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Viernes 20 de Junio del 2025

SOCIEDAD

Peligro, ahora el salario mínimo lo define Milei

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Las centrales obreras reclamaban un incremento del 85 por ciento. La UIA y CAME no querían hablar de montos. El temor sindical de que el gobierno congele el Salario Mínimo Vital y Móvil.

La reunión del Consejo del Salario no llegó a un acuerdo y no fue a causa de la tozudes de las organizaciones sindicales, sino más bien por la decisión del gobierno de Javier Milei de impedir una actualización del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) y los montos mínimos y máximos de la prestación por desempleo, con la complicidad de las organizaciones patronales. La CGT emitió un comunicado donde directamente acusa a los funcionarios de la Secretaría de Trabajo de tener una conducta «irresponsable» y, sobre todo, de  «boicotear» cualquier posibilidad de acuerdo. Ante esta situación el Gobierno ahora laudará sobre el nuevo piso de estos ingresos. Entre los dirigentes sindicales existe la sospecha de que la Casa Rosada congelará el SMVM, que en la actualidad está en 156.000 pesos.

Fueron cuatro horas de reunión donde participaron representantes de la CGT y las dos CTA en representación de los trabajadores. La patronal estuvo presente a través de la UIA y la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). La CGT propuso un incremento de un 85 por ciento del salario mínimo, llevándolo así a 288.600 pesos. Una propuesta que contaba con el aval de las dos CTA. Los representantes de la patronal no lo aceptaron y, según trascendió, propusieron que se acuerde un nuevo monto a partir de marzo pero se negaron a discutir ese nuevo monto.

La negociación chocó en más de una oportunidad lo que provocó que se realizaran dos cuartos intermedio pero no se logró ningún acuerdo. La propuesta de los trabajadores fue votada y según se pudo saber hubo un empate. Para que se imponga una propuesta debe ser votada por los dos tercios de los presentes. Ahora definirá el gobierno a través de un decreto.

Para la CGT, fue clara la actitud de la UIA de ser «complaciente» con la estrategia del gobierno de impedir cualquier acuerdo. Incluso durante las charlas por separado, los representantes del Gobierno se negaron a buscar alguna alternativa que pudiese destrabar la empantanada negociación. 

Así las cosas se terminó por levantar la reunión. Ahora el gobierno tiene tres días para laudar y definir cuál será el nuevo monto del Salario Mínimo Vital y Móvil. La casi totalidad de los dirigentes sindicales que participaron de la reunión coinciden en que el Gobierno no mejorará la actual cifra y la congelará, tal es su plan económico de reducir el poder adquisitivo de los trabajadores.

La CGT no sólo cuestionó al gobierno, también lo hizo con la representación empresaria. De ellos dijo que «son los mismos que en la OIT defienden el diálogo social y los consensos colectivos como herramienta fundamental para el desarrollo económico y social», pero hoy «borraron con hechos lo que pregonan en los foros internacionales».

En tanto, la CTA Autónoma (CTA-A) afirmó que consignó que, en la reunión, el sector empresario «exigió que se acuerde aumento recién en marzo sin proponer monto ni porcentajes», lo que el Gobierno «no sólo avaló sino que además quiso pasar a reunión plenaria sin acordar dictamen». En ese sentido, la CTA-A dijo que todo lo sucedido fue «una farsa más del gobierno de Milei».

Por su parte, la CTA de los Trabajadores, que conduce Hugo Yasky, advirtió que «si a consecuencia de esta jugada, la cifra que anuncie el Gobierno estuviera lejos de significar una real recomposición del Salario Mínimo, quedará demostrado que hubo una sincronización entre las patronales y el Ejecutivo para profundizar el ajuste y seguir licuando los salarios». Por último, la CGT destacó que «la irresponsabilidad social» del gobierno «confirmar la ajenidad frente al drama social que atraviesan los argentinos».


Avisos

RIO TURBIO

20 de junio ¿por qué celebramos el Día de la Bandera?

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A 205 años del fallecimiento de Belgrano, la Argentina celebra el Día de la Bandera. Por qué se eligió esta fecha, cómo nació el símbolo patrio más reconocido y qué lugar ocupa hoy en la construcción de la identidad nacional.

Por Dr. Cristian Baquero Lazcano

Cada año, cuando el invierno apenas asoma y el calendario marca el 20 de junio, la Argentina entera detiene su marcha. Las aulas, las plazas, los medios de comunicación y los discursos institucionales se visten de celeste y blanco. El Día de la Bandera no es solo una evocación protocolar, es una cita con la historia y con la identidad.

La fecha fue establecida por ley en 1938, como homenaje al fallecimiento de Manuel Belgrano, creador de la enseña patria, ocurrido el 20 de junio de 1820. Pero la elección no fue casual ni improvisada, fue una forma de dar visibilidad y reconocimiento tardío a uno de los hombres más lúcidos, comprometidos y silenciosos de la emancipación sudamericana.

¿Por qué el 20 de junio?

Belgrano murió en soledad y sin honores oficiales. Aquel 20 de junio de 1820, Buenos Aires atravesaba una de las mayores crisis políticas de su historia, las provincias estaban en conflicto, las autoridades se disputaban el poder, y el deceso del prócer pasó prácticamente inadvertido. No hubo exequias de Estado ni luto nacional.

Recién en el siglo XX se saldaría esa deuda simbólica con la figura del prócer. El 8 de junio de 1938, el Congreso Nacional sancionó la Ley 12.361, que instauró el 20 de junio como feriado nacional en homenaje a la bandera y a su creador. Desde 2011, por decreto, es un feriado inamovible. Y desde entonces, la fecha se transformó en una jornada de reflexión, promesa escolar y conmemoraciones masivas, especialmente en Rosario, donde la bandera fue izada por primera vez.

Una bandera que nació sin autorización

La bandera argentina fue creada el 27 de febrero de 1812, en el entonces villorrio de Rosario, en plena campaña del Ejército del Norte. Belgrano, al frente de las tropas, ordenó levantar una bandera que pudiera distinguir a los soldados patriotas en el campo de batalla. La escarapela ya había sido adoptada oficialmente días antes, con los colores blanco y celeste.

Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”, escribió Belgrano en su informe. El Triunvirato porteño, sin embargo, le prohibió seguir usándola. Pero el símbolo ya había calado hondo.

Del campo de batalla al aula escolar

Los primeros usos de la bandera fueron estrictamente militares. En una época sin uniformes ni divisas claras, era clave tener una insignia que permitiera distinguir aliados de enemigos. El color rojo, tradicionalmente asociado a los realistas, fue evitado de forma explícita por Belgrano.

Con el tiempo, la bandera ganó legitimidad popular y política. El Congreso de Tucumán la adoptó como símbolo nacional en 1816, y dos años después, en 1818, se incorporó el Sol de Mayo, inspirado en las primeras monedas patrias acuñadas en Potosí.

Este sol -con rostro humano y 32 rayos alternados- representa la Revolución de Mayo y marca el carácter de “bandera mayor” o de guerra, a diferencia de la versión sin sol, usada hasta 1985 por particulares.

Rosario, el corazón de la celebración

La ciudad de Rosario, donde Belgrano izó por primera vez la bandera a orillas del río Paraná, es la sede histórica de las celebraciones. Allí se erige el Monumento Nacional a la Bandera, inaugurado oficialmente el 20 de junio de 1957, con desfiles, discursos y presencia de autoridades. Desde hace algunos años, se sumó un símbolo colectivo de gran impacto, la bandera más larga del mundo, confeccionada por miles de vecinos y escuelas en tramos que se van uniendo hasta superar los diez kilómetros.

De emblema militar a símbolo colectivo

La bandera no es solo un paño, ni un accesorio ornamental. Es un emblema de pertenencia, un testigo silencioso de la historia y una señal de identidad cultural. Flamea en las escuelas, pero también en los balcones, los estadios, las movilizaciones, las tragedias y los logros deportivos.

Por eso, cada 20 de junio, la Promesa de Lealtad a la Bandera que realizan los alumnos de cuarto grado en todo el país adquiere una profundidad especial. No es una fórmula vacía. Es la primera vez que muchos niños se reconocen parte de una comunidad política que los trasciende.

Un legado que interpela

Belgrano no fue solo el creador de la bandera. Fue también un reformista ilustrado, defensor de la educación gratuita, promotor de la industria nacional y figura clave en el proceso de independencia. Su vida, cargada de renuncias personales y servicio público, representa una ética de la responsabilidad que todavía hoy resulta incómoda en tiempos de discursos fáciles.

Que este 20 de junio no sea apenas una jornada con discursos escolares y mástiles engalanados. Que sea también un momento para preguntarnos cuánto hay en nosotros de esa promesa original, la de construir una patria libre, justa y soberana. Como la que Belgrano imaginó bajo su bandera.

(*) Cristian Baquero Lazcano

Profesor e Investigador Universitario. Doctor en Psicología Social. Director de Comunicación de la Asociación Argentina de Ceremonial y Protocolo (ASARP). Especialista en Heráldica y Vexilología. Creador de banderas y escudos oficiales en municipios y comunas de la República Argentina.


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