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El líder de la UOM denunció que «hay sectores que quieren desestabilizar» al Gobierno

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El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica también destacó el «crecimiento económico y la generación de empleo» de los últimos dos años 

POR MARCELO CENA

El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán, denunció este domingo que «hay sectores formadores de precios monopolizados de la alimentación y de otras industrias» que procuran «desestabilizar» al Gobierno con «corridas financieras y suba de precios».

Además, destacó el «crecimiento económico y la generación de empleo» de los últimos años y adelantó que su organización sindical «será un faro para la unidad del movimiento obrero».

Exsecretario general de la UOM-Zárate-Campana y exdiputado nacional por el Frente de Todos (FdT), Furlán, de 62 años, comenzó a trabajar en la empresa de aceros Siderca, propiedad del grupo Techint. El 22 de marzo, Furlán desplazó de la conducción del gremio -con el apoyo de la mayoría de las 54 seccionales- a Antonio «El Tano» Caló, quien estuvo 18 años al frente del poderoso sindicato industrial.

En una entrevista con Télam, apuntó además a la oposición y dijo que «el Gobierno de Juntos por el Cambio empeoró la situación de los trabajadores, la situación de la industria y la situación económica y social».

-Furlán, ¿cómo ve la situación del país?

-La situación de Argentina es muy compleja. No se puede emitir una opinión sin antes mirar cómo llegamos a esta situación de hoy. Acá claramente hay una situación que heredó este Gobierno del anterior que condicionó de manera determinante la económía del país, por el endeudamiento que se hizo. Además nadie tenía en mente que, al inicio de este mandato, nos íbamos a encontrar con una pandemia que hizo retrotraer a la economía del mundo, a la producción y que generó muchas dificultades como para dar inicio a la gestión. Por estos meses también la guerra (entre Rusia y Ucrania) es determinante en los países subdesarrollados como el nuestro porque lo bélico afecta a todo el mundo.

-¿Y como ve el día a día en la economía?

-Lo que vemos es que la economía se ha recuperado el año pasado un 10%. Este año viene en crecimiento, ojalá no tengamos que detener ese crecimiento por los problemas de las divisas que tiene hoy la Argentina. En las fábricas hay más producción y más mano de obra; lo que tenemos es un claro problema de distribución de la riqueza. Al crecimiento que tiene el país le falta concretar la puja distributiva y en esa puja distributiva hoy los trabajadores corremos en desventaja y es ahí donde el Gobierno debe prestar mucha atención, para no tener una mirada neutral sino tener una postura que acompañe a los trabajadores para que mejoren sus ingresos.

-¿Podrá el Presidente y sus políticas revertir el delicado actual panorama?.

-Ojalá que pueda. Nosotros, desde nuestra organización, auspiciamos que al Presidente le vaya bien; si a Alberto le va bien, seguramente a los trabajadores y al país le va a ir mejor. Si a Alberto le va mal, a los trabajadores y al país les irá mal.

-¿Se puede contar en algo con esta oposición política?.

-Con esta oposición que supo estar en el Gobierno y no resolvió absolutamente nada de los problemas argentinos, no creo que con ellos se pueda avanzar en algo. Es más, lo que fue el Gobierno de Juntos por el Cambio empeoró la situación de los trabajadores, empeoró la situación de la industria, empeoró la situación económica y social. Hay que decir que de todos los índices que la Argentina tenía en 2015 y que ellos prometieron resolver, no resolvieron uno. Ni uno. Los empeoraron. Esto hay que dejarlo bien en claro.

-¿Observa entonces una situación hipócrita de quienes hoy vuelven a presentarse como salvadores de la Patria?

-En la Argentina es muy fácil olvidarse de las cosas que hacen los gobiernos; consumimos tanta información en el día a día, que nos olvidamos de las cosas que ocurrieron y de lo que dijeron hace seis años. Pero a mi entender, los trabajadores recuerdan cómo les fue con el Gobierno anterior, con el macrismo.

-¿Cuáles son los objetivos de Furlán al frente de la UOM para los próximos cuatro años?.

-La UOM tiene una historia muy rica y esa historia no solo tiene que ver con la defensa de los derechos de los trabajadores. La Unión Obrera Metalúrgica supo tener un rol protagónico, central; no solamente en la construcción de la unidad del movimiento obrero argentino, sino también en la discusión de un modelo de país. Y nosotros en nuestra gestión tenemos como banderas recuperar ese rol protagónico. Nos lo demanda nuestra propia historia, para que la UOM recupere ese rol. La UOM tiene que ser un faro para la unidad del movimiento obrero, pero también para exigir que el movimiento obrero cumpla un rol protagónico en la discusión del modelo de país que queremos. Ese modelo de país tiene que tener bases sólidas de la inversión, el desarrollo, la producción y el trabajo digno.

-¿Y más unidad?.

-Nosotros queremos discutir con todos ese país mirando a los próximos 50 años. Y lo queremos discutir con nuestros compañeros del movimiento obrero. Porque entendemos que la unidad va a ser posible sostenerla en el tiempo si somos capaces de compartir entre todos el modelo de Argentina que contenga a todas las expresiones del movimiento obrero y que defienda al país más allá de los proyectos políticos. Y esto va para la oposición, pero también va para los propios, para los gobiernos que nos toca votar en coincidencia ideológica.

-¿Cómo ve la marcha de la CGT del 17 de agosto?

-La marcha es una necesidad de los trabajadores. El movimiento obrero no puede estar mirando para el costado cuando están ocurriendo cosas graves en la Argentina. Acá hay un proceso inflacionario que deteriora el poder adquisitivo del salario y no hay paritaria que pueda resolver porque siempre vamos atrás de lo inflacionario. Entonces el movimiento obrero tiene la necesidad de expresarse para resistir y repudiar a los responsables de la remarcación escandalosa que está haciendo un sector del poder económico del país.

-Las corridas con el dólar ilegal, los precios, parte de la justicia, el poder de la prensa hegemónica…¿cree que quieren desestabilizar al Presidente y al Gobierno?

-Creo que sí. Yo estoy convencido de que acá hay sectores de poder que quieren desestabilizar al Gobierno, que quieren someter al Gobierno a un ajuste, lo que para nosotros es algo impensado en un contexto donde la Argentina tiene más de un 40% de pobres.

-¿Quiénes están detrás de esas intentonas?

-Eso no es muy difícil, acá hay sectores formadores de precios monopolizados de la alimentación o de otras industrias que hoy presionan para una devaluación. Esto lo vemos todos los días; todos los días presionan para una devaluación y nosotros debemos manifestarnos en contra de esos sectores, tenemos que salir a repudiar a esos sectores. No se puede convalidar que haya un sector minoritario que por el solo hecho de manejar el poder en la Argentina someta a las grandes mayorías populares.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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