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Planean incluir el dictado de Computación en el programa de clases desde el nivel inicial en 2023

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La iniciativa forma parte de un plan de Ciencia y Tecnología que impulsará el Gobierno en busca de fomentar la vocación científica entre los alumnos.

El Gobierno planea incluir el dictado obligatorio de Computación en el programa de clases en las escuelas desde el nivel inicial en 2023, en el marco de un plan nacional para reforzar los contenidos curriculares vinculados a la ciencia y la tecnología en los colegios.

La iniciativa también apuntará a fomentar vocaciones científicas entre los alumnos y capacitar a profesores en el dictado de Ciencias de la Computación en los próximos dos años, según se informó a la prensa.
Entre las actuales deficiencias en la enseñanza de ciencias, el Ministerio de Educación de la Nación resaltó el escaso número de investigadores por habitante en la Argentina y el bajo rendimiento de los estudiantes en exámenes nacionales e internacionales.

El plan de Ciencia y Tecnología plantea la obligatoriedad del dictado de Computación en 2023 -no Programación- desde el nivel inicial y la revisión de los Núcleos de Aprendizaje Prioritario (NAP) y cargas horarias en ciencias naturales.

El proyecto a mediano y largo plazo para los tres niveles educativos obligatorios impulsará la experimentación en la escuela primaria y secundaria a través de nuevos laboratorios y entrega de kits a 1.000 colegios en 2021.

También estipula la creación de espacios «dentro y fuera de la escuela de experimentación, capacitación y discusión 4.0 orientados, a las economías regionales y para las familias también», según se informó oficialmente.

Asimismo, Diego Golombek, doctor en biología y director del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), destacó que el plan pondrá el foco «en la formación docente continua», al sostener que «existe una heterogeneidad en la capacitación docente y un divorcio entre la transmisión de la ciencia y la enseñanza en el aula».

«En la escuela, en el aula de ciencias, el desempeño de los alumnos no es bueno, es malo en evaluaciones nacionales e internacionales en ciencias, hay una pobre alfabetización científica en la población general, heterogeneidad en la formación docente en la temática, y un divorcio entre la ciencia y la enseñanza en el aula», objetó Golombek, para remarcar que en el colegio «la ciencia está en otra parte, falta de vocación científica».

El conductor del INET consultado por NA por el bajo número de inscriptos y graduados en carreras científicas en la Argentina, a pesar de los intentos en la década de 1990 de revisar los contenidos de asignaturas de ciencias y del plan del Gobierno de 2008 para fomentar las vocaciones científicas, sostuvo que en el marco de este debate «el eje no serán los contenidos, sino el cambio en la forma de pensar la ciencia».

«Diagnósticos hay muchos, pero hablar de cómo se construye el pensamiento científico, cómo llevar el conocimiento al aula y cómo involucrar más a la comunidad científica serán parte de la discusión», sostuvo el funcionario.

Para la revisión de los NAP en ciencias naturales, el Ministerio de Educación nacional abrirá un debate con representantes del Consejo Federal de Educación, el Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD), sindicatos de docentes, universidades y organismos educativos.

Roberto Salvarezza, ministro de Ciencia e Innovación Tecnológica de la Nación, remarcó que el plan promoverá «despertar vocaciones científicas, ya que se ha visto a los científicos como algo que sobra en el país».

«Argentina tiene tres investigadores por 1.000 habitantes económicamente activos; Israel cuenta con 14 científicos por 1.000 habitantes; Corea, entre 10 y 14; Alemania, entre ocho y 10», dijo, al describir el bajo número de investigadores argentinos.

El Gobierno proyecta una inversión de 1.400 millones para el equipamiento de las instituciones educativas con kits de ciencia y tecnología, y de más de 6.000 millones de pesos para 2022 y 2023 para el desarrollo de este programa nacional.


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Divide y reinarás: El Gobierno aumenta el presupuesto solo para la Universidad de Buenos Aires

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Incrementará un 300 por ciento los recursos destinados a los gastos de funcionamiento. El Consejo Superior de la UBA afirmó que esto permite una previsibilidad, pero alertó sobre la situación salarial, que aún no está resuelta. El vicerrector Emiliano Yacobitti aseguró que seguirán reclamando por el resto de las casas de estudio.

Werner Pertot

Por Werner Pertot

La Universidad de Buenos Aires (UBA) decidió levantar la emergencia presupuestaria, tras alcanzar un acuerdo con el gobierno de Javier Milei por los gastos de funcionamiento, que recibirán una suba del 270 por ciento, y de sus hospitales, cuyo incrementp será cercano al 300 por ciento. En un comunicado, el Consejo Superior de la UBA afirmó que esto permite una previsibilidad, pero alertó sobre la situación salarial, que aún no está resuelta. Tampoco la inversión en ciencia y las obras que están paradas. En tanto otras 60 universidades continúan con el reclamo que llevó a la marcha universitaria y que no fue respondido. El vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, advirtió que seguirán reclamando por el resto de las casas de estudio. Las otras universidades indicaron que el aumento solo a la UBA «resulta inadmisible y provocador«. «No aceptaremos que existan estudiantes de primera y de segunda«, lanzaron. El Gobierno quedó a tiro de una cautelar.

Desde el comienzo de las negociaciones con las universidades y, sobre todo, en las reuniones posteriores a la marcha universitaria que resultó masiva en todo el país (algunas estimaciones llegaban al millón de personas), el Gobierno buscó dividir a la UBA del resto de las instituciones. De hecho, tuvieron una atención especial con el rector Ricardo Gelpi, a quien la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello, recibió un día antes que al resto. En los encuentros con todos los rectores, el Gobierno escuchó, pero no hubo avances reales en destrabar fondos. De hecho, en una exposición ante el Congreso, el secretario de Educación, Carlos Torrendell, no pudo dar precisiones sobre cómo se resolverá el conflicto universitario.

A partir de ahí, lo público se separa de las negociaciones a puertas cerradas. Con la UBA particularmente, el encargado de las negociaciones, que pasó a ser Torrendell, tuvo tres reuniones más. Estuvo presente también el secretario de Políticas Universitarias, Alejandro Alvarez, aunque moderó sus modales. Allí, las autoridades de la UBA insistieron con el planteo de actualizar lo presupuestario y tuvieron varias discusiones, avances y retrocesos. Finalmente, desde el Gobierno nacional aceptaron aumentar aquellas partidas sin las cuales directamente se iba a un cierre de la UBA: el funcionamiento básico (la luz, etc) y el presupuesto para los hospitales. Según confirmaron a este diario, no solo acordaron sino que ya empezaron a pagar.

En el caso de la UBA, los gastos de funcionamiento representan el 14 por ciento de los gastos totales (porque allí hay que contemplar también los seis hospitales; en otras universidades es la mitad de ese porcentaje). «Si ellos no garantizaban ni el presupuesto mínimo para prender las luces, teníamos que cerrar», insistieron desde el rectorado a este diario.

Sigue la discusión

No obstante, en el comunicado que emitió el Consejo Superior de la UBA para anunciar que levantaba la emergencia universitaria, dejaron en claro que sigue la discusión por ese otro 86 por ciento del gasto sobre el que no hubo acuerdo (principalmente, son los salarios docentes y no docentes). Lo que recibieron fue una actualización de los gastos de funcionamiento del 270 por ciento interanual y del 300 por ciento para los hospitales universitarios y aquellas funciones de la universidad vinculados al área asistencial. Se trata de 26.016.488.265 pesos que el Gobierno les comenzó a transferir con destino a afrontar los Gastos de Funcionamiento y otros 35.436.785.336 de pesos para sostener los niveles de atención de la salud.

“Las sumas indicadas, si bien se encuentran por debajo del presupuesto óptimo para el funcionamiento pleno de la Universidad, posibilitan una programación presupuestaria, imposible hasta el momento”, señaló la UBA, que también destacó que continúa el “estado de alerta y profunda preocupación” por la actualización salarial como también otras partidas “particularmente aquellas vinculadas a las áreas de Ciencia y Tecnología, Extensión Universitaria y a los Programas de infraestructura universitaria”. Es decir, las obras que están paradas, algunas de las cuales ya estaban en curso.

En materia salarial, no hubo acuerdo con el Frente Sindical de las Universidades: la propuesta del Gobierno, ante una inflación acumulada superior al 70 por ciento, fue: 16 por ciento en febrero, 12 por ciento para marzo y 8 por ciento para abril. Es decir, un 36 por ciento. Los números solos indican por qué están muy lejos de un acuerdo con los gremios. Desde el Consejo Superior de la UBA advirtieron que este acuerdo debería llegar urgente y también se mostraron a favor de que el Congreso sancione una Ley de Financiamiento Universitario que establezca un criterio de actualización para el presupuesto universitario, para que no se repita lo de este año.

Tras el acuerdo, Yacobitti escribió en su cuenta de Twitter: «Gracias a que la sociedad se expresó con contundencia en defensa de las universidades públicas, el gobierno actualizó los gastos de funcionamiento de la UBA (aprox. 300%) para que no tenga que cerrar. Es un triunfo de todos los que apostamos a la educación para un mejor futuro». Luego aclaró: «Vamos a seguir reclamando por los salarios docentes y no docentes que perdieron más de un tercio de su capacidad económica en 4 meses, por los recursos para CyT y las obras de mantenimiento de los edificios y laboratorios».

Y luego volvió a aclarar: «También es importante que esta corrección sea para todo el sistema y no solo para la UBA. Sentarnos a discutir un presupuesto para el 2025 que contemple los reajustes». Esto último quizás tenga que ver con la reacción del resto de las universidades, que tronaron apenas se conoció la noticia.

«Universidades de segunda»

Todas las universidades vienen funcionando con un presupuesto que se votó a fines de 2022 y que, insisten, es insuficiente para llegar no ya a fin de este año, sino a mitad de año en algunos casos. Por lo tanto, apenas se conoció el aumento para la UBA, las otras 60 casas de estudio pusieron el grito en el cielo y hablaron de una “discriminación federal injusta” de parte del Gobierno.

Hubo una reunión de emergencia del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para tratar el tema. «Estamos en plena discusión viendo si nos dan lo mismo a todos. Si no, habrá problemas”, señaló antes de ingresar a la reunión Víctor Moriñigo, rector de la Universidad Nacional de San Luis y actual presidente del CIN.

El CIN emitió luego un comunicado que dejó en claro como estaban los ánimos: «Resulta inadmisible y provocador que se reconozca solo para una universidad y no para la totalidad del sistema que reúne a un conjunto de 60 universidades a lo largo y a lo ancho de todo el país, que representan a dos millones de estudiantes de las universidades argentinas. No aceptaremos que existan estudiantes de primera y de segunda«, remarcaron los rectores en un comunicado del CIN.

«Rechazamos cualquier metodología que promueva la división entre universidades y dentro de las universidades. No convalidaremos ningún intento de división, ni priorizaremos nunca ningún atajo. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) no resigna lo que cree. No es solo un problema de recursos, es también de principios», le advirtieron al Gobierno.

Por otro lado, advirtieron que el Gobierno reconoció con ese pago que tienen razón y que «hay plata». Según pudo saber este diario, todavía no harán una presentación judicial, sino que esperarán una respuesta del Gobierno, pero la disparidad de criterios pone a la administración nacional a tiro de una cautelar. En el comunicado indicaron que esa transferencia a la UBA «implica el reconocimiento por parte del gobierno nacional de uno de los aspectos del problema -y su grave magnitud- que todo el sistema universitario viene planteando desde enero de este año. Por lo tanto, habiendo el gobierno confirmado con sus actos que los recursos están, exigimos inmediatamente una resolución que garantice un incremento igual al otorgado a la Universidad de Buenos Aires para todas las universidades públicas de la Nación.

«Con la misma urgencia, seguiremos bregando por paritarias para las y los trabajadores de las universidades que recompongan la pérdida del poder adquisitivo del salario, por el sostenimiento y el fortalecimiento del sistema científico y tecnológico, por la actualización del monto destinado a becas estudiantiles y por la recuperación de las obras de infraestructura hoy paralizadas», concluyeron.


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