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Ajustes brutales en áreas de salud, ciencia, seguridad social y producción para pagar la deuda 

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La ejecución presupuestaria del Ministerio de Salud cayó 40 por ciento, de la Secretaría de Ciencia 100 y de Anses 38 por ciento. Así es como Caputo logró superávit. 

La ejecución presupuestaria de la Administración Pública Nacional se contrajo un 29 por ciento interanual en el primer bimestre, según un informe elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Al analizar el gasto por organismos públicos, se detectaron fuertes ajustes en el Ministerio de Salud, Superintendencia de Salud, algunos hospitales nacionales, en la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, en organismos vinculados a la cultura y al sector productivo. La contracara es la fuerte representación de los servicios de deuda pública, que representó el 30 por ciento del total de gastos devengados y el 48 por ciento de lo pagado

El informe no analiza el porcentaje de ejecución del presupuesto vigente porque la prórroga del presupuesto 2023 volvió abstracto ese análisis. Lo que hizo CEPA es proyectar el presupuesto del año pasado actualizándolo por la inflación prevista por el Reporte de Expectativas del Mercado publicado por el Banco Central, para luego estimar el porcentaje de ejecución equivalente durante los dos primeros meses de 2024.

En el área de Salud, se relevaron fuertes caídas, comenzando por las actividades del propio Ministerio de Salud (-40 por ciento) y la Superintendencia de Servicios de Salud (-59 por ciento). También se observan fuertes recortes en el Hospital Posadas (-51 por ciento), Hospital Bonaparte (-19 por ciento), y el Instituto Malbrán (-12 por ciento).

Por otro lado, algunos organismos sensibles obtienen incrementos en su ejecución. Estos son el INCUCAI, organismo rector de las donaciones y trasplantes de órganos en la Argentina, la Agencia Nacional de Discapacidad, el Instituto Nacional del Cáncer, y el Hospital Ramón Carrillo. Sin embargo, el informe aclara que en los casos del Hospital Ramón Carrillo y el Instituto Nacional del Cáncer, el incremento de los montos devengados no se corresponde con un incremento de la ejecución presupuestaria base caja, es decir, con la ejecución pagada. De hecho, en el caso del Hospital Carillo la variación de dicha ejecución es del 0 por ciento, y en el caso del Instituto del Cáncer, la ejecución base caja tiene una caída interanual real del orden del -17 por ciento. “Lo que esto está indicando es que en algunos organismos se están girando órdenes de pago, pero no se están ejecutando las mismas, engrosando la llamada ‘deuda flotante’”, destaca el informe.

En los organismos vinculados a la Ciencia y la Investigación se observan incrementos en el CITEDEF (Investigaciones para la Defensa), y en el Servicio Meteorológico Nacional, en ambos casos de 6 por ciento; y en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (+42 por ciento). “Este último incremento se matiza con un aumento del 10 por ciento de la ejecución del organismo en base caja”, aclara CEPA.

En el resto de los organismos del área se observan ajustes del gasto, especialmente en la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, que tuvo una paralización total al reducirse su ejecución un 100 por ciento. Una situación similar vivió la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación con una caída cercana al 82 por ciento. Luego se ubican el Servicio Geológico Minero y la Fundación Miguel Lillo con caídas de 62 y 29 por ciento respectivamente. Por último, se observan retracciones de 18 por ciento en la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) y del 6 por ciento en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Una de las principales aperturas programáticas, tanto por su impacto social como por su incidencia en el presupuesto, son los programas vinculados a la Seguridad Social, Salud y Desarrollo Social. En estos ítems también se registraron fuertes ajustes en la ejecución: Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (-46 por ciento), Anses (-38), el INADI (-36) y la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (-7 por ciento).

Respecto a los organismos vinculados al desarrollo productivo, se observan fuertes ajustes en todos ellos salvo en el INTA, que tuvo un repunte del 10 por ciento. Del resto resaltan las caídas del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) (-81 por ciento), el Instituto Nacional de Promoción Turística (-55), la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (-83), la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo (-75), el Instituto Nacional de Vitivinicultura (-56), y el Instituto Nacional de Semillas (con una caída superior al -40 por ciento). El resto de las retracciones oscilan entre el -24% y -6%.

Finalmente, en el caso de los principales organismos vinculados a la cultura, el gobierno produjo fuertes recortes en la ejecución de los dos primeros meses de 2024 comparados con el mismo período del año anterior: el Instituto Nacional del Teatro sufrió un ajuste del 34 por ciento, el Fondo Nacional de las Artes de casi el 44 por ciento, la Biblioteca Nacional de 28 por ciento, y el Teatro Nacional Cervantes de 27 por ciento.


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El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

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En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


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