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Viernes 20 de Junio del 2025

SOCIEDAD

Ningún banco puede financiar salarios y peligra el cobro de haberes de todo el sector público nacional

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La decisión del gobierno nacional no se circunscribe a provincias y universidades, sino que afecta a municipios, entes autárquicos y empresas del Estado.

 La decisión del gobierno de restringir el adelanto de fondos para el pago de haberes hace peligrar los salarios de todo el sector público tanto a nivel nacional como distrital.

La Universidad Nacional de Rosario fue la primera en advertir la situación, «A partir de una circular del Banco Central de la República Argentina dispuestas por las autoridades nacionalesel Banco de la Nación Argentina informó a nuestra Universidad que no podrá adelantar, desde este mes y hasta nuevo aviso, el pago de haberes, tal como está dispuesto en el convenio entre nuestra institución y la entidad bancaria», informó la Universidad en un comunicado.

Lo cierto es que se trata de una medida que Manuel Adorni anticipó en conferencia de prensa la semana pasada cuando la ley ómnibus quedó empantanada. El vocero presidencial adelantó que el Banco Central no iba a extender la autorización «para que las provincias se endeuden con bancos provinciales para afrontar necesidades urgentes».

En consecuencia el Banco Nación adoptó esa medida en respuesta a la decisión del gobierno de restringir el cupo de adelantos transitorios para financiar el pago de haberes del sector público no financiero.

Hasta ahora, los bancos públicos o privados que administran cuentas de las distintas dependencias de los gobiernos, entes autárquicos y empresas públicas, financiaban el pago de haberes sin impacto en el computo del descubierto permitidio en sus balances, a partir de una norma del Banco Central dispuesta en octubre de 2019 durante la gestión de Mauricio Macri. Vence el próximo 1 de febrero y el gobierno decidió no renovarla.

«No se trata de un problema exclusivo de los empleados de los gobiernos provinciales, ni de las facultades ni de los hospitales. Afecta por igual a todos los empleados del sector público tanto nacional, como provincial o municipal. Incluye legislaturas, universidades, hospitales, escuelas. Pero también entes autarquicos y empesas del estado que van desde el ENOHSA hasta los medios públicos. En todos los casos la nómina salarial se financiaba para sortear obstáculos burocráticos que suelen descalzar el ingreso del fondeo ante la necesidad de liquidez», detalló a LPO un gerente de uno de los bancos que maneja la cuenta de la Televisión Pública.

Esta fuente preciso que en el caso de la Televisión Pública, el pago de haberes se canaliza mediante dos entidades bancarias y los trabajadores optan entre estas dos opciones.

«Historicamente lo manejaba el Itaú, pero durante el gobierno de Alberto Fernandez hicieron participar al Banco Nación del negocio», dijo la fuente. «Ambos bancos suelen financiarle al canal el pago de haberes, porque el gobierno va soltando las partidas a cuentagotas», agregó.

Esto también fue un negocio para los bancos, ya que el financiamiento de la nomina salarial viene con una tasa de interés diaria que se incrementa a mayor período de mora. «Esto afecta a todos los bancos, perdemos el negocio», reconoció la fuente. 

Lo importante es que no se trata de una medida circunscripta a un banco o a ciertas instituciones determinadas. De hecho existen numerosos casos de bancos comerciales que administran cuentas del sector público, como es el caso del Banco Macro en Salta. 

Con la caducidad de la normativa vigente que permitía no computar este descubierto pasa ser considerado en la medición sobre el nivel de exposición financiera. «Los bancos no vamos a poder financiar los salarios, quedaríamos sobregirados en los parámetros de riesgo crediticio», concluyó la fuente consultada. 


Avisos

RIO TURBIO

20 de junio ¿por qué celebramos el Día de la Bandera?

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A 205 años del fallecimiento de Belgrano, la Argentina celebra el Día de la Bandera. Por qué se eligió esta fecha, cómo nació el símbolo patrio más reconocido y qué lugar ocupa hoy en la construcción de la identidad nacional.

Por Dr. Cristian Baquero Lazcano

Cada año, cuando el invierno apenas asoma y el calendario marca el 20 de junio, la Argentina entera detiene su marcha. Las aulas, las plazas, los medios de comunicación y los discursos institucionales se visten de celeste y blanco. El Día de la Bandera no es solo una evocación protocolar, es una cita con la historia y con la identidad.

La fecha fue establecida por ley en 1938, como homenaje al fallecimiento de Manuel Belgrano, creador de la enseña patria, ocurrido el 20 de junio de 1820. Pero la elección no fue casual ni improvisada, fue una forma de dar visibilidad y reconocimiento tardío a uno de los hombres más lúcidos, comprometidos y silenciosos de la emancipación sudamericana.

¿Por qué el 20 de junio?

Belgrano murió en soledad y sin honores oficiales. Aquel 20 de junio de 1820, Buenos Aires atravesaba una de las mayores crisis políticas de su historia, las provincias estaban en conflicto, las autoridades se disputaban el poder, y el deceso del prócer pasó prácticamente inadvertido. No hubo exequias de Estado ni luto nacional.

Recién en el siglo XX se saldaría esa deuda simbólica con la figura del prócer. El 8 de junio de 1938, el Congreso Nacional sancionó la Ley 12.361, que instauró el 20 de junio como feriado nacional en homenaje a la bandera y a su creador. Desde 2011, por decreto, es un feriado inamovible. Y desde entonces, la fecha se transformó en una jornada de reflexión, promesa escolar y conmemoraciones masivas, especialmente en Rosario, donde la bandera fue izada por primera vez.

Una bandera que nació sin autorización

La bandera argentina fue creada el 27 de febrero de 1812, en el entonces villorrio de Rosario, en plena campaña del Ejército del Norte. Belgrano, al frente de las tropas, ordenó levantar una bandera que pudiera distinguir a los soldados patriotas en el campo de batalla. La escarapela ya había sido adoptada oficialmente días antes, con los colores blanco y celeste.

Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”, escribió Belgrano en su informe. El Triunvirato porteño, sin embargo, le prohibió seguir usándola. Pero el símbolo ya había calado hondo.

Del campo de batalla al aula escolar

Los primeros usos de la bandera fueron estrictamente militares. En una época sin uniformes ni divisas claras, era clave tener una insignia que permitiera distinguir aliados de enemigos. El color rojo, tradicionalmente asociado a los realistas, fue evitado de forma explícita por Belgrano.

Con el tiempo, la bandera ganó legitimidad popular y política. El Congreso de Tucumán la adoptó como símbolo nacional en 1816, y dos años después, en 1818, se incorporó el Sol de Mayo, inspirado en las primeras monedas patrias acuñadas en Potosí.

Este sol -con rostro humano y 32 rayos alternados- representa la Revolución de Mayo y marca el carácter de “bandera mayor” o de guerra, a diferencia de la versión sin sol, usada hasta 1985 por particulares.

Rosario, el corazón de la celebración

La ciudad de Rosario, donde Belgrano izó por primera vez la bandera a orillas del río Paraná, es la sede histórica de las celebraciones. Allí se erige el Monumento Nacional a la Bandera, inaugurado oficialmente el 20 de junio de 1957, con desfiles, discursos y presencia de autoridades. Desde hace algunos años, se sumó un símbolo colectivo de gran impacto, la bandera más larga del mundo, confeccionada por miles de vecinos y escuelas en tramos que se van uniendo hasta superar los diez kilómetros.

De emblema militar a símbolo colectivo

La bandera no es solo un paño, ni un accesorio ornamental. Es un emblema de pertenencia, un testigo silencioso de la historia y una señal de identidad cultural. Flamea en las escuelas, pero también en los balcones, los estadios, las movilizaciones, las tragedias y los logros deportivos.

Por eso, cada 20 de junio, la Promesa de Lealtad a la Bandera que realizan los alumnos de cuarto grado en todo el país adquiere una profundidad especial. No es una fórmula vacía. Es la primera vez que muchos niños se reconocen parte de una comunidad política que los trasciende.

Un legado que interpela

Belgrano no fue solo el creador de la bandera. Fue también un reformista ilustrado, defensor de la educación gratuita, promotor de la industria nacional y figura clave en el proceso de independencia. Su vida, cargada de renuncias personales y servicio público, representa una ética de la responsabilidad que todavía hoy resulta incómoda en tiempos de discursos fáciles.

Que este 20 de junio no sea apenas una jornada con discursos escolares y mástiles engalanados. Que sea también un momento para preguntarnos cuánto hay en nosotros de esa promesa original, la de construir una patria libre, justa y soberana. Como la que Belgrano imaginó bajo su bandera.

(*) Cristian Baquero Lazcano

Profesor e Investigador Universitario. Doctor en Psicología Social. Director de Comunicación de la Asociación Argentina de Ceremonial y Protocolo (ASARP). Especialista en Heráldica y Vexilología. Creador de banderas y escudos oficiales en municipios y comunas de la República Argentina.


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