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Aprobaron la ley de emergencia indígena pese a la polémica por el «conflicto mapuche»

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El proyecto recibió 43 votos afirmativos, apenas dos negativos y siete abstenciones.


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A pesar de que el debate en el recinto se «contaminó» por la polémica en torno al conflicto por la posesión de tierras que históricamente ocupan poblaciones mapuches en la Patagonia, el Senado aprobó por amplia mayoría el proyecto que prorroga la Ley de Emergencia Territorial Indígena.

Con 43 votos afirmativos, apenas dos negativos y siete abstenciones, la Cámara alta le dio media sanción a la iniciativa que prorroga la Ley 26.160, la cual declara «la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país, cuya personería jurídica haya sido inscripta en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas» y que vence el 23 de noviembre próximo.

Se trata de una norma sancionada en 2006 que ya fue fue prorrogada ya en tres oportunidades y el proyecto que trata el Senado le da cuatro años más de vigencia a los artículos que, entre otras cosas, suspenden los desalojos y disponen el relevamiento catastral de las tierras ocupadas por esas comunidades.

La iniciativa dispone la asignación, para los cuatro ejercicios presupuestarios que se aprueben en adelante, de un crédito por 290 millones de pesos destinados al «Fondo Especial para la asistencia de las comunidades indígenas» creado por la ley de emergencia.

El debate sobre el tema estuvo marcado por la polémica en torno al accionar de un grupo auto identificado como «mapuche» que en los últimos meses atacó dependencias públicas y un club de la localidad rionegrina de El Bolsón, que fue incendiado, al tiempo que amenazó a las autoridades provinciales.

El tema sobrevoló en el recinto de la Cámara alta desde el inicio de la sesión, cuando el salteño Juan Carlos Romero (Interbloque Federal) expresó que «esta gente está haciendo terrorismo hace muchos años y lo sufren los patagónicos», al presentar un pedido de preferencia para un proyecto propio de repudio a esa situación.

El opositor criticó «la inexplicable actitud del embajador argentino en Chile, Rafael Bielsa, al presentarse para exponer ante la justicia trasandina en favor del condenado Facundo Jones Huala, «con el argumento de que es ‘asistencia consular’».

A su juicio, «la propia explicación de lo que es asistencia consular no justifica la presencia de un embajador» en un ámbito de esas características.

Luego el senador radical Pablo Daniel Blanco reflotó el asunto con un pedido de apartamiento del reglamento para exigir la presencia del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, en el Congreso para que explique el conflicto en la Patagonia.

El senador fueguino se sumó a las críticas por la actitud del embajador Bielsa de defender y pedir la libertad condicional para «alguien que reniega del Estado argentino, de sus autoridades».

«Algunos en nombre de comunidades autóctonas cometen estos actos de vandalismo, y las autoridades pareciera que estuvieran avalando este tipo de usurpaciones y actos vandálicos», advirtió el legislador de la UCR.

En el comienzo del debate concreto de la iniciativa, cuyos alcances fueron presentados por la salteña Nora Giménez (Frente de Todos), la pirotecnia la puso el radical cordobés Ernesto Martínez (JxC), quien planteó que «votar esta prórroga es un suicidio institucional para nuestro país» dado que a su entender beneficiaría al grupo Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), al que cataloga como «terrorista».

“Hay que excluir a Río Negro, Neuquén y Chubut y capaz que lo podría votar favorablemente, pero así voto negativamente porque ya la voté en 2013 y 2017 y siempre escuché el mismo argumento: esta vez es la última y se terminará de censar para saber quienes son los pueblos originarios y que tierras ocupan y no sigan apareciendo nuevas organizaciones que se proclaman como originaria como pasa en la Patagonia que pretenden poseer tierras», fundamentó.

En esta línea, manifestó que «no hay que seguir dando excusas a la organización RAM para que prosiga con su accionar terrorista» e incluso fue más allá al señalar que «el Senado se agacha frente al jefe» de esa organización, Jonas Huala.

«Con esta ley, la RAM dirá que no puede ser desalojado de todos los terrenos que ha tomado en los últimos tiempos», indicó, y agregó que «con el artículo 2 los jueces no van a poder actuar respecto a las acciones que vienen haciendo los terroristas».

“Entonces -continúo- el Estado nacional retrocede en la defensa del territorio asustado por un grupo de disfrazados», lamentó.

Martínez consideró que «la RAM humilla al Senado llamándonos ‘Senado de la Nación colonial huinca’ y, a pesar de eso, el Senado vota normas que favorecen a los que siembran el terror en la Patagonia. Voy a votar negativamente», concluyó.

Al cruce del representante de Juntos por el Cambio salió el chubutense del Frente de Todos Alfredo Luenzo, quien acusó al radical de hablar «desde el desconocimiento».

«Pero además del desconocimiento es más grave aún, en este recinto, emplear la palabra terrorismo, subversivo, conceptos muy caros para la historia argentina. Y se vuelven a reeditar en una necesidad que tiene la derecha de encontrar un enemigo interno, como ya lo encontró el gobierno anterior” con los casos de “Santiago Maldonado y Rafael Nahuel”, resaltó.

Para Luenzo, «el problema no pasa por las comunidades aborígenes, que están organizadas y perfectamente integradas» sino por «un grupo muy reducido que comete delitos, que son delincuentes».

«La respuesta no la tendría que dar el poder político, sino la Justicia, investigando y metiendo presos a quienes son responsables», explicó.

En este sentido, afirmó que «bajo ningún punto de vista esta prórroga implica darle consentimiento a grupos minúsculos, que no sabemos su origen, que no representan a las comunidades»


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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