SOCIEDAD
Un favor de Comodoro Py para el candidato de Javier Milei a la presidencia del Banco Central

La Cámara Federal porteña, por mayoría, revocó un procesamiento que tenía por negociaciones incompatibles con la función pública de su paso por la gestión Cambiemos. El juez Sebastián Casanello lo había procesado por favorecer a su anterior empleador, el Deutsche Bank.

El nombre de Santiago Bausili suena fuerte para presidir el Banco Central de la República Argentina (BCRA). Hombre de confianza del futuro ministro de Economía de Javier Milei, Luis “Toto” Caputo, Bausili consiguió un espaldarazo de los tribunales de Comodoro Py antes de su posible retorno a la administración pública. La Cámara Federal porteña revocó este martes un procesamiento que tenía por negociaciones incompatibles con la función pública que le había quedado de su anterior paso por la Secretaría de Finanzas del gobierno de Mauricio Macri.
Bausili es socio de Caputo en la consultora Anker. Antes de lanzar esta iniciativa conjunta, Bausili juntó experiencia trabajando para la banca privada. Se desempeñó nueve años en el Deutsche Bank (DB). Antes, había estado once años en JP Morgan.
Entre 2007 y 2013, estuvo en la oficina de Nueva York del DB. En 2013, se mudó a Buenos Aires para seguir trabajando para la misma entidad. Cuando Macri llegó al gobierno, llevó a “Toto” Caputo a la Secretaría de Finanzas porque consideraba que tenía un talento similar para ese campo como el que Lionel Messi demuestra en la cancha de fútbol. Caputo lo llevó consigo a Bausili. Su nombramiento se firmó el 26 de enero de 2016.
Desde ese día, Bausili empezó a acumular irregularidades. ¿Por qué? Porque, según los papeles, recién se desvinculó cinco días después del DB. Es decir que técnicamente trabajaba para el DB y para el Estado argentino. Una curiosidad es que, pese a que ya no reportaba en el DB, Bausili recibió “remuneraciones diferidas” entre 2016, 2017 y 2018. Además, tuvo acciones en el DB, por lo que tenía intereses en que al banco le fuera bien.
Como secretario de Finanzas, Bausili se involucró en los procedimientos para designar y pagar a los bancos que intervinieron en la colocación de los títulos de deuda pública emitidos por el Estado argentino. Uno de ellos fue el DB, su antiguo empleador con el que lo unían acciones y un plan de pago.
La ley de Ética Pública (25.188) establece que un funcionario está obligado a abstenerse de tomar intervención en trámites que involucren a personas y asuntos con los que tuvo algún tipo de vinculación en los tres años inmediatamente anteriores.
En 2016, el jurista Eduardo Barcesat presentó una denuncia por el pago a los holdouts. Entre los denunciados estaban desde Macri hasta Paul Singer, pasando por Caputo, Bausili, Mario Quintana y Alfonso Prat Gay. En 2018, el diputado Rodolfo Tailhade pidió que se investigara si Bausili no había recibido beneficios indebidos por parte del DB.
En abril de 2021, el juez federal Sebastián Casanello lo procesó por negociaciones incompatibles con la función pública. Sin embargo, a los cuatro meses, la Sala II de la Cámara Federal porteña revocó el fallo del magistrado. La mayoría del tribunal de Comodoro Py entendió entonces que Bausili había tenido participación, pero no incidencia en lo que pasó con el DB.
Casanello no dio por terminada la causa: pidió información a la Oficina Anticorrupción (OA) y a la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA). La OA contestó que ya la gestión de Laura Alonso había detectado irregularidades en el vínculo de Bausili con su exempleador, lo que hablaba de un conflicto de intereses. Lo curioso es que la OA obvió, en ese momento, remitir su dictamen a los tribunales. La explicación fue que, por un error administrativo, no se había concretado lo resuelto.
La PIA, por su parte, hizo un dictamen minucioso que le permitió al juez explicar con detalle en qué habría consistido la maniobra en la que habría estado involucrado el economista. La PIA, entre otras cosas, detectó que Bausili mantuvo cinco encuentros con sus excompañeros de trabajo –que fueron desde visitas de cortesía hasta discusiones sobre la relación entre el DB y el Ministerio de Finanzas.
En septiembre pasado, Casanello insistió con el procesamiento de Bausili. De acuerdo con lo que reconstruyó el juzgado, el comportamiento de Bausili fue el siguiente:
- Entre 2007 y 2016, fue ejecutivo del DB;
- Fue nombrado por el gobierno de Macri antes de haberse desvinculado de la banca privada;
- Durante la mayor parte de su gestión, fue beneficiario de un plan de pagos acordado anteriormente con el banco. De esta forma, percibió cuotas en calidad de remuneraciones diferidas y acciones:
- Pese a ser un exempleado del DB, intervino en actos administrativos trascendentes;
- En 2016, se excusó formalmente de intervenir en un expediente. Sin embargo, siguió gestionándolo;
- Después dejó de excusarse.
La Cámara al rescate
Cuando su nombre se impone como candidato para presidir el BCRA, la Cámara Federal porteña volvió a fallar a favor de Bausili. Para los camaristas Martín Irurzun y Eduardo Farah, el juez Casanello no encontró nuevas pruebas que justifiquen el procesamiento. “Debe decirse que el cuadro probatorio no se ha visto modificado, manteniéndose el estado de incertidumbre que llevó, oportunamente, al dictado de un pronunciamiento expectante”, escribieron.
El tercer integrante de la Sala II de la Cámara Federal porteña, Roberto Boico, se inclinó por confirmar el procesamiento de Bausili. Según afirmó el camarista, la información que aportó la PIA y que analizó Casanello, robusteció el cuadro probatorio y constató el desvío de la Administración Pública en favor del DB.
Una curiosidad es que a Bausili lo defiende Matías Cúneo Libarona, hermano de Mariano, anunciado por Milei como su ministro de Justicia. Cúneo Libarona –un penalista influyente en el fuero– dijo públicamente que el presidente electo le pidió que no consienta amiguismos con el Poder Judicial. En esa línea, Cúneo Libarona le dijo a Infobae que abandonaría su estudio jurídico y suspendería su matrícula como forma de mostrar su alejamiento de los tribunales.
Los guiños de Comodoro Py
Desde que Milei –con el apoyo de Macri– se impuso en el balotaje frente a Sergio Massa, los tribunales de Comodoro Py empezaron a dar señales de un reacomodamiento frente al nuevo bloque de poder –representado por la alianza entre La Libertad Avanza (LLA) y sectores de Juntos por el Cambio. Uno de los beneficiados fue el propio Milei: el juez Julián Ercolini –por pedido del fiscal Eduardo Taiano— desestimó las denuncias que habían presentado el Presidente Alberto Fernández y la abogada Valeria Carreras por la corrida cambiaria.
En la última semana, la Sala II de la Cámara Federal porteña –con una composición distinta a la que examinó el caso Bausili– resolvió reabrir una causa contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Casualmente, el juez Casanello la había sobreseído en el expediente conocido mediáticamente como «Ruta del Dinero K» después de que el fiscal Guillermo Marijuan dictaminara que, tras diez años de investigación, no había encontrado elementos que vincularan a CFK con el esquema de lavado de dinero por el cual fue condenado el empresario Lázaro Báez. La reapertura se produjo después de una presentación que hizo una ONG macrista llamada Bases.
El martes pasado, la Sala II de la Casación resolvió confirmar el sobreseimiento de Macri en la causa por el espionaje a las familias de los 44 tripulantes del ARA San Juan, el submarino que se hundió en noviembre de 2017.
RIO TURBIO
Historia de la mujer que estalló una mina en la Patagonia (Río Turbio)

Carlita Rodriguez se convirtió en la primera mujer dentro de los túneles ‘hackeando’ el sistema: usó su DNI con nombre de varón para, una vez dentro, reivindicar su identidad femenina; ahora Keka Halvorsen, que nació en la misma ciudad austral, ha convertido su historia en una película: Miss Carbón.

Carlita se mueve con destreza por las entrañas de la tierra; Keka es más de las estrellas. Las facciones de una se recortan en una melena oscura, suavizadas por una sonrisa a la vez alegre y melancólica, que oculta más de lo que muestra. La belleza de la otra es hegemónica y geográficamente inasible: esbelta, el pelo rubio, la piel clara; un cuerpo dentro de los cánones para una mujer que busca los márgenes. Carlita y Keka son dos reinas de la Patagonia a las que une la historia de una película pero, sobre todo, un rincón estepario del fin del mundo.
Río Turbio es una ciudad dibujada en el mapa por la codicia, por el afán extractivista que impulsaba al ejército argentino, a finales del siglo XIX, a aniquilar indígenas en la llamada Conquista del Desierto. Un país en desarrollo que buscaba expandir sus fronteras y sacar partido de esas tierras que anexionaba. En 1887, dos años después de que se completara aquella campaña de exterminio, se descubrió carbón en la cuenca de un río, y junto a ella nació un poblado en los confines de lo posible: con una temperatura media anual de apenas 5,4?°C (que en invierno se puede acercar incluso a los 20 bajo cero) y donde mandan el viento pertinaz, el barro y, desde entonces, la mina.
Hoy Río Turbio es una ciudad de 11.670 habitantes encajonada entre la mítica ruta 40 y la frontera con Chile, con la mina de carbón más grande del país, que produce de media unas 6.000 toneladas al mes. Pero es también el escenario de una pequeña gran revolución. La de Carla Antonella Rodríguez, que consiguió convertirse en la primera trabajadora dentro de los túneles de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, un lugar que los privilegios masculinos revestidos de superstición habían negado sistemáticamente a las mujeres. Y lo hizo hackeando el sistema desde la lógica misma del binarismo: usando su DNI con nombre de varón como puerta de entrada para, una vez allí, reivindicar su trabajo y su condición femenina. Es lo que cuenta la película Miss Carbón –con guion de Erica Halvorsen y protagonizada por Lux Pascal– que se estrena en las salas de cine este jueves.
“Me soñé minera”
La palabra mina nació en el lunfardo argentino para hablar de una prostituta –un cuerpo al que explotar–, aunque se haya convertido ya en sinónimo coloquial de mujer. Y en esta historia una mujer estalla la mina precisamente para escapar del sino de la explotación –del propio cuerpo o del trabajo en empleos precarios– que persigue a las personas trans. Porque sucede que las minas estaban vetadas en los túneles de Río Turbio. No podían entrar salvo el 4 de diciembre, día en el que la virgen patrocinaba una visita segura, sin temor a que las ínclitas provocaran un derrumbe.
“Yo me negaba a ir. Me parecía muy injusto que fuera solo ese día. La fiesta, además, incluía un concurso de belleza para elegir a la Reina del Carbón. Ahora entiendo que a los hombres les servía tener en exclusiva la principal fuente de trabajo y el dinero; y que las mujeres se limitaran a ser sus esposas o sus prostitutas”, reflexiona Erica, a quien todos conocen como Keka, que dejó el pueblo con 17 recién cumplidos para estudiar en Buenos Aires y hoy es una reconocida guionista y directora, responsable de contenidos de Netflix en el Cono Sur.
“Cuando me fui me di cuenta de que venía de un mundo muy extraordinario. Y también entendí que la ficción me había salvado la vida. En un pueblo donde no había cine, ni disquerías, ni librerías, ni bibliotecas, la televisión era mi ventanita no solo al mundo, sino a mis propios sueños. Porque yo siempre supe que quería contar historias”, explica durante una charla en Madrid, adonde ambas han llegado para el estreno de la película.
Si el futuro de Keka estaba afuera, el de Carlita se abría paso dentro. “La mina siempre me fascinó. Desde que tenía cinco años, me escapaba de casa para ver a los hombres entrar en el túnel. Creo que de alguna manera esa oscuridad era para mí la promesa de un lugar seguro. Un lugar en el que no me vieran y no pudieran hacerme daño”, rememora Carla. Se nota que le duele pensar en esa niña, en esa adolescente que sufrió “demasiado”. “Era una criatura indefensa, ingenua, no necesitaba tanto maltrato, tanta agresión. Recuerdo perfectamente a los que se reían de mí por la calle. A los que me decían: ‘nunca vas a ser una mujer’. Todo eso fue muy duro. Pero lo peor fue la exclusión familiar”, reconoce desviando la mirada.
El ambiente en un pueblo puede ser opresivo, pero mucho más si está en un rincón perdido y en condiciones difíciles. Carlita y Keka lo saben porque son NYC (nacidas y criadas en la cuenca carbonífera). “La Patagonia te curte, te golpea”, dicen casi al unísono. “La gente vive muy hacia adentro, es más distante, de pocas palabras”, describe Keka.
Pero de alguna manera ese entorno hostil te entrena en los desafíos. “Si la nieve te tapa la puerta de casa, no cancelás la vida; abrís la puerta y con una pala te hacés el camino”, ejemplifica Keka. “Estamos muy acostumbradas a lidiar con lo desfavorable”, concede Carlita. “Por eso, como tengamos un poco de viento a favor, no nos para nadie”, exclaman entre risas.
La revolución y las tetas
Carlita entró a trabajar a la mina habiendo hecho ya su transición, y eso le valió muchas veces gestos de desprecio y burla. Pero el golpe definitivo llegó junto con el DNI con su nombre, cuando en 2012 Argentina aprobó la ley de identidad de género. La empresa le quitó su trabajo. Como ya era ‘oficialmente’ mujer, la mandaron con las otras a las oficinas. “Tenés que contar que el cambio de documento lo hiciste por un compromiso colectivo, porque sabías que ibas a sentar un precedente. Para vos era mucho más fácil y cómodo seguir como estabas. Por eso no fue solo un trámite, fue un gesto político”, señala Keka a su compañera.
En las oficinas Carla conoció también el desprecio de esas otras que no la veían como una de ellas. Pero no quería un trabajo administrativo. Quería volver a los túneles. “A ese trabajo y ese sueldo”, apunta Keka. “Creo que ella tenía muy claro su deseo de progreso, su ambición personal. Y está bien decir que las mujeres podemos desear dinero, porque es la llave de la libertad y de la independencia”.
“Hoy hay diez chicas que están trabajando en la mina y eso me llena de orgullo”, señala Carla. “Espero que mi historia sirva para que otra generación de chicas trans piensen que es posible, que podemos cambiar las cosas”, se entusiasma. Ahora ronda por su cabeza la idea de salir de Río Turbio para seguir dando la batalla: “Queda tanto por hacer”, defiende.
“¡Yo quiero ver a Carlita como senadora!”, apunta Keka. Ella sonríe. “¿Por qué no? Ningún señor hetero y conservador se va a ocupar de defendernos”. Lo dice en un momento difícil para las personas trans en Argentina –son unas 200.000, según el último censo– una situación de “alerta constante” frente a un Gobierno de Javier Milei que tiene como bandera el recorte de derechos. “Tenemos que humanizar este mundo que viene en retroceso constante. La revolución es que la vida de los demás también nos importe”, sentencia Carla.
El reencuentro
Keka volvió a Río Turbio en 2019 y su hermana le presentó a Carlita. Ese encuentro se convirtió en una crónica que publicó en la Revista Anfibia y fue el germen de la película que se acaba de estrenar. Parte del rodaje de Miss Carbón se realizó en España, pero tanto para la guionista como para la directora, Agustina Macri, era importante hacerlo también allí y con la participación de su gente.
“Mi ciudad es un lugar mejor hoy gracias a que hicimos esta película. Pero no lo digo por vanidad ni lo digo por mí, sino por la transformación que supuso echar luz sobre esta historia”, señala, categórica, Keka Halvorsen. “Ese mismo pueblo que despreciaba, rechazaba y agredía a Carlita, hoy la admira genuinamente. El rodaje terminó con todo ese pueblo aplaudiéndola”, cuenta mientras las lágrimas empiezan a rodar detrás de sus grandes gafas.
“Revisando su propia historia dentro de la ficción, pusieron a Carlita en otro lugar y se permitieron abrazar algo que rechazaban por ignorancia. No es que esas personas fueran malas y ahora son buenas. Es que se dieron la oportunidad de abrir la cabeza y entender”, apunta todavía emocionada.
Carlita, otra vez, sonríe. “Están todos muy contentos esperando que esta película se estrene –en Argentina esto será en septiembre– Quieren que se vea su pueblo, su trabajo, su mina”, dice consciente de ese reencuentro con los suyos, de un momento nuevo en el que no necesita buscar la oscuridad de los túneles o de la noche para sentirse segura, sino que puede brillar con luz propia ante los demás.
Ser un cuerpo disidente en esa ciudad pequeña al final de la Tierra le marcó unos lindes sofocantes a la existencia de Carlita, pero no a sus anhelos. “Me soñé minera antes que mujer”, asegura. No sabemos qué fue antes, pero sí que consiguió arrancar, a fuerza de pico y pala, tanto un sueño como el otro a las paredes del túnel. (Por Natalia Chientaroli – El Diario.es de España)
-
RIO TURBIO1 día atrás
20 de junio ¿por qué celebramos el Día de la Bandera?
-
INFO. GENERAL1 día atrás
El Consejo Agrario Provincial acompañó el 40º aniversario de la Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz del INTA
-
RIO TURBIO15 horas atrás
Río Turbio y 28 de Noviembre confirman el pago del aguinaldo en medio de un contexto económico adverso
-
RIO TURBIO2 días atrás
Este 28 de junio el deporte nos convoca a todos