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Docentes universitarios aceptaron una suba del 41% por nueve meses, con cláusula de revisión en septiembre

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La mejora será del 13% en marzo -retroactivo al 1° de ese mes-, de 12% en junio, de 6% en agosto y de 10% en septiembre próximo. Suman 150 mil los profesores universitarios.

Las federaciones de docentes universitarios de las 55 casas de altos estudios públicas del país aceptaron un 41% de aumento salarial en cuatro tramos hasta septiembre próximo, con cláusula de revisión por inflación.

Acordaron también la suba del fondo nacional de incentivo, FONID, del 38% retroactivo al 1° de marzo, en el marco de la paritaria 2022 del sector que tuvo lugar en el ministerio de Educación nacional.

Asimismo, los profesores universitarios agrupados en Fedun, Conadu, Fagdut (regionales de la UTN), CTERA y UDA, avalaron la suba de tres puntos del cierre de la negociación salarial 2021, que llevará el aumento al 53%, a fin de recuperar el poder adquisitivo de los 150 mil docentes de las casas de altos estudios en lo que fue una inflación del 50,9%.

Así, el salario pasará 24.691 a 30.864 pesos para los profesores con dedicación simple; de $49.383 a $61.728 para los semi-exclusivos y de $98.765 a $123.456 para aquellos de dedicación exclusiva, se informó oficialmente.

El secretario general de los profesores universitarios de Fedun, Daniel Ricci, en diálogo con NA afirmó que los docentes lograron «ganarle a la inflación del año pasado y este año, con las cláusulas de revisión y el 41% por nueve meses, la expectativa es que al menos empatemos o vayamos ganando algunos puntos a la inflación».

La conducción de Conadu Histórica, con un alto número de afiliados en universidades nacionales del país, fue la única que rechazó el ofrecimiento paritario 2022 y al respecto la secretaria Adjunta, Claudia Baigorria, explicó a Noticias Argentinas que el mandato del congreso sindical calificó de «insuficiente» la oferta «dado que quedaban unos puntos por debajo de la paritaria nacional de maestros».

«El primer tramo del aumento es del 13% para los universitarios y a CTERA le ofrecieron el 20% en la primera cuota», apuntó. Baigorria objetó asimismo que el Ministerio de Educación a cargo de Jaime Perczyk «le mantuvo el pago del bono por
conectividad a los maestros mientras que a los profesores universitarios no los quitó».

El acta firmada por las agremiaciones docentes universitarias para 2022 consta de un aumento en cuatro tramos: 13% en marzo, 12% en junio, 6% en agosto, 10% en septiembre, todo sobre el salario consolidado en marzo.

Incluye además, a pedido de los dirigentes una cláusula de monitoreo permanente, reunión de revisión y reapertura de la paritaria en septiembre 2022. Asimismo, se mantienen los programas de jerarquización, docentes ad honorem y contratados y el pago del FONID para niveles preuniversitarios tendrá un incremento del 38%, lo que elevará de 2.830 pesos a 3.907 pesos a partir del 1° de marzo.

El secretario general de FAGDUT, Norberto Heyaca, destacó que «de las 31 regionales de la Universidad Tecnológica Nacional en el
país, sólo el 20% se opuso a la aceptación de la oferta» ministerial.

«Conseguimos mejoras respecto a la primera oferta del Gobierno y creemos que esta propuesta nos permite a los docentes recuperar poder adquisitivo», sostuvo.

En el marco paritario se constituyó una comisión de seguimiento permanente del salario contra la inflación y se acordó mantener el cumplimiento efectivo de otros puntos, entre ellos, las rentas para los docentes ad honorem, el pasaje de ayudantes de primera a jefe de trabajos prácticos, y el presupuesto para capacitación


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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