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El Covid-19 se ensañó con los niños argentinos: los volvió más pobres

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Más de siete millones de personas cayeron en la miseria luego de tres años de crisis económica y 16 meses de pandemia: los niños, los primeros. el 65% de los sumergidos son menores, en especial de las villas.

Según los datos oficiales publicados el último trimestre de 2020 por el INDEC, el 63% de las niñas, niños y adolescentes (NNyA) en Argentina residen en hogares pobres.

Suman 7 millones en edades entre 0 y 14 años que viven en la pobreza, con al menos uno de sus derechos fundamentales vulnerados, en términos de acceso a la alimentación, la salud, la educación y la vivienda digna, entre otros.

El corresponsal en Buenos Aires de RFI, Théo Conscience, lo describió de este modo:

«Unos niños van corriendo detrás de los perros callejeros, entre los escombros y las carpas improvisadas. Con una sonrisa triste, Noelia mantiene un ojo sobre su hija: “Ella es mi hija, se llama Melina”. Ella y un centenar de madres solteras con 175 niños ocupan este predio de la Villa 31, porque no pueden pagar un alquiler en este barrio pobre de Buenos Aires.

Lluvia y frío

Prosigue la crónica:

“Ya es casi un mes que estamos con nuestros niños acá, bajo la lluvia, el frío, ante los mosquitos, los insectos, ante estos fríos de cero grados como ayer a la noche, nuestras narices congeladas ahí durmiendo…”, cuenta Noelia.

En el suelo permanecen desechos y escombros. Con escobas y palas, unas madres tratan de limpiar lo que hace poco era un basural.

La cara ojerosa, Andrea indica la carpa en la cual duerme con sus tres hijas. “Es muy triste ver a los chicos acá en estas condiciones porque están sin luz, sin agua, sin baño. Sólo estamos abajo de una carpa. O sea que estamos sin nada”, describe.

Estas familias duermen sobre colchones húmedos apoyados en el suelo, en pleno invierno austral. Con la pandemia, perdieron los trabajos informales que les permitían subsistir.

Dependen de las organizaciones sociales para comer, se lamenta Alicia, de 29 años: “Comemos lo que nos traen, vivimos con lo que podemos… Hay días que te traen comida, hay días que no traen”.

Amenazas de desalojo

Su relato continúa así:

«Además, estas familias viven temiendo un desalojo en cualquier momento. La Ciudad, a quien pertenece el predio, se niega a negociar y encontrarles una vivienda digna, como lo explica Mónica Zarate, del Movimiento Popular la Dignidad: “La única respuesta del gobierno, en vez de una mesa de diálogo, fue la policía. Hoy amanecimos con dos topadoras y camiones de policía”.

El Gobierno de la Ciudad justifica esta amenaza de desalojo por el proyecto de construcción de una escuela. Para Andrea, es una falsa excusa, teniendo en cuenta que los niños ya están escolarizados en el barrio.

“¿Por qué tantas escuelas, si los chicos no tienen dónde vivir? Primero, tendría que ser una casa, y después las escuelas, obviamente para su futuro. Pero sin una vivienda, me parece que tampoco hay futuro”, denuncia.

Lamentablemente, esta situación de extrema precariedad es frecuente en Argentina. En el Gran Buenos Aires, se estima que de cuatro chicos que se sientan en una mesa, sólo uno come todos los días».

El artículo que salió en el medio francés se complementa con los números que dio a conocer en informes socioambientales la fundación Haciendo Camino: 40% de los niños y niñas sufren desnutrición, 54% vive en condiciones de hacinamiento, 43% de los hogares no consume agua potable, 67% de los hogares presenta materiales precarios en su vivienda, 32% de los hogares no tienen sistema de conservación de alimentos, 62% de las familias no tienen controles médicos al día, 29% sufre inseguridad alimentaria.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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