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A días de conocerse la inflación de septiembre, octubre ya anticipa un recalentamiento de precios

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De acuerdo con el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) el IPC habría subido el mes pasado entre el 6,7% y el 6,9%

La inflación de septiembre se ubicaría cerca del 6,9% de acuerdo con estimaciones de los principales consultores del mercado, aunque ya en la primera semana de octubre se anticipa un recalentamiento de los precios piloteado por los alimentos.

Según indica el Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central, que se elabora entre unos 40 consultores y fundaciones, la inflación de septiembre sería de entre el 6,7 y el 6,9%.

Los analistas proyectan que la inflación minorista para el corriente año se ubicará en 100,3% interanual, 5,3 puntos porcentuales superior al pronóstico de la encuesta previa.

Quienes mejor pronosticaron esa variable para el corto plazo, entre las diez principales consultoras esperan en promedio una inflación de 101,5% interanual 2,1 puntos a la encuesta anterior.

Los participantes del REM revisaron las previsiones de inflación para el año próximo y la subieron 6,5 puntos y la estimaron en un 90,5% interanual y para 2024 en 66,8%.

Las proyecciones del aumento de precios minoristas para septiembre la ubican en el 6,7% en promedio, mientras las diez principales consultoras señalaron que llegaría al 6,9%.

El próximo viernes 14 de octubre el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dará a conocer los datos oficiales.

En tanto los alimentos volvieron a presionar el alza general de precios en la primera semana de octubre y dejaron un aporte del 8% para las últimas cuatro semanas, de acuerdo con la medición de la consultora LCG.

En la primera semana del mes en curso, «la suba de precios de los alimentos promedió 2,82%, acelerándose 1,74 punto porcentual respecto la semana anterior», apuntó al respecto la entidad dirigida por Guido Lorenzo, que precisó además que «el índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual de 8% promedio en las últimas 4 semanas y 8% punta a punta en el mismo período»..

Con un 7,4%, los Productos de panificación, cereales y pastas lideraron los incrementos semanales, acompañados por otros cinco rubros que se ubicaron arriba del promedio general del 2,82%: Productos lácteos y huevos (5,9%), Verduras (4,6%), Condimentos y otros productos alimenticios (3,7%), Bebidas e infusiones para consumir en el hogar (3,2%) y Frutas (3%).

En medición mensual, los Productos lácteos y huevos, con el 11,3%, desplazaron al segundo puesto a las Verduras (10,2%), en tanto hubo dos rubros más por encima del promedio general del 8%: Azúcar, miel, dulces y cacao (9,2%) y Aceites (8,5%).

El seguimiento de las mediciones de LCG a lo largo del año dejan en evidencia una aceleración de la inflación en alimentos, ya que en la primera semana de enero lo que en la actualidad se ubica en un 8% era de «apenas» 3%.

Para lo que resta del año y 2023, las perspectivas no son alentadoras, por más que en el proyecto de ley de Presupuesto se plantee una inflación del 60%.

Además de los alimentos, cabe esperar subas en los servicios públicos de gas, energía eléctrica, agua corriente y autotransporte, a los que se deben sumar las alzas en otros rubros que se consolidan entre los de mayores aumentos, como Indumentaria y Hoteles y restaurantes.


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El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

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En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


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