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El sentido, los acuerdos, las intenciones

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Primeros apuntes en los cambios del gabinete nacional, la irrupción de Sergio Maza como figura de relieve en el Poder Ejecutivo ¿Cómo comprender la nueva configuración en el Frente de Todos?

Por Gabriel Fernández *

El área económica del gobierno argentino está en plena reconfiguración.  El titular de la Cámara de Diputados Sergio Massa fue designado como ministro de Economía con vasta influencia y Silvina Batakis, nueva presidenta del Banco Nación. Marcó del Pont releva a Gustavo Béliz y su lugar en la AFIP lo aborda Carlos Castagneto. Daniel Scioli vuelve a la embajada argentina en Brasil y Julián Domínguez queda fuera de la cartera de Agricultura, Ganadería y Pesca.

La decisión, suscripta por  el presidente Alberto Fernández, llegó tras varios días de intensa campaña dual: si por un lado los medios se anticiparon a la designación hasta hacerla sentir como lógica y natural para la opinión pese a la reciente designación de Batakis, por otro se sucedieron pronunciamientos públicos de referentes y gobernadores en favor de la misma, ofreciendo sensación de consenso interno en el Frente de Todos. No está claro que sea así. De hecho, Massa ha sido uno de los miembros de esa coalición más resistidos por espacios militantes que evocan su ruptura con el Frente para la Victoria.

El asunto es complejo, más de lo que se informa. Arrancamos con una aclaración franca: a este periodista no le sienta bien Massa. Su participación como acompañante del ex presidente Mauricio Macri en la reunión internacional de Davos brindó un perfil inadecuado para quien pretende ubicarse como un relevante dirigente popular. Sensaciones equivalentes originó al recorrer  distintas instancias televisivas, cuando se pronunció en contra de las razonables objeciones de los espacios peronistas –en especial el kirchnerismo- sobre el funcionamiento irregular del Poder Judicial.

Sin embargo, al narrar a lo largo de la tarde de este jueves 28 la información que se iba concatenando, la reacción de numerosísimos adeptos a la amplia vertiente encabezada por la vicepresidenta resultó curiosa. En lugar de admitir el comportamiento de los protagonistas, se encabritaron con la noticia en sí misma y con quienes daban cuenta  del evidente aval que la resolución tuvo por parte de Cristina Fernández de Kirchner. Y sin embargo, los datos se encuentran a disposición de todos.

El primero en apoyar fue Hugo Yasky, de la CTA. Diputado nacional en el bloque del Frente de Todos y de ostensible filiación. Yasky dijo que la incorporación de Massa “le va a dar volumen político al Gabinete. Lo he visto al frente de la Cámara, siempre se ha movido bien nadie lo puede negar la destreza política y su capacidad de generar y tomar la iniciativa en escenarios difíciles. Le va a dar fuerza al Gabinete y es una de las tres figuras que lideran el FdT y ese es un valor agregado”. Tras la designación, surgió el respaldo de la Confederación General del Trabajo (CGT).

Desde hace tiempo Sergio Massa es funcional a las acciones de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. No es una articulación secreta: el tándem elaborado con Máximo Kirchner desde la Cámara de Diputados operó exitosamente por dos años y se proyectó más allá del Congreso. En simultáneo, los vínculos de CFK con un sector muy poderoso del empresariado, se fueron desarrollando en profundidad durante el mismo tramo. Esto lo adelantó BAE Negocios, nobleza obliga, hace unos seis meses.

En los últimos días el clamoreo en beneficio de la presencia del dirigente del Frente Renovador en el gabinete tuvo como protagonistas a gobernadores y referentes variados, muchos de ellos alineados indirectamente en el kirchnerismo. La ex presidenta, para dar este paso, debe confiar en que ese espacio empresarial concentrado realizará su escueto pero nada desdeñable aporte: freno a la región política de la inflación, liquidación de divisas en tiempo y forma, mejores aportes tributarios de los bancos con ultraganancia. Seguramente eso estuvo en la mesa de negociación las semanas recientes.

Al arribar Massa a un super ministerio, lo hace con una economía en marcha, con PBI creciente, una mejora en el nivel de empleo y fuertes desigualdades sociales. Horas antes de su designación se subieron las tasas de interés para contentar a un sector de los respaldos empinados, poco después de haber diseñado una satisfacción para productores agropecuarios siempre dispuestos a buscar la diferencia. Es probable entonces que la asistencia se direccione sobre zonas muy castigadas y que se mantenga la concepción de sostener paritarias sin techo para que el movimiento obrero recomponga y, políticamente, apoye.

La intención de Cristina, en este caso compartida por un Alberto Fernández adecuado a las circunstancias, sería lograr una desaceleración inflacionaria sobre fines del año en curso para arrancar un 2023 con relativa tranquilidad. Ambos saben que el acuerdo con el FMI es manejable a través de la reorientación presupuestaria y que varias definiciones pueden pasar para más adelante. Si todo marcha bien, quedarán bien plantados con vistas a los comicios venideros; de no ser así, alguno se desmarcará. Veremos cómo. Todo esto es posible porque el primer tramo, encabezado parcialmente por Martin Guzmán, resultó ordenado y sus números básicos, satisfactorios. Nadie lo admitirá, pero aquí podemos decirlo pues ¿qué importa?

La incidencia de un eventual nuevo ministro abarca Economía, Desarrollo Productivo, Agricultura, Banco Central de la República Argentina, AFIP y el vínculo con el organismo multilateral de crédito. Para eso Massa propuso en las últimas horas cuatro o cinco nombres de su confianza. Esos nombres han sido analizados por el presidente y la vicepresidenta. Es sensato suponer que entre ambos delinearán los ejes de la gestión que lleve adelante el hombre del Tigre.

Todo puede modificarse en medio de la vorágine pero este trazo puede servir para conocer algunos aspectos de importancia.


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Mondino y su brutalidad: «Los chinos son todos iguales»

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La ministra de Relaciones Exteriores exhibió su intelecto en la cumbre de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que se celebra en París. Allí confesó que no puede distinguir las profesiones de los orientales porque, para ella, tienen el mismo aspecto físico. Lo hizo después de mantener una gira justamente por China, con la intención de negociar el swap con el gigante asiático.

La canciller Diana Mondino se refirió este jueves a la base china en la Argentina. Lo hizo al ser consultada por la presencia de militares del gigante asiático. Mondino respondio con total brutalidad: dijo que no se pudo identificar si participan civiles o militares porque «son todos chinos, son todos iguales».

La cuestión hace al realineamiento argentino con los Estados Unidos. Javier Milei quiere emular las relaciones carnales que mantuvo Carlos Menem en los años 90. Es por eso mismo que, desde hace semanas, el Gobierno nacional amaña todo lo referido a la base científica que nuestro país comparte con China en Neuquén, al punto de mandar una delegación a investigar si se haya algo oculto, pese a que el gigante asiático comparte todos los resultados de las investigaciones con los organismos nacionales.

En ese contexto, Mondino aseguró este jueves que «los chinos son todos iguales», al señalar que no habían identificado a personal militar en la base espacial de ese país en Neuquén. «Los que fueron de investigación no identificaron que hubiera personal militar. Son chinos, son todos iguales», indicó la ministra de Relaciones Exteriores en declaraciones a Clarín.

La frase surgió ante una pregunta sobre si se había identificado personal militar en la base ubicada en la Patagonia argentina, en la que puso especial atención el gobierno de los Estados Unidos y fue tema de conversación con la generala del Comando Sur, Laura Richardson, a principios de abril.

«Ya se han hecho inspecciones en la Estación Espacial China y la Europea. Fue el mismo equipo a ambas y en la misma semana, esos equipos no percibieron nada raro», explicó Mondino.

Pato criollo

No es la primera vez que Mondino no logra ocultar su brutalidad. Semanas atrás, sentada en la mesa de Mirta Legrand, la canciller contó -con una sonrisa de dientes perfectos- por qué para ella es absurdo que los jubilados tengan acceso a un crédito: “Por definición todos algún día nos vamos a morir y si sos un jubilado de determinada edad casi seguro que te vas a morir”. Su argumento corrobora el ABC del gobierno libertario de monetizar la vida al máximo y que eso sea por definición el criterio de lo que sirve y lo que no, según cómo se venda o cómo se pueda pagar.

Pero se acumulan los casos. Por ejemplo cuando pidió que fogoneó a los trolls para que tengan más comentarios una respuesta que el tuit original de Andrés Manuel López Obrador. Ocurrió cuando el presidente mexicano denominó ignorante a Milei y una de las cuentas de las que suele tener interacción con el mandatario argentino (@usdtermo) desafió a que una foto de Milei iba a tener «más me gusta». En vez de apaciguar las aguas, esto publicó Mondino.

Y en el repaso también se pueden citar la vez que dejó un manto de sospecha -sin ninguna prueba- de supuestos «infiltrados» que iban a desestabilizar al presidente Javier Milei en su discurso de apertura en el Congreso o la vez que ni siquiera se puso colorada al apuntar contra Natalia Zaracho porque la diputada y cartonera -que nació en un contexto de vulnerabilidad social- no terminó el secundario.

Malvinas

La cuestión Malvinas merece un párrafo aparte. Suelta de lengua, Mondino dijo que las quejas formales del país contra Inglaterra son, apenas, «cartitas», y que si se tiene que enfrentar con su par inglés en lo relativo a Malvinas, lo mejor es hacerlo con sus «chicanas tuiteras». 

Lo hizo en una entrevista televisiva Ante la consulta de una periodista sobre las acciones de la Cancillería ante el viaje de David Cameron -ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido- a las Malvinas, la canciller dijo que «no había muchas opciones» porque «no pasan por territorio argentino para ir». «¿Qué le vamos a hacer, con un misil bajar el avión», comentó, con acento e intento de humor cordobés.

Cuando la repregunta estuvo orientada a por qué no hubo una queja formal del Estado nacional, Mondino adelantó su reflexión. «A un inglés reírse con el idioma inglés, le duele mucho más que una de las tantas cartitas que Argentina continuamente ha enviado», opinó y consideró que su chicana -había posteado, en Twitter, que le agradecía a Cameron su visita a la Argentina-, «le duele mucho más que otra cartitas más».

Hasta ahora se desconoce si alguno de los asesores con los que cuenta la ministra le soplaron al oído que ni el primer ministro de Inglaterra ni siquiera su canciller la siguen en la red favorita de los ultraderechistas. Es decir, quizás ni acusaron recibo de la «chicana». 

Antes de París, Pekín

Las últimas declaraciones de Mondino llegaron desde París, donde participa de un encuentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pero la canciller no llegó a Francia desde Buenos Aires sino, justamente, había pasado semanas en la capital china donde se se reunió con el canciller Wang Yi.

El motivo de la gira giraba en torno a recomponer las relaciones tras las provocaciones del Gobierno nacional, que iban desde las acusaciones del presidente (augurando que no iba a mantener relaciones con «comunistas) y de las fotos de la propia canciller con diplomáticos de Taiwán, un tópico sensible para la geopolítica del gigante asiático. Pero, sobre todo, estuvo marcado por la necesidad de que el Gobierno chino renegocie el pago del swap para no generar un sismo en las reservas monetarias argentinas.

La pelota ahora quedó en Pekin. Habrá que ver si toman estas últimas declaraciones como un mero comentario al paso o si resuelven tomar medidas drásticas, por ejemplo, revisar el historial de créditos y exigirle al país el pago efectivo e inmediato de los mismos: se podrían amparar que, para ellos, las deudas «son todas iguales».


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