secas.

Pero, justamente, no hay gestión porque éste no es un gobierno normalito. Es una comparsa, mala, encabezada por alguien que en ninguna hipótesis tiene capacidad de liderazgo (salvo el conceptual que se adjudica como sucesor de Moisés).

Por eso se incrementan no ya los trascendidos sino las acciones, incipientes, rumbo a aquello que en el mundillo del Poder se define como la probabilidad de una salida de “extremo centro”. O llámenle según sus preferencias, tanto en la coyuntura como acerca de alguna instancia en que esta (no) gestión no diera para más.

Hay signos de ese horizonte, para quien desee mirarlos o asumirlos. La cosa cambia si, en lugar de lo que pasa, se escoge analizar lo que se quiere que pase.

Los gobernadores ven con buenos ojos al nuevo jefe de Gabinete, que en la urgencia se encarga de distribuir promesas. Y ya hay contactos con el propio gobierno bonaerense para destrabar, por ejemplo, la parálisis de la obra pública.

Axel Kicillof, a quien casi todos registran como la opción opositora de futuro, requiere primero que no se le incinere la provincia. Y articula con lo que puede, que con seguridad no es todo lo que quisiera porque también debe afrontar algún fuego amigo que a veces es cierto y a veces se exagera.

Ajeno o no tanto a este galimatías, vaya en el cierre nuestro homenaje emocionado a la figura que encarnó lucha y coherencia de una forma tal vez incomparable.

Es enseñanza pura, sin una sola mancha en su conducta. Nadie debiera dudar jamás de pertenecer al lado Norita de la vida. 


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El paro universitario se cumplió con un gran acatamiento en todo el país

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Las universidades advierten que no están los fondos para pagar el aumento del 6.8 por ciento. Este miércoles habrá clases públicas en todas las provincias y el jueves, una más grande frente al Congreso. 

Por Celeste del Bianco

Ayer se completó la segunda jornada del paro de 48 horas que hizo el Frente Sindical Universitario con una adhesión superior al 90% en todo el país, lo que da cuenta de un altísimo acatamiento. Pero, lejos de desmovilizar, la acción de los gremios docentes y no docentes se completó con medidas muy fuertes como clases públicas en la Plaza de Mayo. El Gobierno no solo no da el brazo a torcer con el Presupuesto 2025 (que tiene la mitad de los fondos necesarios) sino que aún no envío los instructivos de liquidación a las universidades con el aumento del 6.8 por ciento que había prometido después de la movilización del 2 de octubre. Lo mismo sucede con la promesa de pagar la Garantía Salarial para los empleados de menores ingresos.

Todos los sindicatos que integran el bloque universitario coinciden: el acatamiento del paro del lunes y martes fue contundente en todo el país. El reclamo por la recomposición salarial se mantiene también con otras medidas de visibilización, que se suman a la efervescencia del movimiento estudiantil y al acompañamiento de los rectorados. El Gobierno insiste en que no habrá ni un peso más para la educación superior, la comunidad educativa persiste con la movilización y lucha dentro y fuera de las aulas. “Vamos a dar una pelea fuerte. No solo por más dinero para el Presupuesto sino porque en el marco del proyecto se asigne una partida específica destinada a recuperar los salarios perdidos. Si el año cerrara así, estaríamos consolidando 50 puntos de pérdida frente a la inflación”, dijo el secretario de Organización de CONADU, Federico Montero, a Página 12.

Además, explicó que de mantenerse el ajuste en los sueldos, la pérdida sería histórica: “Va a ser el año que más perdieron los docentes y no docentes universitarios desde la recuperación de la democracia». Frente a ese panorama, a la acción gremial se suma también la activación estudiantil, durante los dos días se hicieron intervenciones en distintas provincias con radios abiertas, cortes de calles y ruidazos y una gran jornada de clases públicas en Plaza de Mayo (ver aparte). Hoy se hará una movilización en Avellaneda, que se suma a las que ya se hicieron en Quilmes y Tres de Febrero, entre otras localidades del conurbano bonaerense. También se harán clases públicas en todas las provincias a partir del mediodía. Es una iniciativa impulsada por la Federación Universitaria Argentina (FUA), que también prepara una más masiva para el jueves a las dos de la tarde frente al Congreso para reclamar a los legisladores que no aprueben el presupuesto.

Además, se harán cacerolazos los miércoles por la noche y para noviembre se organizan marchas regionales en cinco provincias, que confluirán en una gran jornada en la Ciudad de Buenos Aires. El desafío es luchar por las universidades sin interferir en el desarrollo académico de los estudiantes. “Ellos no tienen la culpa de tener un presidente al que no le importa nada”, dijo Walter Merkis, secretario general de la Federación Argentina del Trabajador de Universidades Nacionales (FATUN), en diálogo con este diario. Mostró preocupación por el calendario universitario al que solo le quedan ocho semanas. “Se nos termina el año y llegan los exámenes. No queremos perjudicar a los alumnos porque esa instancia es fundamental y queremos que puedan redondear su formación porque sino le estaríamos causando un perjuicio directo. Que al Gobierno y a Milei no le interese, es un problema que los alumnos no tienen la culpa”, agregó el sindicalista.

Ayer por la noche, había preocupación en las universidades porque aún no llegaron a los instructivos de liquidación de salarios, por lo que los gremios descuentan que no recibirán el aumento del 6.8 por ciento que anunció el ministerio de Capital Humano tras la marcha del 2 de octubre. Para esta altura del mes, las casas de estudios ya deberían tener novedades sobre las instrucciones de pago, todo indica que no recibirán el incremento que prometió Sandra Pettovello el 7 de octubre en un comunicado. Tampoco se sabe nada de la Garantía Salarial Docente para las categorías más bajas. “Pettovello tiene que dejar de mentir y mandar los fondos. Ya firmaron en un decreto el mes de julio y tienen que pagar el retroactivo desde abril. Esas partidas no están previstas y no han mandado los instructivos de pago. Este Gobierno ya no cumple ni con lo firmado, eso es lo grave”, sostuvo el secretario de gremial de UTE-CTERA, Marcelo Creta, en diálogo con Página 12.

Alejado de los reclamos en las calles, Milei sostiene que «ganó la batalla de las universidades» porque «el 85% de la gente quiere auditarlas». «Cuando arrancó el tema de las universidades, el 90 por ciento estaba a favor de ellas y el 10 por ciento a favor nuestro. Hoy estamos 50 a favor de las universidades y 40 a favor nuestro. La batalla la dimos y la ganamos, el 85 por ciento de la gente quiere auditarlas, que es lo que planteamos», dijo el Presidente ayer en una entrevista en el canal de streaming Neura. Sin embargo, ese argumento ya fue rebatido por los propios rectores que nunca se opusieron a las auditorías y fueron controlados por la Sindicatura General de la Nación (como propone el Gobierno) durante 25 años hasta que se cambió la normativa en 2022. La semana pasada, el procurador del Tesoro de la Nación, Rodolfo Barra, emitió un dictamen para que la SIGEN retome las auditorías; una tarea que desde hace dos años había quedado a cargo de la Auditoría General de la Nación (AGN) por la decisión del exprocurador Carlos Zannini.

Paralelamente, los representantes de los rectorados, gremios y estudiantes buscan canales de diálogo con los diputados por el Presupuesto 2025. Reclaman el doble de lo que propuso el Poder Ejecutivo: necesitan 7.1 billones de pesos para gastos de funcionamiento y salarios, mientras que Milei ofrece 3.8. Con esos números las universidades no podrán funcionar el año próximo, ya lo anticipó el titular del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Víctor Moriñigo, en una entrevista con Página 12. “Empezar el año 2025 con el retraso salarial que ya tuvimos en el 2024 es imposible”, afirmó.  Ayer, durante el asado con los gobernadores peronistas que lo ayudaron a blindar los vetos a la leyes de Movilidad Jubilatoria y de Financiamiento Universitario, Milei ratificó que vetará parcialmente el Presupuesto en caso de que sea modificado. “Es muy facil vetar para lo que hace falta y dejar lo que nadie le interesa: compramos aviones a Dinamarca que están en desuso e invertimos cientos de millones en inteligencia, pero no tenemos plata para que nuestra gente pueda estudiar y formarse”, comparó Merkis. 


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