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Paro bancario: confirmaron la medida de fuerza para el jueves 23 de febrero

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Tras fracasar la negociación en el Ministerio de Trabajo, la Asociación Bancaria anunció un paro nacional para la próxima semana.

La Asociación Bancaria confirmó la realización de un paro nacional para el próximo jueves 23 de febrero tras no poder llegar a un acuerdo salarial con los empresarios del sector, en el marco de la negociación paritaria de este año y un remanente de 2022. En un comunicado, desde el gremio esgrimieron que la medida es en «defensa del salario» y rechazaron lo que consideran como «postura provocadora de las cámaras empresariales».

“Hemos pedido una compensación que sirva a los trabajadores para que el impacto del Impuesto a las Ganancias sea menor porque terminamos luego arreglando un monto porcentual que no se ve reflejado en el salario”, explicó el titular del sindicato, Sergio Palazzo, en diálogo con el programa Mediodía 990 de Alfredo Casado por la AM 990, luego de que fracasara un acuerdo este mediodía en el Ministerio de Trabajo.

El gremialista bancario, además, contó que le han trasladado este pedido al ministro de Economía, Sergio Massa. «Junto con los otros tres diputados nacionales que provenimos de la Asociación Bancaria, más los otros diputados del Frente Sindical, hemos presentado un proyecto para corregir el tema de ganancias. Él dice que debemos tratarlo en el Congreso, en las extraordinarias no está y nuestra paritaria terminó en diciembre».

Al respecto, Palazzo dijo que «mientras el tema no se trate en el Congreso» desde la Bancaria la posición es que «desde el sector empresario se hagan cargo de este impuesto». En paralelo, hizo hincapié en el margen de ganancia de los empresarios. «En el primer trimestre los bancos ganaron en el orden de los 65 mil millones de pesos, 68 mil millones en el segundo y 196 mil millones en el tercer trimestre. Es decir que hubo una ganancia constante», completó.

De acuerdo con el secretario general de La Bancaria, «por el avance tecnológico» las cámaras empresariales «ya que no tienen tanto edificios que alquiler o vendieron los que eran propios, no tienen tantos servicios que pegar, no tienen tantos gastos de infraestructura, tienen menos costos en las pólizas de seguro porque hay menos accidentes interines y, además, su principal negocio que es la colocación de títulos lo paga Impuestos a las Ganancias».

El comunicado de La Bancaria
A través del comunicado en donde ratificaron la medida, desde la Asociación Bancaria (que tiene alrededor de 65 mil afiliados) indicaron que continúan “sin tener respuestas satisfactorias en la reunión paritaria realizada en el día de la fecha” y acusaron que “irresponsablemente las cámaras empresariales hacen oídos sordos a todos los reclamos y pedidos efectuados”.

Asimismo, el texto del sindicato encabezado por Sergio Palazzo remarcó que “resulta inadmisible que a esta altura los bancos sigan dilatando esta situación, mientras los meses pasan y nuestro sueldo sigue siendo el mismo, se sigue sin resolver el tema del Impuesto a las Ganancias y el poder adquisitivo de nuestro salario es cada vez menor”.

Es que los trabajadores y trabajadoras de las empresas bancarias exigen respuestas a «todos los planteos realizados durante las tres audiencias paritarias que se llevaron a cabo hasta el momento en el ámbito del ministerio de Trabajo». Al mismo tiempo, recordaron que tienen «pendiente la paritaria 2022», mientras que señalaron que «hay que fijar los aumentos correspondientes a este año y solucionar urgentemente el tema del Impuesto a las Ganancias».

En la paritaria del 2022, La Bancaria obtuvo una mejora de 94,1%, un porcentaje apenas por debajo de la inflación anual que alcanzó el 94,8%, tal como expresó el informe del INDEC de diciembre pasado. Es por eso que pretenden compensar esa pérdida para negociar el aumento del 2023.

Actualmente, los salarios de los bancarios están en un básico de $230.725,53, a lo que se suma un reparto de ganancias de $6.689,50. Es decir, un total de $237.393,03. Además, perciben ingresos en concepto de adicionales por títulos secundarios y terciarios, antigüedad, arqueo de caja (tanto en pesos como en moneda extranjera) refrigerio, guardería y zonas desfavorables y el plus por «Día del Bancario» con un bono inicial de $185.500 pesos, según la categoría.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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