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Ningún banco puede financiar salarios y peligra el cobro de haberes de todo el sector público nacional

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La decisión del gobierno nacional no se circunscribe a provincias y universidades, sino que afecta a municipios, entes autárquicos y empresas del Estado.

 La decisión del gobierno de restringir el adelanto de fondos para el pago de haberes hace peligrar los salarios de todo el sector público tanto a nivel nacional como distrital.

La Universidad Nacional de Rosario fue la primera en advertir la situación, «A partir de una circular del Banco Central de la República Argentina dispuestas por las autoridades nacionalesel Banco de la Nación Argentina informó a nuestra Universidad que no podrá adelantar, desde este mes y hasta nuevo aviso, el pago de haberes, tal como está dispuesto en el convenio entre nuestra institución y la entidad bancaria», informó la Universidad en un comunicado.

Lo cierto es que se trata de una medida que Manuel Adorni anticipó en conferencia de prensa la semana pasada cuando la ley ómnibus quedó empantanada. El vocero presidencial adelantó que el Banco Central no iba a extender la autorización «para que las provincias se endeuden con bancos provinciales para afrontar necesidades urgentes».

En consecuencia el Banco Nación adoptó esa medida en respuesta a la decisión del gobierno de restringir el cupo de adelantos transitorios para financiar el pago de haberes del sector público no financiero.

Hasta ahora, los bancos públicos o privados que administran cuentas de las distintas dependencias de los gobiernos, entes autárquicos y empresas públicas, financiaban el pago de haberes sin impacto en el computo del descubierto permitidio en sus balances, a partir de una norma del Banco Central dispuesta en octubre de 2019 durante la gestión de Mauricio Macri. Vence el próximo 1 de febrero y el gobierno decidió no renovarla.

«No se trata de un problema exclusivo de los empleados de los gobiernos provinciales, ni de las facultades ni de los hospitales. Afecta por igual a todos los empleados del sector público tanto nacional, como provincial o municipal. Incluye legislaturas, universidades, hospitales, escuelas. Pero también entes autarquicos y empesas del estado que van desde el ENOHSA hasta los medios públicos. En todos los casos la nómina salarial se financiaba para sortear obstáculos burocráticos que suelen descalzar el ingreso del fondeo ante la necesidad de liquidez», detalló a LPO un gerente de uno de los bancos que maneja la cuenta de la Televisión Pública.

Esta fuente preciso que en el caso de la Televisión Pública, el pago de haberes se canaliza mediante dos entidades bancarias y los trabajadores optan entre estas dos opciones.

«Historicamente lo manejaba el Itaú, pero durante el gobierno de Alberto Fernandez hicieron participar al Banco Nación del negocio», dijo la fuente. «Ambos bancos suelen financiarle al canal el pago de haberes, porque el gobierno va soltando las partidas a cuentagotas», agregó.

Esto también fue un negocio para los bancos, ya que el financiamiento de la nomina salarial viene con una tasa de interés diaria que se incrementa a mayor período de mora. «Esto afecta a todos los bancos, perdemos el negocio», reconoció la fuente. 

Lo importante es que no se trata de una medida circunscripta a un banco o a ciertas instituciones determinadas. De hecho existen numerosos casos de bancos comerciales que administran cuentas del sector público, como es el caso del Banco Macro en Salta. 

Con la caducidad de la normativa vigente que permitía no computar este descubierto pasa ser considerado en la medición sobre el nivel de exposición financiera. «Los bancos no vamos a poder financiar los salarios, quedaríamos sobregirados en los parámetros de riesgo crediticio», concluyó la fuente consultada. 


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El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

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En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


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