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Afuera del Congreso, con saludos a la madre, a la hermana y al perro Conan

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Con un desmesurado operativo policial que se desplegó en kilómetros de vallas, la gente fue a gritar que «La Patria no se vende». Les tiraron gases lacrimógenos en Rivadavia y Callao. 
Karina Micheletto

Por Karina Micheletto

La primera y belicosa apertura de sesiones ordinarias de Javier Milei fue, dentro y fuera del Congreso, con un inédito y desmesurado operativo policial que mantuvo separada a la gente, en todo el radio que rodea a la plaza, por un «anillo de contención» de kilómetros de vallas y filas de efectivos de la Federal. Congregados desde la tarde con banderas argentinas o de diferentes partidos, asambleas y colectivos, y también con cacerolas, silbatos y carteles hechos a mano, a lo largo del discurso los manifestantes se acordaron de la madre, de la hermana y del perro de Milei, y no en los mejores términos. 

También repitieron con cantos que «La Patria no se vende«, se dieron fuerzas mutuas y ejercieron colectivamente una suerte de catarsis de estos «dos meses de quinta a fondo rumbo al abismo», según definieron en diálogo con Página/12 dos docentes jubiladas luego de ser asistidas por un grupo de enfermeras que fue a manifestar. Es que, frente a este medio, un policía totalmente fuera de sí arremetió con gases desde el otro lado de la valla, en la esquina de Rivadavia y Callao, molesto porque los cantos de la multitud se dirigían al cordón policial y había quienes empezaban a patear el vallado. El episodio no se repitió ni pasó a mayores, pero demostró lo peligroso que resulta un despliegue de este tipo frente a personas que en ningún momento demostraron violencia alguna, aunque sí ejercieron su derecho a manifestar. 

Con la zona literalmente sitiada, los manifestantes de los partidos de izquierda, que convocaron a marchar más temprano -se vieron banderas del MAS, Partido Obrero, MST, Izquierda Latinoamericana, entre otras-, quedaron cercados ocupando la plaza del Congreso. Mientras que la gente que llegó «suelta» más tarde, oblogada a circular por las veredas dando largos rodeos de cuadras, se fue acomodando a uno y otro lado, por Avenida de Mayo, Rivadavia e Hipólito Yrigoyen.  

Más temprano, la avenida Entre Ríos había estado cerrada al tránsito desde Alsina hasta la avenida Rivadavia, también las calles Sarandí y Combate de los Pozos hasta Bartolomé Mitre. Por la noche el cordón policial se extendió por Callao desde el Congreso hasta la Avenida Corrientes, alterando el ritmo de pizzerías raleadas de gente. Con los granaderos formados para esperarlo, y todas las fuerzas policiales desplegadas, por allí se retiró el Presidente con su nutrida custodia de motos y autos, a pura sirena, a todo volumen y a toda velocidad. A lo loco, como suele decirse.  

Télam.

Olor a bosta

La llegada presidencial, en cambio, fue por Avenida de Mayo y luego Avenida Rivadavia. En una tarde – noche densa, cargada de calor y humedad además de repudios y catarsis, un fuerte olor a bosta se instaló como fondo eterno para la previa. Es que la guardia de honor de granaderos y la policía montada había mantenido allí a sus animales durante horas, bajo el sol, haciendo guardia sobre el asfalto. «¡Che, paren un poco! ¡¡Largan más olor que Conan!!», se escuchó fuerte la ocurrencia de un manifestante, celebrada por el granadero debajo del morrión, como se llama al colorido gorro del ejército sanmartiniano.   

Pasadas las 8 y media hizo su ingreso por el vallado el auto presidencial, saludado por improperios varios desde atrás de las vallas, y cantos como «¡Milei, basura, vos sos la dictadura!» Esta cronista pudo identificar también a un par que, en absoluta minoría, fueron a apoyar al Presidente. Ana María dijo llamarse una, profesora jubilada de bandera argentina en mano. Le contó a Página/12 que «espera un cambio» pero que, sobre todo, «no quiero más peronistas en el poder». «¡No es odio, no!», juró. «Simplemente no quiero que vuelva más el kirchernismo». Apiñada contra la valla alcanzó a extender su mano en un gesto de saludo al paso del auto presidencial mientras todos a su alrededor, en perfecta convivencia, gritaban su furia.

Las otras fueron un grupo de cuatro señoras con banderas argentinas y libertarias (la amarilla con la serpiente (la muy estadounidense «bandera de Gadsden», con la frase «Don’t tread on me»,​ «No me pisotees’) que, tras ser increpadas con argumentos varios, decidió prudentemente retirarse. Antes le contaron a esta cronista sobre un recorrido político que comenzó con Lilita Carrió, siguió con «Fuerza Republicana» de Patricia Bullrich (marchas anti cuarentena incluidas), y terminó en Javier Milei. No les pareció incoherente el hecho de que Carrió hoy esté en las antípodas de la línea presidencial. «La incoherente es ella», aseguraron. 

Jubilados insurgentes

Un rasgo se repitió como en todas las marchas de estos últimos tiempos: la gran mayoría de los manifestantes era de más de treinta, no se veían en general grupos de jóvenes. «Se la bancaron», increpando incluso a los policías sacados que fuera de todo protocolo respondieron con gas lacrimógeno, los de un grupo que llevaba una bandera enorme con la leyenda «Jubilados Insurgentes». «Somos una asamblea, militamos por el derecho al salario y a la jubilación dignos. Apostamos a la lucha conjunta, a la unidad de todos los trabajadores», dijo a Página/12 Sergio. 

Junto al Cine Gaumont, un local de Igualar, el partido que tiene como referentes a Carmela y Leopoldo Moreau, dentro del Frente de Todos, tuvo la idea de colocar una pantalla y un amplificador para que la gente escuche el discurso de Milei (por cierto, entre tanta organización previa no estaban previstas las pantallas para que la gente siguiera las palabras presidenciales). Fue una buena idea, congregó a la gente como en una asamblea, los puso con naturalidad en una suerte de discusión mano a mano ante cada frase, cada anuncio y cada acusación, con respuestas espontáneas de la gente. Entre las más repudiadas, estuvo la que auguraba celebratoriamente el cierre de la agencia oficial Télam

La desconcentración fue rápida, sin mayores incidentes, con mucha charla política entre los grupos de gente que había ido junta, o que se conoció por ese rato compartido en el Congreso. Milei explicó a la prensa que el «Pacto de Mayo» se firmaría en Córdoba porque Conan es Cordobés, se subió a la camioneta blindada y salió a lo loco, después de 73 minutos de discurso. El olor a bosta seguía flotando en lo denso de la noche.   


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Divide y reinarás: El Gobierno aumenta el presupuesto solo para la Universidad de Buenos Aires

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Incrementará un 300 por ciento los recursos destinados a los gastos de funcionamiento. El Consejo Superior de la UBA afirmó que esto permite una previsibilidad, pero alertó sobre la situación salarial, que aún no está resuelta. El vicerrector Emiliano Yacobitti aseguró que seguirán reclamando por el resto de las casas de estudio.

Werner Pertot

Por Werner Pertot

La Universidad de Buenos Aires (UBA) decidió levantar la emergencia presupuestaria, tras alcanzar un acuerdo con el gobierno de Javier Milei por los gastos de funcionamiento, que recibirán una suba del 270 por ciento, y de sus hospitales, cuyo incrementp será cercano al 300 por ciento. En un comunicado, el Consejo Superior de la UBA afirmó que esto permite una previsibilidad, pero alertó sobre la situación salarial, que aún no está resuelta. Tampoco la inversión en ciencia y las obras que están paradas. En tanto otras 60 universidades continúan con el reclamo que llevó a la marcha universitaria y que no fue respondido. El vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, advirtió que seguirán reclamando por el resto de las casas de estudio. Las otras universidades indicaron que el aumento solo a la UBA «resulta inadmisible y provocador«. «No aceptaremos que existan estudiantes de primera y de segunda«, lanzaron. El Gobierno quedó a tiro de una cautelar.

Desde el comienzo de las negociaciones con las universidades y, sobre todo, en las reuniones posteriores a la marcha universitaria que resultó masiva en todo el país (algunas estimaciones llegaban al millón de personas), el Gobierno buscó dividir a la UBA del resto de las instituciones. De hecho, tuvieron una atención especial con el rector Ricardo Gelpi, a quien la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello, recibió un día antes que al resto. En los encuentros con todos los rectores, el Gobierno escuchó, pero no hubo avances reales en destrabar fondos. De hecho, en una exposición ante el Congreso, el secretario de Educación, Carlos Torrendell, no pudo dar precisiones sobre cómo se resolverá el conflicto universitario.

A partir de ahí, lo público se separa de las negociaciones a puertas cerradas. Con la UBA particularmente, el encargado de las negociaciones, que pasó a ser Torrendell, tuvo tres reuniones más. Estuvo presente también el secretario de Políticas Universitarias, Alejandro Alvarez, aunque moderó sus modales. Allí, las autoridades de la UBA insistieron con el planteo de actualizar lo presupuestario y tuvieron varias discusiones, avances y retrocesos. Finalmente, desde el Gobierno nacional aceptaron aumentar aquellas partidas sin las cuales directamente se iba a un cierre de la UBA: el funcionamiento básico (la luz, etc) y el presupuesto para los hospitales. Según confirmaron a este diario, no solo acordaron sino que ya empezaron a pagar.

En el caso de la UBA, los gastos de funcionamiento representan el 14 por ciento de los gastos totales (porque allí hay que contemplar también los seis hospitales; en otras universidades es la mitad de ese porcentaje). «Si ellos no garantizaban ni el presupuesto mínimo para prender las luces, teníamos que cerrar», insistieron desde el rectorado a este diario.

Sigue la discusión

No obstante, en el comunicado que emitió el Consejo Superior de la UBA para anunciar que levantaba la emergencia universitaria, dejaron en claro que sigue la discusión por ese otro 86 por ciento del gasto sobre el que no hubo acuerdo (principalmente, son los salarios docentes y no docentes). Lo que recibieron fue una actualización de los gastos de funcionamiento del 270 por ciento interanual y del 300 por ciento para los hospitales universitarios y aquellas funciones de la universidad vinculados al área asistencial. Se trata de 26.016.488.265 pesos que el Gobierno les comenzó a transferir con destino a afrontar los Gastos de Funcionamiento y otros 35.436.785.336 de pesos para sostener los niveles de atención de la salud.

“Las sumas indicadas, si bien se encuentran por debajo del presupuesto óptimo para el funcionamiento pleno de la Universidad, posibilitan una programación presupuestaria, imposible hasta el momento”, señaló la UBA, que también destacó que continúa el “estado de alerta y profunda preocupación” por la actualización salarial como también otras partidas “particularmente aquellas vinculadas a las áreas de Ciencia y Tecnología, Extensión Universitaria y a los Programas de infraestructura universitaria”. Es decir, las obras que están paradas, algunas de las cuales ya estaban en curso.

En materia salarial, no hubo acuerdo con el Frente Sindical de las Universidades: la propuesta del Gobierno, ante una inflación acumulada superior al 70 por ciento, fue: 16 por ciento en febrero, 12 por ciento para marzo y 8 por ciento para abril. Es decir, un 36 por ciento. Los números solos indican por qué están muy lejos de un acuerdo con los gremios. Desde el Consejo Superior de la UBA advirtieron que este acuerdo debería llegar urgente y también se mostraron a favor de que el Congreso sancione una Ley de Financiamiento Universitario que establezca un criterio de actualización para el presupuesto universitario, para que no se repita lo de este año.

Tras el acuerdo, Yacobitti escribió en su cuenta de Twitter: «Gracias a que la sociedad se expresó con contundencia en defensa de las universidades públicas, el gobierno actualizó los gastos de funcionamiento de la UBA (aprox. 300%) para que no tenga que cerrar. Es un triunfo de todos los que apostamos a la educación para un mejor futuro». Luego aclaró: «Vamos a seguir reclamando por los salarios docentes y no docentes que perdieron más de un tercio de su capacidad económica en 4 meses, por los recursos para CyT y las obras de mantenimiento de los edificios y laboratorios».

Y luego volvió a aclarar: «También es importante que esta corrección sea para todo el sistema y no solo para la UBA. Sentarnos a discutir un presupuesto para el 2025 que contemple los reajustes». Esto último quizás tenga que ver con la reacción del resto de las universidades, que tronaron apenas se conoció la noticia.

«Universidades de segunda»

Todas las universidades vienen funcionando con un presupuesto que se votó a fines de 2022 y que, insisten, es insuficiente para llegar no ya a fin de este año, sino a mitad de año en algunos casos. Por lo tanto, apenas se conoció el aumento para la UBA, las otras 60 casas de estudio pusieron el grito en el cielo y hablaron de una “discriminación federal injusta” de parte del Gobierno.

Hubo una reunión de emergencia del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para tratar el tema. «Estamos en plena discusión viendo si nos dan lo mismo a todos. Si no, habrá problemas”, señaló antes de ingresar a la reunión Víctor Moriñigo, rector de la Universidad Nacional de San Luis y actual presidente del CIN.

El CIN emitió luego un comunicado que dejó en claro como estaban los ánimos: «Resulta inadmisible y provocador que se reconozca solo para una universidad y no para la totalidad del sistema que reúne a un conjunto de 60 universidades a lo largo y a lo ancho de todo el país, que representan a dos millones de estudiantes de las universidades argentinas. No aceptaremos que existan estudiantes de primera y de segunda«, remarcaron los rectores en un comunicado del CIN.

«Rechazamos cualquier metodología que promueva la división entre universidades y dentro de las universidades. No convalidaremos ningún intento de división, ni priorizaremos nunca ningún atajo. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) no resigna lo que cree. No es solo un problema de recursos, es también de principios», le advirtieron al Gobierno.

Por otro lado, advirtieron que el Gobierno reconoció con ese pago que tienen razón y que «hay plata». Según pudo saber este diario, todavía no harán una presentación judicial, sino que esperarán una respuesta del Gobierno, pero la disparidad de criterios pone a la administración nacional a tiro de una cautelar. En el comunicado indicaron que esa transferencia a la UBA «implica el reconocimiento por parte del gobierno nacional de uno de los aspectos del problema -y su grave magnitud- que todo el sistema universitario viene planteando desde enero de este año. Por lo tanto, habiendo el gobierno confirmado con sus actos que los recursos están, exigimos inmediatamente una resolución que garantice un incremento igual al otorgado a la Universidad de Buenos Aires para todas las universidades públicas de la Nación.

«Con la misma urgencia, seguiremos bregando por paritarias para las y los trabajadores de las universidades que recompongan la pérdida del poder adquisitivo del salario, por el sostenimiento y el fortalecimiento del sistema científico y tecnológico, por la actualización del monto destinado a becas estudiantiles y por la recuperación de las obras de infraestructura hoy paralizadas», concluyeron.


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