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La definición de Alberto Fernández sobre las tarifas y el gasoducto Néstor Kirchner

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El mandatario se refirió al precio que deben pagar los usuarios por los servicios públicos. Lo acompañó Sergio Massa, quien destacó que la decisión del Gobierno de «soltar un poquito de reservas, pero garantizar que los argentinos pudieran tener la computadora prendida y las máquinas funcionando en las fábricas”.

El presidente Alberto Fernández firmó el comienzo de las obras de la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner con las empresas que estarán a cargo de concretarlo. «Queremos tarifas en pesos y a precios razonables. Nunca más tarifas en dólares», manifestó, y señaló la importancia de no depender de la importación de gas, en especial en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania ya que provocó un aumento en el precio de la energía.

«Es muy importante que estemos logrando esto, es gas para los argentinos que hace falta. Gas que garantiza que la producción siga creciendo», afirmó, y recordó que «estamos dando un paso muy importante que debió haberse dado antes».

«Es gas que además, por la cantidad que tenemos, puede convertirnos a nosotros en proveedores de gas para todo el mundo, en tiempos donde los precios de la energía han subido por la guerra de Rusia y Ucrania -dijo el mandatario-. Tenemos un insumo central que es el gas. Ha sido declarado por la UE como la energía de transición hacia las energías renovables, y tenemos una gran oportunidad como país».

En un acto en la localidad bonaerense de Salliqueló, el presidente se mostró con su nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, y los gobernadores de la provincia de Buenos Aires y La Pampa, Axel Kicillof y Sergio Ziliotto.

«No queremos tarifas dolarizadas»

Fernández recordó que el gobierno de Mauricio Macri intentó realizar el gasoducto a través de un programa de participación público-privada (las PPP), pero que el valor del gas se pensaba en dólares.

«No queremos nunca más que las tarifas en Argentina estén dolarizadas. Las tarifas tienen que estar absolutamente vinculadas con la sociedad dada en un momento dado«, afirmó. «Las cosas se pueden hacer de dos modos, no es todo lo mismo. No me iría tranquilo de la presidencia si esta obra no se hubiera puesto en marcha, porque esta obra le hace falta a la Argentina», agregó.

Asimismo, señaló que «en los 4 años previo a nuestra llegada la producción del gas había caído un 8 por ciento anual». «Nos propusimos con (el exsecretario de Energía) Darío Martínez ver el modo de levantar eso, así impulsamos el Plan GasAr, con récord de producción de gas», dijo.

La importancia del Aporte Solidario de las grandes fortunas

El mandatario señaló también la importancia del Aporte Solidario de las grandes fortunas, ya que con parte de los fondos conseguidos a través de esta ley se financiaron las obras del gasoducto. 

«A esas grandes fortunas debemos darle las gracias. Uno puede ser millonario y solidario con la sociedad donde vive. Los mejores millonarios son los que se dan cuenta que no pueden desarrollarse en una sociedad que no se desarrollar».

“Gobernar es elegir”

El ministro Massa, por su parte, destacó que si el macrismo hubiera finalizado las obras del gasoducto se hubiera ahorrado energía durante la crisis que se está viviendo a nivel mundial a partir de la guerra entre Rusia y Ucrania. “(El gasoducto) nos va a permitir aumentar en el primer tramo 11 millones de metros cúbicos diarios (de gas) -manifestó el titular de Economía-. Si todos cumplimos lo que tenemos que cumplir, vamos a poder ahorrar entre 1300 y 2200 millones de dólares en importación. Esta obra es trabajo, son casi 10 mil puestos de trabajo”.

Massa señaló que debido al conflicto bélico los valores de la energía se multiplicaron entre 5 y 10 veces y que países como España, Francia y Alemania han tomado medidas -apagar vidrieras, volver a calefaccionar con carbón o leña- para ahorrar en el consumo energético.

“Gobernar es elegir -dijo-. Entre dejar salir un poco más de reservas o cortar el gas y la luz, porque tuvimos que importar gas, gas licuado y diesel para sostener el nivel de actividad, la decisión fue soltar un poquito de reservas, pero garantizar que los argentinos pudieran tener la computadora prendida y las máquinas funcionando en las fábricas”.

«Estamos cerca de llegar a la soberanía energética nacional»

A su turno, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, remarcó la importancia de haber recuperado YPF durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

«Desde que se recuperó YPF en 2012 hasta 2015 las reservas de petróleo subieron un 15 por ciento después de años de caer, y las reservas de gas subieron un 40 por ciento», detalló el mandatario provincial.

En ese sentido, rememoró que en los ’90 «el proceso de vaciamiento (de la empresa) resultó en que buena parte, no solo de los recursos se fueran a otro lado, sino el capital humano, se cerraron laboratorios». 

«Fue una pérdida de patrimonio nacional, de soberanía, con un resultado concreto: nos quedamos sin autoabastecimiento energético. Eso es algo que todavía estamos pagando», enfatizó.

Es por ello que Kicillof defendió la importancia del gasoducto Néstor Kirchner: «Estamos firmando los contratos de los gasoductos que no invirtió el Gobierno anterior, que interrumpió la inversión en infraestructura y también en energía».

«Estamos cerca de llegar a la soberanía energética nacional. Ahora sale el gas y el petróleo y nos falta el gasoducto que habría que haberlo hecho en los años anteriores. El gasoducto es lo que termina de revivir a Vaca Muerta y convertirla en una fuente de riqueza para los argentinos», concluyó.


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Las tres Marchas

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Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein

La primera marcha fue del movimiento obrero, el 24 de enero, contra el DNU, la ley ómnibus y la flexibilización laboral; la segunda fue el 24 de marzo por los derechos humanos. Y esta ha sido la tercera gran marcha contra el gobierno de Javier Milei, movilizada por la comunidad educativa en defensa de la educación pública. Y cada vez fue mayor. El espíritu de la producción y el trabajo representado en los trabajadores, el espíritu moral y ético que simbolizan las Madres y las Abuelas y el espíritu cultural del país que alimentan las escuelas, colegios y universidades, fueron los atacados por este gobierno y los primeros en reaccionar. Hay más que tres marchas en juego, entre las tres, además de su masividad expresan la esencia de un país. Para este gobierno, todo es corrupción, menos los corruptos, a los que concibe como “héroes” que fugan millones, abusan de los precios o especulan en la bicicleta financiera.

El gobierno despreció esta marcha porque —dijeron— la organizaron y participaron los que no quieren la auditoría de las universidades. “Son los que se favorecen con este sistema de corrupción y no quieren perder sus beneficios”, dijeron por la televisión. Y Patricia Bullrich la calificó de “rara”. Defender la universidad que el gobierno quiere cerrar es “raro”. Todo el relato se monta sobre grandes mentiras que se reproducen en las redes hasta el infinito, porque las universidades tienen sus propios sistemas de auditorías.

Pero todo es corrupción, menos los corruptos. Igual que Mauricio Macri, hablan del curro de los derechos humanos y cuando no pueden comprar a los sindicalistas, los acusan de corruptos. Pero la verdadera corrupción, la que sí equivale a un PBI, es la que fugó 400 mil millones de dólares, los dueños de las offshore que reciben a Milei en el Llao Llao, los que colocaron estratégicamente a sus gerentes en las decisiones de política económica y en las empresas del Estado.

Las manos invisibles del mercado no son tan invisibles, pero se ocultan detrás de los ataques a los puntos más sensibles, como los trabajadores, los derechos humanos y la educación. Este país dejaría de existir, se derrumbaría, si destruyeran esos pilares.

La enorme movilización de ayer fue la más grande en muchos años. Las fotos aéreas lo reafirman. La Plaza y las avenidas laterales, más toda la Avenida de Mayo hasta parte de la Plaza de los dos Congresos, las diagonales, Rivadavia e Irigoyen, repletas. Más las grandes movilizaciones que se realizaron en Mar del Plata, Córdoba, Tucumán, Misiones, Mendoza y demás, dejaron en claro que el gobierno tendrá problemas si busca destruir a la educación pública.

En las tres marchas hubo una parte que fue a todas, pero en cada una se suman muchos manifestantes nuevos. Y el que va una vez, ya no se baja, porque el encuentro físico con otras personas que piensan parecido y actúan en común destruye preconceptos y diluye el prejuicio sobre el que se monta todo el discurso antipopular o incluso antimilitante o antipolítico, que son los antis que funcionan como pegamento del relato desarmador de la derecha.

En esta marcha hubo muchísima gente sin encolumnarse. Y había columnas que casi nunca han compartido la calle, como las de agrupaciones peronistas estudiantiles y la Franja Morada del radicalismo. Esa misma mezcla se daba en la muchedumbre.

Es probable que las movilizaciones no le muevan el amperímetro a Milei, que se pasó la tarde en las redes, igual que su vice que trató de humillar a Hebe de Bonafini. Milei confía más en sus modelos matemáticos que, como tales, nunca son la realidad, sino su representación: un modelo de números sin seres humanos, como los que mostró en la cadena nacional de radio y televisión el lunes. Le interesan esos números voladores y no los seres humanos, imperfectos y corrompibles. Pero ojo, las frías matemáticas son manipulables y manipuladas en este caso.

Un detalle que puso en evidencia la diversidad de los manifestantes que asistieron a las marchas fue la profusión de cartelitos caseros. En las marchas anteriores había algunos. Pero ayer estaba plagado de cartelitos con leyendas inventadas por sus portadores, escritos con marcadores de diferentes colores sobre hojas, cartulinas o cartones. Una nota de Página/12, da cuenta de este fenómeno. No hay que pensar demasiado: Si se juntan cientos o miles de maestras y docentes, preparan la marcha como si fuera una clase, con sus cartelitos didácticos o graciosos para sus alumnos. Es difícil imaginar una marcha de ferroviarios, por ejemplo, con cartelitos escritos a mano con marcadores de diferentes colores.

Qué poco conocen el país real estos tipos que gobiernan. Esos cartelitos son una clase en la escuela pública. Nadie las obliga a llevar un cartelito. Es lo que hacen las maestras en su tiempo “libre”, porque es lo que lleva en la sangre el ser docente. “La educación nos hace libre” dice uno que reivindica la verdadera libertad y no la que carajean estos farsantes. Y hay otro que es para reflexionar: ”Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.


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