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Juicio Vialidad: Cristina Kirchner evidenció la doble vara de legisladores macristas

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La vicepresidenta subió un fragmento del alegato de su defensor en el que exhibe como los mismos legisladores de la oposición, entre ellos Juan Carlos Morán, que en 2008 denunciaron la presunto redireccionamiento de la obra pública en Santa Cruz, son los mismos que firmaron un proyecto de presupuesto alternativo en el que se incluyen las obras viales que presupuestaba el Ejecutivo nacional.

Cristina Fernández de Kirchner usó Twitter en la tarde de este miércoles para refutar los argumentos de los fiscales en el juicio por la causa Vialidad. La vicepresidenta de la Nación subió un video de la exposición de su defensa, en el que se puntualizó sobre la incongruencia de un testigo: el exdiputado Juan Carlos Morán, de la Coalición Cívica.

En el video se recuerda que Morán, que fue testigo en la causa y que en 2008 había denunciado al gobierno nacional como asociación ilícita y señalado el presunto redireccionamiento de la obra pública, firmó en 2010 un proyecto alternativo de presupuesto en el que sostuvo «las mismas obras que a criterio del señor Morán tenían que ser financiadas».

También se señaló la ausencia de coacción y amedrentamiento en las votaciones de los presupuestos durante los años de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Entre otros opositores, acompañaron Margarita Stolbizer, Francisco De Narváez, Graciela Camaño, Federico Pinedo y el entonces jefe de los senadores del Frente para la Victoria, Miguel Ángel Pichetto, hoy integrado a Juntos por el Cambio.

La declaración ambigua de Morán en el jucio

En 2019, al ser citado por la Fiscalía de Luciani, el ex Diputado de la Coalición Cívica, quien elaboró varias denuncias junto a Elisa Carrió y Paula Olivetto, basó sus sospechas de corrupción en que Néstor y Cristina Kirchner trasladaron funcionarios de la gestión de la provincia de Santa Cruz a la administración Nacional. Según él, era sospechoso que “la fuerte conducción política de Néstor Kirchner y luego de Cristina Kirchner, con una decisión política otorgara mucho presupuesto a un Ministerio que fue creado desde esta gestión, que era el ministerio de Planificación a cargo de Julio de Vido”. “Observábamos que en ese Ministerio iban ocupando los lugares principales personas de mucha confianza y de mucho conocimiento, cercanos a Néstor Kirchner y a Cristina Fernández”, agregaba en aquel entonces. 

Morán basó sus sospechas sólo en que los funcionarios nacionales habían estado en la gestión de Néstor Kirchner en su provincia, al afirmar que “veíamos una nacionalización de los funcionarios de santa Cruz en ese Ministerio, que tenía mucho presupuesto”. En aquel momento, CFK había señalado que todos los presidentes desde el retorno de la democracia, trasladaron a hombres y mujeres de confianza desde las gestiones provinciales y habló de lo insólito de considerar a esas designaciones como un delito.

La declaración de Morán, interrumpida numerosas veces por las partes y por el propio Tribunal, giró también en torno a los lazos de los Kirchner con el empresario Lázaro Báez. Sin embargo, en su declaración, sólo pudo hablar de sospechas e hipótesis planteadas en sus denuncias. “Podría haber” sucedido. “Creo que” había que investigar. “Podría haber significado una cuestión de beneficio de información privilegiada”. “No recuerdo los números”, pero en una denuncia se hablaba de cambios de precios de una obra. Este fue el tenor de las afirmaciones del ex legislador opositor, quien no pudo afirmar bajo juramento que haya habido maniobras de corrupción.

Ante la pregunta de las defensas, Morán no pudo especificar qué obras habrían sido foco de corrupción. Al señalar que las primeras denuncias datan de hace más de diez años, se remitió a “las obras que están en la denuncia” y tampoco alcanzó a puntualizar quién o quienes estuvieron a cargo de las licitaciones cuestionadas


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A qué juega Massa: Movidas audaces pero sin patear el tablero

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La reacción del FMI, las corporaciones y la población más vulnerable al conjunto de las medidas económicas tomadas en las últimas semanas por Sergio Massa. El impacto de la eliminación de Ganancias para los trabajadores y la devolución del IVA.
Raúl Dellatorre

Por Raúl Dellatorre

Si el resultado de las elecciones pasara principalmente por la economía, ¿quién va a definir estas elecciones? ¿El estado de ánimo de la población o las propuestas de los candidatos? ¿Importan o se perciben las diferencias entre las propuestas económicas? ¿O predomina el voto «enojo y castigo» por sobre la evaluación de esas diferencias?. Además, ¿cómo juega el factor externo, el poder económico global, en la pelea? ¿Qué incidencia tiene el FMI, o el gobierno de Estados Unidos, en el voto? Dicho de otro modo: ¿por quién vota el FMI?

Sin que la pretensión de este cronista sea la de responder a todos esos interrogantes –diría nuestro «por siempre» inolvidable Mario Wainfeld–, se podría asegurar que diversas acciones de diferentes actores en los últimos días, conllevan la intención de responder a varias de esas preguntas a la vez. Tomemos tres momentos de esa secuencia. La conferencia de prensa de la portavoz del FMI del jueves. La reunión virtual del Consejo del Salario del miércoles. El resumen que hace Sergio Massa del conjunto de medidas adoptadas con posterioridad a la devaluación del 14 de agosto, en cualquiera de sus últimas presentaciones. 

Las expresiones de Julie Kozack, vocera del FMI, del jueves con respecto a la situación argentina valen tanto por lo que dijo como por lo que sugirió sin decir. Veamos. «La situación económica actual sigue siendo muy desafiante y compleja. La inflación es muy alta y está subiendo. Los activos de las reservas internacionales son bajos. Las condiciones sociales son frágiles». Esta síntesis del cuadro, arrojado sobre la mesa no como un informe que llevó por escrito, sino en respuesta a preguntas de los periodistas, no tienen evidentemente la intención de llevar calma y sugerir que los problemas se están resolviendo, sino que está poniendo de manifiesto crudamente la gravedad de la situación. 

Vayamos a cómo siguió su relato, cuando le preguntaron específicamente por las últimas medidas tomadas por el gobierno argentino, todas con clara orientación de provocar transferencias de ingresos a favor de los sectores medios y bajos, a costa en su mayoría de las arcas fiscales. 

«Las medidas políticas y los anuncios adoptados recientemente se suman a los desafíos de Argentina. El paquete de medidas que se tomaron, acordado con el Fondo en el contexto de las recientes revisiones, tenía la intención de salvaguardar la estabilidad y reconstruir las reservas. Estamos trabajando en entender mejor el impacto y la necesidad de medidas de compensación».

Lo dicho por la portavoz del Fondo sugiere que el organismo no desconocía las medidas que iba a tomar Massa tras recibir, el 23 de agosto, el desembolso de 7500 millones de dólares. Esas medidas, que empezó a anunciar el domingo 27, buscaban compensar los efectos de la devaluación del 14 de agosto, un día después de las PASO. 

Al FMI no le gustan esas medidas de transferencias que aumentan los gastos del gobierno. Pero a Massa tampoco le gustó que le impusieran la devaluación ni le reconoce méritos al salto cambiario. «Si algo mejoramos en la balanza en las últimas semanas, fue por la extensión del impuesto PAIS a la importación de ciertos bienes y servicios, que frenó parte de los pagos al exterior por operaciones especulativas. La devaluación no nos dejó nada en divisas, y en cambio nos provocó un shock inflacionario y deterioro de los ingresos de la población«, señala el ministro candidato en reuniones con allegados. 

Hasta aquí, este es el choque más evidente entre el FMI y el gobierno desde que se aprobó el acuerdo de facilidades extendidas, en marzo de 2022. Pero no significa un alejamiento o ruptura, necesariamente. Si no, detengámonos en lo que dijo Kozack al ser consultada sobre una eventual sustitución del peso por el dólar en la economía argentina:

«Determinar la tasa de cambio es prerrogativa de cada país soberano. Lo que al organismo (FMI) le preocupa de una dolarización es que se pueda asegurar que las políticas macroeconómicas son consistentes con una transición ordenada. Una dolarización total requiere de importantes pasos preparatorios, y tampoco es un sustituto de las buenas políticas macroeconómicas». 

De lo que se deduce que la funcionaria, una estrecha allegada a Kristalina Georgieva, le «bajó el precio» a la dolarización: no considera que sea el remedio mágico para alcanzar la estabilidad monetaria y fiscal –que es la verdad revelada en la religión de Javier Milei– ni parece avalar que estén dadas las condiciones para semejante ensayo. 

Si bien Massa tiene razones para interpretar que el FMI le dio la espalda cuando más apoyo necesitaba en divisas, hay que comprender que este organismo dejó aun más huérfano el experimento de la dolarización que Milei vende como poción mágica. 

En el plano interno, varios de los participantes de la reunión del consejo del salario del miércoles, que definió un aumento del mínimo del 32 por ciento para el último trimestre del año, coincidieron en destacar la actitud de «prudencia» de la representación empresaria, en la que siempre se destaca el rol de la UIA. La reunión fue corta, expeditiva. Hubo un rápido acuerdo para definir un aumento «moderado» frente a una inflación mensual que todavía sigue arriba del 10 por ciento, sin expresiones discordantes de la UIA. «Se cuidaron mucho de no quedar como los que patean el tablero en una situación de emergencia; hay mucha sensibilidad por el clima electoral», confió una muy alta fuente. ¿Prudencia o realineamiento? 

En cuanto a la propia mirada del gobierno sobre las medidas, hay una conclusión que es unánime: la derogación del impuesto a las ganancias para la cuarta categoría (trabajadores en relación de dependencia) y la devolución del IVA sobre compra de productos de la canasta familiar han sido las más impactantes. «Cambiaron el ánimo en el ambiente laboral», sostienen dirigentes sindicales de los que recorren fábricas permanentemente. 

Hay un error de perspectiva en quienes sostienen que eliminar Ganancias «apenas» favorece a un puñado de asalariados de altos ingresos. Quienes vienen detrás, con salarios medios o medio/altos, que pagaron Ganancias en el pasado, saben que un simple retraso de seis meses en la actualización del «piso», frente a una inflación elevada, los mete de nuevo en el terreno de los que pagan. Solo la ley que deroga la cuarta categoría le brinda la tranquilidad de que no volverán a estar alcanzados.

Por último, la devolución del IVA tuvo el enorme mérito, que pocas políticas públicas logran, de su masividad. Al trabajador informal, de bajos ingresos, que se maneja con tarjeta (no son todos, pero es una buena proporción), la medida le llega y lo percibe. Quienes trabajan permanentemente en esa franja de la población, señalan que se notó el impacto. 

En una elección en la que la economía define, el ministro y candidato Massa retomó la iniciativa, mueve el tablero y hasta los factores de poder internos y externos se acomodaron en función de esas iniciativas. Con una oposición casi congelada, jugó una carta más, y de las pesadas: un gobierno de unidad nacional, que incluya a parte de una oposición que podría desmembrarse después de la primera vuelta. Una imagen que no cae nada mal allá, por el Norte, cuyo embajador incluso se anticipó a ofrecer su apoyo si los «moderados» de las dos fuerzas que en ese momento se mostraban en pugna, se juntaban. La «gobernabilidad» los prefiere moderados.


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