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Balón de Oro 2023: ¿Qué más necesita Messi para ser el mejor de todos?

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Daniel Guiñazú

Por Daniel Guiñazú

En el mismo día en que toda la Argentina le celebra su 63º cumpleaños a Diego Maradona, Lionel Messi alzó en París por octava vez en su incomparable carrera el Balón de Oro que lo consagra como el mejor jugador europeo de 2022. El destino vincula de la manera más gloriosa a los dos futbolistas más brillantes que haya dado nuestro país. Maradona desde el recuerdo imborrable y Messi desde la glamorosa ceremonia parisina siguen elevando al fútbol que, con ellos en la cancha, ganó dos copas del mundo en México 1986 y en Qatar 2022.

Los ocho Balones de Oro que Messi ha ganado (antes lo hizo en 2009/12, 2015/16 y 2021) y los dos premios The Best que recibió en 2019 y 2022 forman parte de una imponente vitrina personal que ya suma 55 trofeos individuales: ningún jugador ha recibido tantos en la historia del fútbol mundial. Además, consolidan un dominio que nadie ha extendido por tanto tiempo: el astro rosarino acaba de lograr a los 36 años el mismo premio que alzó por primera vez en 2009, cuando apenas tenía 22. Solo un superdotado como él puede pasar catorce años sin caerse de la elite del deporte más popular del planeta. 

Con estos datos, ¿que más necesita Messi para que se lo considere el más grande futbolista de todos los tiempos? Tal vez nada más. Desde los números, casi que ya no es posible sostener ninguna discusión. Faltaba acaso, la gran emoción, esa en la que Diego parecía imbatible porque las repartió a manos llenas. Y la emoción estalló en diciembre del año pasado en Qatar. El compromiso pasional con el que Messi asumió la Copa del Mundo, su actuación determinante en todos los partidos, los siete goles que conquistó y la consagración al cabo de la imborrable final con Francia terminaron de completar acaso, el casillero que le faltaba para trepar a lo más alto del podio de los ídolos. Si después de la Copa América ganada a Brasil en Brasil en 2021, Messi había conquistado el corazón de sus compatriotas luego de tantos años de ingratitud, el Mundial de Qatar lo transformó en el argentino más querido. Millones de camisetas celestes y blancas con su nombre recorren todos los días las calles argentinas para demostrarlo.

Además, Messi no ganó sus últimos dos Balones de Oro por su actuación en los equipos europeos. La Selección Argentina volvió a ser, como en 2021, el impulso que necesitaba para dejar una marca más en la historia. Y el Balón de Oro que recibió en París también premia eso, su orgullo de capitán de los campeones de América y del mundo, su amor por la camiseta y su sentido de pertenencia. «Ya está, ya está, no hay más nada» le gritó Messi a su familia desde el césped del estadio Lusail de Doha, inmediatamente después de haberle ganado la final a Francia. Después de esta nueva noche de gloria y lujo en París y del octavo Balón de Oro de su carrera cuesta no coincidir con él. Y encontrar un dato, un detalle, algo que impida considerarlo como lo que verdaderamente es: el más grande jugador de todos los tiempos del fútbol argentino.


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El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

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En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


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