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25 de mayo: se espera que Cristina sea la única oradora y defina su futuro electoral

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El acto será en la 9 de julio y la expectativa es que sea masivo. La apuesta de los dirigentes que forman parte del Grupo de Ensenada. El apoyo a la reelección de Kicillof en Provincia.

Por: Gimena Fuertes@gimenafuertes

La maquinaria kirchnerista ya se puso en marcha para armar el acto del 25 de mayo en la 9 de Julio en el que se espera que Cristina Fernández sea la única oradora y en el que podría comunicar la definición de la estrategia electoral. Este lunes por la tarde se volverá a reunir la llamada «mesa kirchnerista» en Ensenada para empezar la organización y garantizar masividad como marco.

Si bien todo el pancristinismo tiene las esperanzas puestas en que su jefa política sea la candidata, luego de la hendija abierta que dejó esta semana, cerca de la vicepresidenta aseguran que se mantiene firme en su decisión de no exponerse a las jugarretas del Poder Judicial.

La declaración que hizo este miércoles ante un grupo de sindicalistas («los que piensan que me voy a dedicar a cuidar a los nietos, que se olviden») dejó la puerta abierta a la ilusión de las organizaciones y militantes que pretenden que se postule para la a presidencia. Esto, más allá de la sentencia en primera instancia a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.

Fueron diez los sindicalistas de la CTA y la CGT que armaron la mentada comisión para realizar el pedido formal ante la vicepresidenta en el Senado. Son los mismos que se vienen reuniendo en la mesa kirchnerista de Ensenada junto a dirigentes territoriales.

Allí escucharon algo que no les gustó. El nombre de Sergio Massa se puso sobre la mesa como posible candidato del espacio. Este grupo de sindicalistas –Sergio Palazzo, Roberto Baradel, Sonia Alesso, Vanesa Siley, Omar Plaini y Hugo Yasky, entre otros– es el que insiste con la implementación urgente de la suma fija, herramienta que el Ministerio de Economía descarta por considerarla «inflacionaria».

Entonces la vicepresidenta los tranquilizó y lanzó su resonada frase de que no se retirará a ejercer un abuelazgo excluyente de su tarea política. Si bien esas palabras dieron un aire de esperanza a dirigentes que se ilusionan con salir a la calle a militar por una candidata que sienten propia, la vicepresidenta está lejos de encarar una candidatura en un año en el que, según evalúan, Estados Unidos tiene una injerencia mayúscula en la definición del futuro electoral argentino.

Sin embargo, la eventual candidatura de Massa, resistida por algunos sindicalistas de militancia antineoliberal, tiene otro escollo que no lo impone la dirigencia sino la realidad. El lapidario índice del 7,7% de inflación otra vez marcó un ascenso acentuado de los alimentos y bebidas. Tiempo pudo confirmar que desde Economía se preparan dos anuncios: el «rebalanceo del programa con el FMI» y un «super» plan contra la inflación. Massa se encontró este sábado con la titular del organismo, Kristalina Georgieva, en Washington para las «reuniones de primavera», que sostiene año a año el organismo. Y logró el aval para ambos anuncios que tendrán lugar esta semana.

El desconcierto y la pelea por la recomposición de los ingresos de los y las trabajadoras se da al interior del gobierno y se traslada a la pelea electoral. Por eso desde la mesa kirchnerista están preocupados por la falta de un candidato o candidata que represente las demandas de los sectores populares.

Ese es el marco que alimenta el fantasma de que el peronismo pueda quedar afuera de un eventual balotaje, en un posible escenario electoral de tercios.

Una fuente que integra la mesa de Ensenada confió a Tiempo que Cristina evaluó las consecuencias de la decisión de Mauricio Macri, quien se bajó de toda candidatura y perdió el poder de armado electoral del partido que una vez fundó. De hecho Horacio Rodríguez Larreta enfrentó su estrategia electoral. «El que no juega, pierde poder para meter nombres en las listas«, sintetizaron.

Por eso este sábado Yasky, uno de los voceros del grupo de Ensenada, sostuvo que «si la inflación sigue golpeando los bolsillos y vaciando las heladeras hay que tener una política concreta» para dar vuelta la situación. El sindicalista afirmó: «Como central obrera lo vamos a plantear y si hay que pasar de las palabras a los hechos, para dar respuesta a la recomposición del ingreso, lo haremos».

Por lo pronto, en ese escenario adverso en la arena nacional, las fuentes confirmaron el visto bueno de la vicepresidenta a la candidatura de Axel Kicillof en Provincia de Buenos Aires, que tendría chances de resguardar el territorio incluso bajo un escenario de derrota nacional. El vínculo de Kicillof con los intendentes comenzó a aceitarse cada vez más como modo de preparación de un periodo de gobierno bajo asedio desde un eventual gobierno opositor nacional.

Si bien hasta el momento todo son especulaciones –de hecho, el factor sorpresa es marca registrada del kirchnerismo– hay dos datos nuevos que empiezan a despejar la niebla: habrá acto el 25 de mayo y Cristina hablará. Algunos esperan que ese día defina la estrategia electoral. Otros que sea antes. Este lunes, a eso de las siete de la tarde, cuando caiga el atardecer en Ensenada, se empezará a definir. 


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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