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Los gremios ya se plantan contra la reforma laboral que propone Macri: “Ni los milicos ni Alfonsín pudieron con nosotros”

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Por Carlos Galván

En la CGT y la CTA advierten que habrá “resistencia”. Qué cambios de fondo buscaría hacer JxC en un eventual nuevo gobierno.

En la última reunión de la mesa chica de la CGT se habló del entonces inminente lanzamiento del nuevo libro de Mauricio Macri. Ya se habían publicado en los medios algunos extractos del texto. Como, por ejemplo, el anuncio de que en una nueva gestión de Juntos por el Cambio se debía “tener la valentía de terminar de inmediato con legislaciones obsoletas en materia laboral, sindical, previsional y fiscal”.

Pese a que el actual escenario económico y social -y también las encuestas- preanuncian un posible regreso de la coalición opositora al Gobierno en 2023, ninguno de los referentes cegetistas se muestra preocupado con las propuestas del ex presidente.

“Se habló del tema en la reunión, pero muy brevemente. Nadie le dio mayor relevancia“, confía un gremialista

.Carlos Acuña, Luis Barrionuevo, Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez, Juan Carlos Schmid, Roberto Fernández y Omar Maturano. Foto Mario Quinteros.

Carlos Acuña, Luis Barrionuevo, Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez, Juan Carlos Schmid, Roberto Fernández y Omar Maturano. Foto Mario Quinteros.

En las diferentes tribus sindicales coinciden en interpretar que los anuncios de Macri y otros referentes de Juntos por el Cambio directamente “no podrán” implementarse.

“Ni los milicos ni Alfonsín pudieron con nosotros”, se planta Luis Barrionuevo, jefe de los gastronómicos. Y completa: “Esto se arregla dialogando con cada actividad”

Su mirada es compartida por otros dirigentes de la CGT, la CTA K y sindicatos consultados por Clarín.

“No me preocupa lo que dicen Macri ni otros dirigentes de Juntos por el Cambio. Cualquiera que sea presidente en 2023, va a tener que sentarse a negociar“, asegura un miembro de la mesa más chiquita de la central sindical peronista.

En medio de la discusión política en el oficialismo sobre la derogación de las PASO, en la conducción cegetista todavía consideran que el peronismo tiene chances de retener el poder el año que viene, pese a la elevada inflación, la crítica situación social y las peleas internas dentro del Frente de Todos.

“No hay una estrategia de derrota. Todos apostamos a que habrá un milagro que nos permitirá ganar”, asegura un dirigente de la cúpula cegetista.

Quizá esa sea otra de las razones por las que no reine el temor entre los gremialistas por lo que podría suceder en un eventual nuevo gobierno de Juntos por el Cambio.

Igual, en un ejercicio de abstracción a futuro, entre los jefes sindicales no ven que puedan prosperar las reformas que propone Macri.

“Hay mucha inflación y pobreza. No van a estar en condiciones de sumarse un nuevo quilombo. Si lo hicieran, esto explota”, razona el secretario general de un gremio industrial.

“Lo que dice Macri es impracticable, es irse de la realidad. Es soñar con un país que no existe“, suma un jefe cegetista.

Para otro dirigente lo que plantean el líder del PRO y otros dirigentes de Juntos por el Cambio “son solo slogans de campaña”.

Y añade: “En caso de ganar el Gobierno, no podrán implementar lo que dicen. Una reforma laboral implica conflicto. Cualquiera que asuma tendrá quilombo.

En la CTA K hacen un diagnóstico similar al de sus pares de la CGT. “Ojalá no vuelvan a gobernar, pero si lo hacen y quieren implementar lo que están diciendo va a haber muchísima resistencia, una enorme resistencia“, advierte un dirigente de un sindicato alineado con Cristina y Máximo Kirchner.

El kirchnerista Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital, dio un panorama más contundente de lo que eventualmente ocurriría

.Daniel Catalano, jefe de ATE Capital. Foto Rolando Andrade Stracuzzi.

Daniel Catalano, jefe de ATE Capital. Foto Rolando Andrade Stracuzzi.

Consultado por AM 530-Somos Radio sobre la eventual implementación de reformas en 2023, el sindicalista contestó: “En un escenario así, hay que pasar de 14 toneladas a 28 toneladas de piedras“. Fue una referencia directa a las protestas de diciembre de 2017 cuando el Congreso trataba una ley de movilidad jubilatoria.

Reformas​

Más allá de lo que plantea en su libro, Macri sigue enviando señales hacia el sindicalismo. Durante la presentación del lunes en La Rural, el ex presidente se focalizó en Aerolíneas Argentinas.

“Nosotros nos fuimos del Gobierno y el 70% decía que Aerolíneas tenía que ser estatal y hoy eso cae al 40% y va a llegar al cero. Nos vamos a sacar de encima a (Pablo) Biró y todos su compartimientos mafiosos y la plata que nos roba. Vamos a volar. Vamos a estar llenos de aviones otra vez”. Biró no contestó a Clarín.

A diferencia de lo que sostiene el sindicalismo, en el entorno del ex presidente entienden que sí “habrá margen para avanzar” con cambios y reformas

.Mauricio Macri en la presentación de su libro, en La Rural.

Mauricio Macri en la presentación de su libro, en La Rural.

Se habla de eliminar las multas en las indemnizaciones por despidos -“Generan mucha judicialización”, sostienen-, de modernizar los convenios colectivos de trabajo y de una nueva ley de contrato de trabajo, entre otras reformas.

Admiten que seguramente encontrarán fuerte resistencia. Pero advierten: “El que avisa, no traiciona”.

Fuente Clarin


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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