La fe que trasciende generaciones: más de 45 mil personas participaron de la 45° Peregrinación a Güer Aike

La 45° Peregrinación a Güer Aike volvió a demostrar que, pese al paso del tiempo, la fe sigue siendo un motor que convoca y une. Este año, más de 45.000 personas participaron del recorrido hacia la Casa de la Madre, consolidando una tradición que ya forma parte del patrimonio espiritual de Santa Cruz.

Un camino que comenzó con apenas cincuenta jóvenes
La peregrinación tuvo sus raíces en diciembre de 1981, cuando un pequeño grupo de jóvenes —entre ellos los hermanos Mestelán, Alejandra Bórquez y Ana María Peralta— decidió caminar guiado por la fe, sin imaginar que estaban iniciando una de las expresiones religiosas más significativas de la provincia. Ese gesto sencillo, casi espontáneo, terminó marcando a generaciones enteras.

La juventud, protagonista del presente
Cuarenta y cinco años después, la llama continúa encendida. Una vez más, son los jóvenes quienes sostienen y renuevan esta tradición. En esta edición, historias como la de Luz y María, dos peregrinas que hicieron por primera vez el tramo completo, reflejan el espíritu de miles de participantes. Ellas describieron la caminata como un trayecto lleno de desafíos, silencios, emoción y profunda energía espiritual.

Compararon la experiencia con la vida misma: un camino que alterna cansancio y esperanza, donde lo más importante es acompañarse y alentarse mutuamente.

Su vivencia representa a quienes caminan, a quienes acompañan desde sus hogares, y también a quienes siguen la celebración desde hospitales, cárceles o distintos puntos de la provincia. Porque ser peregrino no es solo avanzar: es creer, sostener, esperar y orar.

Acompañamiento institucional
Por segundo año consecutivo, la Secretaría de Estado de Culto acompañó la celebración mariana, colaborando en representación del Gobierno Provincial. La organización contó además con el apoyo de Vialidad Provincial y del Ministerio de la Secretaría General de la Gobernación, garantizando el desarrollo seguro y pleno de la experiencia de fe.